Una pantalla ya no es suficiente: todo lo que está pasando en los cines para volver a atraer al público

Las salas de cine buscan nuevas experiencias para volver a conectar con los espectadores: coloquios, vermuts, sesiones sorpresa o experiencias inmersivas son las armas para dar al espectador algo más

Collage: Blanca López

En la última película de Tim Burton, estrenada el mes pasado, el legendario personaje de Bitelchús se desvive por aterrar al público. Sin embargo, las locas maniobras con las que triunfó hace 36 años ya no surten el mismo efecto. Entre otras cosas porque los espectadores, a diferencia de él, han vivido una pandemia y, como bien demuestra la película, viven anclados a sus teléfonos móviles. La gran pantalla y las palomitas han perdido su antiguo poder de atracción y ahora las salas de todo el mundo buscan nuevas experiencias para volver a conectar con un público que dispone de tantas series y películas como quiera desde el salón de su casa.

En España el estreno de Bitelchús, Bitelchús se acompañó una experiencia inmersiva, ciclos temáticos, un espacio en el que se invitaba a los espectadores a acudir con su mejores disfraces inspirados en el universo Burton y una intensa campaña comercial que abarcaba desde hamburguesas a maquillajes. Nada de esto es nuevo en sí, pero el éxito del fenómeno Barbenheimer confirmó que este tipo eventos podían convertirse en la solución definitiva para que las salas se recuperasen del batacazo de taquilla provocado por el COVID. De los grandes estudios a las pequeñas salas e incluso las plataformas de streaming, en principio restringidas los hogares, todos se han sumado a la moda.

El mejor lugar para entender esta evolución son los cines Callao, en pleno centro de Madrid. Fueron los primeros de España en proyectar una película sonora en 1926 y ahora han vuelto a ser pioneros por llevar las series de plataforma a las salas. Sergio Gómez, el director de eventos de los cines, explica que la pandemia solo aceleró un cambio de exhibición que estaba ya en marcha. “El 90% de los grandes estudios ya tiene su propia plataforma, por lo tanto los grandes estrenos antes reservados a las películas ahora también se dan en las series”. En el último año han inaugurado un nuevo sistema de tres proyectores para ampliar la experiencia de los estrenos de series como The Acolyte (Disney+), en los que invitan a los fans a acudir con sus trajes temáticos. Pero esta nueva fiebre de los eventos no se restringe exclusivamente a las series ni al patio de butacas. Para el estreno Tyler Rake 2 (película de Netflix) el año pasado pararon la Gran Vía para grabar en directo una secuencia de acción protagonizada por el mismo Chris Hemsworth. “En 2024 todo el mundo tiene un móvil, los estudios son expertos en cultivar a sus seguidores y la oportunidad de crear algo en vivo para un fan es una experiencia que le fideliza. Además, comparte esa experiencia con sus amigos, generando una promoción muy orgánica y eficiente para los estudios”, confiesa.

Entre tanto espectáculo, se podría pensar que a todos estos eventos solo puede acceder Bitelchús y su corte de hombres trajeados, pero nada más lejos de la realidad. Para las películas y las salas más pequeñas también es vital ofrecer una experiencia renovada a los nuevos espectadores de cine. En los cines Embajadores es casi su seña de identidad. Nacieron meses antes de la pandemia y según cuenta Fernando Lobo, responsable de programación, se han inventado todo tipo de soluciones: sesiones a la hora de vermut, proyecciones de cine mudo con música en directo, sesiones a ciegas en la que los espectadores desconocen qué película van a ver o coloquios con los directores. “Antes no estábamos acostumbrados a que los directores españoles recorrieran el país de cine a cine, pero ahora es algo que la industria nacional ya ha asimilado. Hay que ofrecer al público algo más que ver la película”, razona. Desde promociones acorde a la película a ciclos temáticos y participativos, todo ayuda a expandir la experiencia social del cine que había amenazado con perderse. “Al final el cine es el única lugar donde se puede vivir este maremágnum de emociones compartidas”, concluye.



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