Una tragedia llamada Marvin Gaye: de cambiar el rumbo del ‘soul’ a morir a manos de su padre

El artista de la Motown, que dejó himnos como ‘Sexual Healing’ o ‘What’s Going On’, tuvo un final trágico el 1 de abril de 1984 cuando su progenitor le disparó, en medio de una discusión familiar, con el arma que él mismo le había regalado

Marvin Gaye, en 1980.Kypros (Getty Images)

El 1 de abril es conocido en el mundo anglosajón como el April Fools’ Day, equivalente a nuestro Día de los Inocentes. Es por ello por lo que, cuando aquel primero de abril de 1984 saltó la noticia de que el cantante Marvin Gaye había sido asesinado a tiros por su propio padre, muchos pensaron que se trataba de una broma de mal gusto. “El cantante Marvin Gaye, asesinado por su padre tras una tensa discusión”, titulaba EL PAÍS. La tragedia sucedió la víspera del que iba a ser el 45º cumpleaños del m...

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El 1 de abril es conocido en el mundo anglosajón como el April Fools’ Day, equivalente a nuestro Día de los Inocentes. Es por ello por lo que, cuando aquel primero de abril de 1984 saltó la noticia de que el cantante Marvin Gaye había sido asesinado a tiros por su propio padre, muchos pensaron que se trataba de una broma de mal gusto. “El cantante Marvin Gaye, asesinado por su padre tras una tensa discusión”, titulaba EL PAÍS. La tragedia sucedió la víspera del que iba a ser el 45º cumpleaños del músico estadounidense (nacido el 2 de abril de 1939 en Washington). La historia fatal del pop ya estaba bien poblada de fallecimientos de grandes estrellas por suicidio, sobredosis, accidentes de automóvil o avión, pero que un artista muriese a manos de su propio padre era impensable.

Un elemento que solo añade desconcierto es que el motivo fue aparentemente banal, fruto de una discusión entre el padre y la madre de Gaye en la casa que, por entonces, compartía la familia en Los Ángeles, concerniente a los papeles de un seguro. El cantante, fuera de sí bajo los efectos de la cocaína y el PCP, reaccionó acudiendo a agredir físicamente a su progenitor. Este sacó el revólver que su hijo le había regalado unos meses antes, se volvió contra él y le propinó dos balazos. El primero de ellos, directo al corazón, fue letal. El veredicto del jurado exculpó a Marvin Gay Sr. por defensa propia (el artista se cambiaría ese Gay por Gaye como apellido artístico). Su esposa, Alberta Cooper, le pidió el divorcio inmediatamente y el homicida falleció por neumonía en un asilo en 1998, a los 84 años. En realidad, a quienes habían seguido más o menos de cerca la trayectoria del autor de What’s Going On no les sorprendió tanto lo acontecido. Un final tan trágico en su vida era algo que, en cierto modo, se veía venir.

El carisma de Marvin Gaye, autor de una obra cargada de humanismo y unas cuantas odas al amor, desde el más espiritual al más lúbrico, contrasta con una vida atormentada, lastrada por la turbulenta relación con el hombre que le dio y le quitó la vida. Marvin Gay Sr. era un predicador perteneciente a la denominada Casa de Dios, una congregación conservadora cristiana con elementos del pentecostalismo y el judaísmo ortodoxo que exigía el cumplimiento de unos códigos de conducta muy estrictos. Aunque Gay no lo era tanto consigo mismo: según su familia relataría más tarde, era un hombre alcohólico y proclive a las relaciones extramaritales. La crueldad y la violencia doméstica fueron algo demasiado corriente durante la infancia y la adolescencia del músico.

Un joven Marvin Gaye, retratado en 1961.Afro Newspaper/Gado (Getty Images)

“De ahí se explica la huida hacia delante de Marvin con su permanente obsesión con el sexo, que vivía con gran sentimiento de culpa”, explica el crítico musical Luis Lapuente. Incluso se dice que el joven Marvin cambió su apellido original (de Gay a Gaye) por el continuo bullying al que lo sometían los demás niños, aficionados a ridiculizarle con todo tipo de insultos homófobos, aunque una historia más mitómana indica que también lo hizo para parecerse a su admirado Sam Cooke (nacido como Cook). En las memorias de su hermana Zeola Gaye, My Brother Marvin (”Mi hermano Marvin”), ella cuenta que su padre solía ponerse ropa de mujer en casa, lo cual atormentó y traumó al cantante.

