“Dicto cómo deben vestir mis clientes”: House of Bijan, la prohibitiva tienda de lujo que solo atiende con cita previa

Desinhibido en sus diseños, en los carísimos precios y en su despótica actitud hacia los clientes, Bijan Pakzad fundó en Rodeo Drive un célebre local amarillo pionero en el auge del superlujo

El diseñador Bijan Pakzad, muestra una pistola fabricada con piezas de oro de 24 quilates, en Bijan, su tienda de Beverly Hills en Rodeo Drive, anunciada como la "tienda más cara del mundo", en 1982.Ben Martin/Getty Images

Ya casi no caben más tiendas de lujo en Rodeo Drive. En la que probablemente sea la calle más icónica de Los Ángeles, convertida en uno de los epicentros mundiales del shopping de lujo desde los años setenta, los comercios compiten ferozmente por cada metro cuadrado para asegurar su lugar en medio del constante flujo de clientes dispuestos a gastar mucho dinero. Es una lucha sin cuartel: en 2018, un edificio de 2000 metros cuadrados se vendió por 245 millones de dólares. Mientras los grandes conglomerados del lujo luchan por llenar sus tiendas de clientes, uno de los establecimientos más ilustres de la avenida suele estar vacío: a House of Bijan solo se accede con cita previa.

Esta excéntrica noción de la atención al cliente es solo la punta del iceberg de lo que representa la marca. La inconfundible tienda amarilla, uno de los pocos negocios familiares que sobreviven en Rodeo Drive, se ha convertido en uno de los secretos mejor guardados entre los miembros de la élite global. Declarada por su fundador como la tienda masculina más cara del mundo, hoy, aunque es difícil saber si sigue siendo cierto en un mercado de lujo cada vez más competitivo, Bijan se ha consolidado ignorando las tendencias de la moda, aferrándose a lo clásico con colores vibrantes y sentido del humor. La enigmática tienda de Rodeo Drive, con su fachada amarillo brillante y, frecuentemente, un lujoso vehículo del mismo color aparcado en la puerta, se mantiene como símbolo de una clientela para quien las grandes marcas se quedan cortas.

Todo comenzó cuando Bijan Pakzad (1944-2011), hijo de industriales del sector del acero en Irán, decidió abandonar la ingeniería que sus padres querían que estudiara y optó por la moda. Primero intentó su suerte con la boutique Pink Panther en el Irán del sha Reza Pahlevi, pero decidió mudarse a EE UU en los años setenta. En una entrevista con The New York Times en 1978, el diseñador explicó sus motivos para elegir Los Ángeles: “Pensé que podía formar parte de un boom económico que sentí que iba a ocurrir, porque veía a hombres brillantes que ganaban 100.000 dólares al año vestidos con las ropas más ridículas”. Se asoció con la rica familia Mahboubi, que comandaba el mercado de chicles en Irán y comenzaba a invertir en el extranjero debido a la inestabilidad del gobierno del sha, y abrió su tienda en 1976 en Rodeo Drive.

Bijan nunca quiso que su tienda se pareciera a otras marcas de lujo: “Quería hacerlo a mi manera. Era muy esnob, solo con cita previa, pero pensé que si mostraba mi ropa con gusto y calidad para unos miles de personas, tendría éxito”, declaró después. La apuesta salió bien: en una entrevista con el Washington Post en 1984, menos de 10 años después de fundar su legendaria boutique, Bijan celebraba los 100 millones de dólares en beneficios gracias a sus 10.000 clientes. En otra entrevista con el New York Times en 1998, afirmó que tenía solo 20.000.

El requisito de la cita previa es la base del negocio. Dar Mahboubi, socio de la marca, explica que no se trata de una “calificación” para poder entrar: “Bijan quería mostrar que respeta tanto a sus clientes que, cuando entran a la boutique, no deben esperar. Si tenemos 22 empleados, todos atienden al cliente. Casi todos son muy importantes, y su tiempo es muy valioso”. El diseñador atendía personalmente a los habituales de su tienda. En1985, declaró: “Trabajo de la A a la Z. Diseño el tejido, diseño la ropa, hago que la confeccionen en mi fábrica de Italia. Luego, cuando llega un cliente, lo estudio. Si es un juez, por ejemplo, no le pongo una camisa rosa. Dicto, de forma conservadora, cómo creo que deben vestir mis clientes”. En la misma entrevista, le preguntaron por su proceder cuando un cliente no estaba de acuerdo con sus sugerencias: “A veces, la novia o amante de un cliente decide que no le gusta lo que le presento. En ese caso, me disculpo y les acompaño hasta la puerta. Les doy la mano y les digo: ‘Adiós’.”

