“¿Pero quién es Robbie Williams?”: qué pasa cuando una estrella global es un ‘don nadie’ en Estados Unidos

La película biográfica ‘Better Man’ ha cosechado críticas entusiastas pero ha sido un descalabro en la taquilla. Parece que el sino de su protagonista es seguir siendo un ídolo del pop en Europa, Asia y Australia al que nadie conoce en el mercado más grande del mundo

Robbie Williams en el Festival de Cannes de 2023.Gareth Cattermole (Getty Images)

Robbie Williams (Stoke-on-Trent, Inglaterra, 50 años) es una estrella que casi nadie conoce en Estados Unidos. Esa podría ser, básicamente, la biografía más corta y concisa del cantante británico, primero estrella de Take That y después uno de los solistas más vendedores de la historia, con casi 60 álbumes de discos vendidos en todo el mundo... menos en Estados Unidos. El estreno de Better Man, el extraño film biográfico sobre su vida donde a él lo interpreta un mono, era la oportunidad de acabar con esta extraña situación. Por ahora, no ha funcionado.

Better Man ha sido excelentemente recibida por la crítica, que lo ha considerado un biopic fresco y original tras una avalancha de hagiografías de todas las estrellas musicales habidas y por haber estrenadas en los últimos años a rebufo del enorme éxito de Bohemian Rhapsody (2018). Desde entonces han llegado películas sobre Elton John, Amy Winehouse, Whitney Houston, Bob Marley, Pharrell Williams (¡con muñequitos de Lego!), Elvis Presley o la mujer de Elvis Presley asaltaron las pantallas, todas a la vez. Se canceló la de Madonna. Se espera la de Michael Jackson (a ver cómo abren ese melón).

El trailer de Better Man comienza con la frase: “Soy Robbie Williams, una de las mayores estrellas del pop del mundo”. Y las redes sociales de posibles espectadores estadounidenses se llenaron de preguntas como: “¿Robbie qué?”. Entre los mismos comentarios del trailer, que acumula más de ocho millones de visualizaciones, abundan los comentarios parecidos. Uno de ellos se pregunta: “¿La mayor estrella del pop del mundo? Jaja”, y a continuación las respuestas fluctúan entre “¡Claro que lo es!” y “Lo he tenido que buscar porque no lo conozco de nada”. Y lo más llamativo del caso de Williams es que las dos tienen razón.

Muchos artistas y grupos británicos han triunfado en EEUU: en los años sesenta y en los años ochenta se dio lo que se considera la primera y la segunda gran invasión británica de las listas de éxitos estadounidenses, de los Beatles a Duran Duran, de los Rolling Stones a Phil Collins, de Elton John a George Michael. Si bien es cada vez menos cierto que las listas de éxitos de Estados Unidos son las que dominan el mundo (las superestrellas latinas y asiáticas han empezado a crear sus propios y lucrativos mercados y ya no todo el pastel se divide entre superestrellas del pop o del rock fermentadas en laboratorios de Nueva York o Los Ángeles), aún es el mercado musical más grande y aquel al que todo artista con ansias de petarlo mira de reojo. Frente a todos esos artistas que consiguieron cruzar el océano y trasladar su éxito de su Gran Bretaña natal a un país tan grande, difícil y complejo como Estados Unidos, hay algunos que se quedaron en una posición extrañísima: ser estrellas del pop en Europa, Asia y Oceanía pero pasar casi desapercibidos en Estados Unidos. Y Robbie Williams es su santo patrón.

Robbie Williams en 1990, en su época con el grupo Take That.Michel Linssen (Redferns)

A raíz del estreno de Better Man, de su promoción y de su presencia en alfombras rojas como la de los Globos de Oro (donde el tema principal de la película, Forbbiden Road, estaba nominado a mejor canción original), varios medios estadounidenses publicaron artículos donde explicaban a los lectores quién es Robbie Williams, casi siempre escritos por periodistas británicos. “Un británico nos explica cuál es el encanto de Robbie Williams”, decía Vulture. “Aquí va una explicación sobre Robbie Williams para los estadounidenses desconcertados por Better Man”, decía Buzzfeed. Todos coinciden en los mismos datos biográficos, ya más o menos conocidos para cualquiera que haya crecido escuchando la radiofórmula europea, incluida la española: con casi 60 millones de discos vendidos, Robbie Williams es uno de los solistas más vendedores de todos los tiempos, y con siete canciones y 14 discos en el número uno de Reino Unido, un auténtico ídolo en su tierra natal. En 2002 firmó el contrato más lucrativo de la historia de la música en Inglaterra (unos 127 millones de euros) y su vida privada (alcohol, drogas y múltiples romances con mujeres anónimas y famosas) ha ocupado la portada de todos los tabloides y revistas de sociedad de aquel país y de algunos otros.

