El mayor templo del mundo dedicado a U2 no está en Dublín, sino en Teruel
La ciudad aragonesa se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los seguidores de la banda irlandesa gracias al pub Flanagan´s y a los Apartamentos One, diseñados a partir de los álbumes y giras más emblemáticos del grupo
Hay muchas formas de ser un fan. Están los que no se pierden un concierto, los que además coleccionan objetos de aquellos a los que admiran, o los que deciden montar un templo en su honor. Miguel Ángel Labrador (Teruel, 58 años) es todas estas versiones a la vez. Tal es su pasión por el grupo irlandés U2, que en 2012 restauró el pub irlandés que su familia regenta en Teruel desde hace más de dos décadas y lo convirtió en el templo más grande del mundo dedicado a la banda formada por Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry M...
Hay muchas formas de ser un fan. Están los que no se pierden un concierto, los que además coleccionan objetos de aquellos a los que admiran, o los que deciden montar un templo en su honor. Miguel Ángel Labrador (Teruel, 58 años) es todas estas versiones a la vez. Tal es su pasión por el grupo irlandés U2, que en 2012 restauró el pub irlandés que su familia regenta en Teruel desde hace más de dos décadas y lo convirtió en el templo más grande del mundo dedicado a la banda formada por Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr.
En el pub Flanagan’s –de 300 metros cuadrados– no se ven apenas las paredes. Todo está decorado con objetos del grupo, convertido en icono musical tras cuatro décadas de carrera: fotografías, vinilos, carteles de conciertos y giras. La mayoría de estos objetos pertenecen a la colección personal de Labrador, que inició hace ya 30 años. “Hasta entonces todo estaba guardado en mi casa, pero iba siendo hora de que lo mostrase y compartiese con la gente”, cuenta el propietario del pub.
En sus ocho años de vida, cientos de seguidores de la banda han visitado este pub, situado en el casco histórico de Teruel; muchos de ellos españoles, pero también seguidores procedentes de otros países que viajaban a España para asistir a conciertos de U2, como cuenta Labrador, o a las reuniones anuales de fans que el Flanagan’s suele celebrar en estas fechas. La pandemia ha impedido la celebración de una nueva edición.
Labrador aún recuerda el primer concierto al que asistió, en 1991, en el Estadio Vicente Calderón, o el primer objeto que adquirió en una tienda de Valencia, el álbum debut de la banda, Boy (1980). “Antes se rebuscaba en tiendas de discos o aprovechamos cuando viajábamos a Londres o Dublín; luego llegó Internet y ya fue más fácil encontrar objetos de coleccionista”, explica. Tres décadas después de aquella primera adquisición, el propietario del Flanagan’s no quiere cuantificar los objetos de U2 que tiene. “Tengo un listado y mi mujer me dice siempre que los cuente, pero yo no quiero porque sería darme cuenta de la cantidad ingente que tengo”, se ríe.
En 2014, con motivo de un vídeo de presentación del Flanagan´s y a petición de Labrador, la artista Laura Villaroya recreó las famosas Massive Heads (unos cabezones gigantes) que el grupo irlandés lanzó y popularizó en su gira Zoo TV (1992-1993). Un año más tarde, en el concierto de U2 en Barcelona, Labrador consiguió que Bono y Clayton las firmasen. “Cuando voy a sus conciertos, siempre viajo con una furgoneta en la que meto mis objetos de colección, también estos cabezudos, que causan furor entre los asistentes y quieren hacerse fotos con ellos”, cuenta. Hoy todavía pueden verse en el pub turolense.
En aquella cita de la banda en la ciudad condal, Labrador les hizo llegar un pendrive –a través de su manager– que contenía el vídeo de presentación del Flanagan´s y una invitación para acudir al templo español en su honor. “Saber, saben que existe, pero todavía no han venido”, dice el propietario, “pero la esperanza es lo último que se pierde; quizás algún día”.
Como si haber creado el mayor templo del mundo dedicado a U2 no fuera suficiente, Labrador empezó a idear hace unos años la creación de un hospedaje que completase la visita de todos aquellos que quisieran conocer el Flanagan’s. Así nacieron este verano los Apartamentos One, siete apartamentos ubicados también en el casco histórico de Teruel y diseñados a partir de los álbumes y giras más emblemáticos de la banda. Boy, The Joshua Tree (considerado por el grupo como su mejor álbum), Achtung Baby, Pop y Zooropa dan nombre a cinco de los apartamentos con capacidad de hasta seis personas y que –como el pub– están decorados con todo lujo de detalles para revivir las épocas de sus lanzamientos.
Pero, sin duda, las joyas de la corona son los áticos con terraza propia y vistas a la torre mudéjar de El Salvador, que reciben el nombre de las dos giras más importantes de U2, Vertigo (2005-2006) y 360º (2009-2011). Con esta última, el grupo recorrió cuatro continentes y consiguió que 7,2 millones de espectadores fueran a verles. El ático 360º (250 euros por noche) cuenta además con jacuzzi.
El edificio que acoge los Apartamentos One es del siglo XIX, pero su estado es prácticamente el original. “Cuando nos planteamos la reforma del edificio, pensamos en respetar el aire rústico propio del entorno en el que se encuentra, pero aportándole la comodidad y modernidad actual. A ello le sumas la fuerza de la banda irlandesa y creo que finalmente ha resultado un alojamiento difícil de olvidar”, explica Labrador. “Aunque la situación ha debilitado el turismo, nuestra ocupación está siendo más o menos buena”, celebra.
La crisis sanitaria también ha reducido los viajes al extranjero, así que Teruel puede ser una buena opción para los seguidores españoles de U2, e incluso para los que no sean tan fans. “Hay personas que me llaman y cuando les digo las habitaciones que hay libres me preguntan ‘¿y eso, qué es?’; luego se hospedan y descubren muchas cosas del grupo”, cuenta Labrador y añade que, a diferencia del Hotel Clarence (el hotel propiedad de Bono y The Edge en Dublín), “aquí por lo menos hay referencias a U2, el Clarence es un hotel normal y corriente”.
Por el momento, los homenajes a U2 de Labrador han terminado porque “ha sido una gran inversión y hay que amortizarlo”. Ahora toca ser un fan normal y corriente, simplemente asistiendo a alguno de sus conciertos. El último para el turolense fue en Madrid, en 2018, como parte de la gira The Joshua Tree Tour, que la banda irlandesa comenzó en 2015 y que les llevó de nuevo por medio mundo.