La tienda de Bijan en Beverly HillsAlamy

Los clientes que Bijan ha coleccionado son igualmente famosos, para bien y para mal. Las fotos que decoran la tienda muestran al fundador junto con expresidentes, tanto republicanos como demócratas, estrellas de cine y monarcas de todo el mundo. En los años ochenta, se vio envuelto en un conflicto con el Sultán de Brunei por la falta de pago de una colección exclusiva hecha para un resort que tenía el soberano en el Pacífico. Más recientemente, prendas de Bijan conformaron el conjunto de pruebas contra Paul Manafort, excoordinador de la campaña de Trump, por acusaciones de fraude y blanqueo de capitales.

Los altos precios son una de las principales características de House of Bijan. Entre los ítems más famosos de la historia de la marca se encuentran una colcha de piel de chinchilla de 120.000 dólares que se vendió en 1984 (aproximadamente 335.000 euros al cambio actual), trajes a prueba de balas (una idea que surgió tras el intento de asesinato de Ronald Reagan en 1981) y una pistola de oro acompañada de una funda de visón. En esa época, Bijan defendió su arma: “He leído que cada año se venden 20.000 pistolas en Estados Unidos. Las leyes sobre armas son muy controvertidas. Así que decidí hacer una para coleccionistas. Ahora dime, ¿es algo que compraría un asesino?”

Sin embargo, de entre todo lo que ofrece, la casa saca pecho con las americanas. Ancladas sin complejos en el power dressing ochentero, los blazers de Bijan se distinguen por su colorido, como el tradicional amarillo Bijan, y sus lujosos materiales. No se fabrican dos piezas iguales; todas están hechas a medida en Italia, donde la marca mantiene sus fábricas, y no se venden por menos de 10.000 dólares. Las corbatas también llaman la atención: son piezas únicas, hechas a mano, y cuestan más de 900.

Bijan siempre hizo las cosas a su manera. La decoración de su tienda, alejada de los formatos tradicionales, incluye varios armarios de ropa, cada uno dedicado a un color. En cada uno, diferentes tonos del mismo matiz crean looks completos para el multimillonario que no tiene tiempo para decidir qué vestir (un cuaderno manuscrito también suele acompañar las compras, mostrando las mejores combinaciones entre prendas). Una araña de cristal, elaborada con miles de frascos de su perfume, recibe a los clientes entre tapices persas milenarios, regalos de clientes importantes y obras de arte. La más famosa es el lienzo Los ricos, de Botero, que preside el salón.

El iraní era tan desinhibido con sus campañas publicitarias como con los precios de su ropa. Cuando inauguró una segunda tienda en Nueva York, lanzó una serie de anuncios protagonizados por rabinos, monjas y curas bailando al sentir el “olor divino” del perfume de la marca. Todos eran auténticos religiosos que aceptaron participar voluntariamente tras la insistencia personal del diseñador. En otra ocasión, ordenó incrustar 20 millones de dólares en diamantes en el cabello de la modelo Bo Derek y contrató a un equipo de guardias de seguridad para vigilar el hotel mientras ella dormía. Su fascinación por Botero también lo llevó a producir una serie con la curvilínea modelo Bella, que posó junto al diseñador en un anuncio que las revistas femeninas de la época rechazaron... hasta que Talk, la publicación dirigida por Tina Brown, rompió el hielo, y las demás fueron detrás.

Nicolas Bijan, administrador actual de la marca y fundador de NB44, posa dentro de la tienda, en junio de 2020Penske Media via Getty Images/WWD

Bijan Pakzad murió en 2011 dejando huella en la cultura pop: el diseñador produjo la fragancia de Michael Jordan, George Bush le dio un premio al liderazgo (y posó con una chaqueta forrada de raso amarillo brillante), la ciudad de Los Ángeles declaró en 2010 el 8 de mayo como Día Bijan, y sendos contratos con Bugatti y Rolls-Royce garantizaron que existieran versiones oficiales de sus automóviles en amarillo Bijan.

Hoy, la gestión de la firma está en manos de Nicolas Bijan, hijo del fundador, que también tiene su marca, NB44: nombre compuesto por sus iniciales y el año de nacimiento de su padre. NB44 ofrece un servicio de suscripción por 12.000 dólares al año y sus clientes reciben, hasta cuatro veces al año, un baúl con prendas —con diseños más jóvenes que Bijan— seleccionadas según sus preferencias y necesidades, y confeccionadas a medida. Una vez abierto el baúl, los suscriptores pueden elegir qué comprar y solicitar modificaciones. El proyecto es una evolución de la restrictiva idea de la exclusividad acuñada en la célebre tienda amarilla que su padre fundó en los años setenta, y que sigue en pie en Rodeo Drive aunque ya no ocupe su ubicación original (el primer edificio fue vendido al grupo LVMH por 122 millones de dólares hace diez años). Bajo su dirección, Nicolas ha inaugurado dos nuevas tiendas Bijan, incluyendo la primera de la historia de la marca que no requiere cita previa, en Las Vegas. Eso sí, igual que hacía su padre, él sigue atendiendo personalmente a los clientes en la sede central.



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