En el año 1999 hubo un intento de convertir a Robbie Williams en una estrella en Estados Unidos (el álbum The Ego Has Landed contenía una selección de temas de sus dos primeros álbumes, entre ellos el megaéxito Angels, la canción más reproducida en los funerales británicos). Pero, por algún motivo, no funcionó. Williams ha hablado de ello algunas veces, pero tal vez lo que se lee en su propia web oficial puede tomarse como una declaración institucional y definitiva al respecto: “Fuera de Estados Unidos, un país y un mercado destinados a nunca apreciar del todo su peculiar combinación británica de lo hilarante y lo sincero, lo sentimental y lo sardónico, lo tonto y lo sublime, Robbie era, tal vez, la mayor estrella del pop del mundo”. En el documental de Netflix Robbie Williams, estrenado en 2024, una imagen de archivo lo muestra subido a una furgoneta en Nueva York en 1999 explicando el único motivo por el que buscaba triunfar allí: “Si te soy sincero, no sé una mierda de Norteamérica, y me asusta porque es enorme, joder. Me molaría petarlo aquí y vender muchos discos, porque a los de casa les dará rabia. Ese es el plan”. En el documental se deja claro que Estados Unidos no pillaba su humor autolacerante, no entendían por qué enseñaba el culo, fumaba tantos pitis y decía tantos tacos, Demasiado de todo para los gustos estadounidenses, inmersos por aquel entonces en un resurgimiento del pop clásico, adolescente y blanco más inspirado en la milimétrica sueca que en el descaro inglés.

Tom Jones y Robbie en los BRIT Awards de 1998.JMEnternational (Getty Images)

Williams siguió su camino: el de ser una estrella en el resto del mundo. Pasó por altos y bajos, volvió con Take That, volvió a abandonar Take That, sentó la cabeza (con la actriz Ayda Field), tuvo cuatro hijos, cumplió 50 años y un día, sin que nadie aún pueda entender muy bien por qué, se consideró una buena idea invertir 110 millones de dólares en producir una película sobre la vida del cantante donde lo interpretase un mono. A nivel artístico parece que ha sido efectivamente una gran idea: la película ha conseguido críticas entusiastas. “La mayor sorpresa del año”, ha dicho Empire; “Divertida, grandilocuente y absolutamente fascinante”, ha dicho Time Out; “Fabulosa, entretenida, conmovedora”, ha dicho The New York Times. Pero cuando la película fracasó a finales de diciembre en la taquilla del Reino Unido, el país donde Williams es un astro, su futuro estaba vendido. En Estados Unidos ha recaudado, por ahora, poco más de un millón de dólares. Se considera el primer fiasco de 2025, independientemente de que pueda pasar, en el futuro, a ser una de esas películas de culto que el tiempo pone en su lugar.

En todo caso, Robbie Williams siempre ha lidiado bien con el fracaso, lo ha hecho suyo, con su sentido del humor derrotado. Su carrera empezó con un fracaso (su primer disco, Life Trough a Lens, tardó mucho en ser un éxito), siguió con su fracaso en Estados Unidos y en su época imperial, en el año 2006, conoció otro fracaso con su álbum más extraño y arriesgado, Rudebox. Dos años después se informó de que un millón de cedés de Rudebox no vendidos habían sido enviados a China, donde se utilizaron como material reciclado para cubrir pavimentos urbanos. Todos los fracasos de Robbie Williams parecen guardar una especie de historia jovial divertida o de fábula cruel sobre la fama. Todos ha contribuido a la personalidad de un cantante que siempre ha notado el aliento de la desaprobación ajena en su nuca. ¿Quién es Robbie Williams?, seguirán preguntándose en Estados Unidos. El que fracasó con una película sobre sí mismo en la que a él lo interpretaba un mono. Tal vez eso resume, mejor que ninguna canción, su personalidad y su carrera (y para su tranquilidad y la de todos sus herederos, aparte de eso es también un autor, productor y cantante multimillonario, pero ese dato no resultará nunca demasiado literario).

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