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Audemars Piguet lleva el infinito a la muñeca

Los nuevos relojes con calendario perpetuo se integran en las cajas de 38 milímetros de sus grandes iconos

No es la primera vez que los calendarios perpetuos aparecen en el catálogo de Audemars Piguet, pero sí es una novedad que la complicación —una de las más excitantes de la alta relojería, capaz de contemplar las variaciones de los años bisiestos— se implante en cajas de 38 mm de diámetro, más pequeñas de lo habitual. Es una tarea ardua y minuciosa.

Introducir ese maremágnum de piñones, engranajes, saltos y energía en dimensiones tan reducidas exige sabiduría y, por qué no, audacia. Pero no hay nada imposible para una marca con 150 años de vida, y en esta ocasión las colecciones agraciadas son Royal Oak y Code 11.59. Todos cumplen, en un lenguaje arquitectónico y de diseño, los preceptos de la coherencia, el orden, la elegancia y el equilibrio.

La compleja complicación astronómica nos indica los ciclos de 48 meses y ajusta de forma automática el número de días. Solo necesita que el propietario intervenga una vez cada 100 años para seguir con exactitud los derroteros de la hora solar y, además, ninguno de los tres modelos necesita de pulsadores y herramientas externas para dichos ajustes: con las diferentes posiciones de la corona, basta.

El Royal Oak de acero —el que aparece en la imagen— y el de oro rosa de 18 quilates cuentan, además, con la esfera Grande Tapisserie, que en el modelo de la derecha adopta un tono azul tan regio como su vocación de aspirar a la eternidad.

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