Bush diseña un plan para desviar la atención de la crisis que atenaza a la Casa Blanca

La cifra de soldados caídos en Irak supera los 2.000 muertos

La cifra de soldados estadounidenses muertos en Irak desde la invasión de marzo de 2003 ha superado ya los 2.000, y más de 15.000 han resultado heridos, según cifras del Pentágono. Se trata de una mala noticia más que se acumula a las que colocan a George W. Bush en uno de los momentos más críticos de sus cinco años de presidencia, y le han obligado ha diseñar un plan para sobrevivir a la semana que le espera.

Además de a las malas noticias desde Irak, la Casa Blanca se enfrenta a la posibilidad de que uno o varios de sus miembros sean procesados por las filtraciones que desvelaron la i...

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La cifra de soldados estadounidenses muertos en Irak desde la invasión de marzo de 2003 ha superado ya los 2.000, y más de 15.000 han resultado heridos, según cifras del Pentágono. Se trata de una mala noticia más que se acumula a las que colocan a George W. Bush en uno de los momentos más críticos de sus cinco años de presidencia, y le han obligado ha diseñar un plan para sobrevivir a la semana que le espera.

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Además de a las malas noticias desde Irak, la Casa Blanca se enfrenta a la posibilidad de que uno o varios de sus miembros sean procesados por las filtraciones que desvelaron la identidad de una agente secreta de la CIA; por si fuera poco, crece la presión desde sus filas republicanas contra la nominación de Harriet Miers como juez del Tribunal Supremo, puesto que no la ven lo suficientemente firme en sus convecciones conservadoras.

Es por ello que el equipo de Bush está examinando cómo se enfrentaron otros presidentes en su segundo mandato a crisis similares, al tiempo que ultiman un plan para centrar la atención de los ciudadanos en los supuestos logros económicos y de política internacional de la Casa Blanca, según informa el diario estadounidense The Washington Post.

Nadie duda de que son los peores momentos de Bush en la Casa Blanca, y cuesta encontrar momentos tan críticos en presidencias anteriores. Sus asesores, que lo admiten, han diseñado una estrategia de dos frentes: enfrentarse a cara descubierta con el problema iraquí, al tiempo que distraen la atención de los norteamericanos hacia otras áreas. Así se lo ha contado a ese diario un alto cargo de la Casa Blanca que ha querido mantenerse en el anonimato.

El plan ya está en marcha: la primera estación fue el anuncio ayer del sustituto de Alan Greespan al frente de la Reserva Federal; la segunda, hoy con un discurso sobre Irak en una base del Ejército del Aire, en el que pedirá más sacrificios para evitar nuevos atentados como el del 11-S.

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