Alberta Cooper, en el centro, durante el funeral de su hijo Marvin Gaye en Hollywood, California, en 1984.Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)

Incluso en sus momentos de mayor éxito, el cantante rara vez disfrutó de su popularidad, y se vio sumido en múltiples contradicciones. Fue uno de los grandes adalides de la justicia social, pero, al tiempo, se exilió en Londres y en la ciudad belga de Ostende a principios de los años ochenta por sus problemas con el fisco estadounidense. En aquella época, se lo recuerda como un consumidor compulsivo de pornografía y un adicto a la cocaína con tendencias suicidas y un temperamento paranoico que lo llevó a obsesionarse con que había un complot para asesinarle, por lo que llevaba chalecos antibalas con frecuencia. Esa paranoia fue la que le incitó a regalarle a su padre el revólver Smith & Wesson del calibre 38 con el que éste, fatalmente, acabó quitándole la vida, en lugar de usarlo para su protección.

La dimensión trágica del suceso, además, se potenciaba por el contraste entre el errático estado vital en el que se encontraba entonces Marvin y su magnífico momento creativo y comercial. En 1982, había lanzado su álbum Midnight Love, que, sobre todo gracias a su tema Sexual Healing, se había convertido en el más exitoso de su trayectoria. Incluso había sido el elegido para cantar el himno de Estados Unidos en el intermedio del All Star de la NBA en 1983, ante figuras como Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Larry Bird y Julius Erving.

Marvin Gaye, recogiendo un Grammy en 1983.Armando Gallo (Armando Gallo/Getty Images)

Midnight Love fue el último trabajo de una trayectoria que se truncó demasiado pronto. “Es difícil predecir lo que habría sucedido después. Me gusta imaginar que habría continuado publicando algunos grandes discos en esa onda, tan sensuales, que quizá habría completado un gran álbum de góspel, doble y en directo, como el Amazing Grace de Aretha Franklin. Y que habría grabado algún disco de soul contemporáneo con productores como Danger Mouse, por ejemplo. Pero quién sabe, a lo peor se habría convertido en una vieja gloria de esas que acaban cantando en los casinos de Las Vegas”, aventura Luis Lapuente, estudioso de la música disco y soul y autor de libros como Historia de la música disco.

Las fricciones con la Motown

Hay más factores biográficos que acabaron por dar forma a la obra de Gaye, como confirma el crítico, también conocido como Doctor Soul. “Cuando su hermano Frankie volvió de Vietnam y conoció de primera mano las atrocidades de aquella guerra, él sintió la necesidad de grabar What’s Going On, con ese aire pacifista y espiritual que rezuman sus canciones”, recuerda Lapuente. Estamos hablando de la que se considera unánimemente una de las obras capitales en la historia de la música popular, publicada en 1971. “Con ese disco, Marvin contribuyó a cambiar el rumbo del sello Motown, y del soul, en un momento clave, y por varias razones. En primer lugar, fue uno de los primeros artistas negros en dar el salto del formato de canción al de álbum conceptual. Además, apostaba por un enfoque muy social y reivindicativo en aspectos como la igualdad racial o la ecología, que, entonces, era casi un tema inédito. Con ese disco, además, reconoció por primera vez la importancia de los grandes músicos de estudio de Motown, al figurar sus nombres en los créditos”.

La relación de Gaye con la emblemática discográfica de Detroit también tuvo sus turbulencias. Sus primeros pinitos en el sello, dirigido por el agresivo Berry Gordy, los hizo compaginando algunos sencillos como vocalista con trabajos como batería de sesión, hasta que en 1962 obtuvo su primer gran éxito, Stubborn Kind Of Fellow.

Un año después contrajo matrimonio con Anna Gordy, la hermana del jefe, pero eso tampoco hizo más fácil su vida. Otro de sus recuerdos más luctuosos fue el momento en que, durante una actuación, la cantante Tammi Terrell (con quien había grabado un buen número de duetos de éxito, como Ain’t No Mountain High Enough) se desvaneció en sus brazos. Le diagnosticaron un tumor cerebral por el que Tammi falleció en 1970, lo que sumió a Marvin en una gran depresión. Este llegó a plantearse el abandonar por entonces la música y pasarse al fútbol americano. Berry tampoco vio con buenos ojos el giro ofrecido por su cuñado en What’s Going On, pues le resultaba demasiado arriesgado entregar una obra tan politizada. Según el capo de Motown, podría cargarse la reputación del autor de I Heard It Through The Grapevine como galán soul para todos los públicos y de la propia Motown como factoría musical buenrrollera y apolítica.

La relación matrimonial de Gaye con Anna Gordy fue otro gran problema en su vida. Un infierno. Se separaron en 1973, pero su proceso de divorcio fue tormentoso y concluyó cuatro años después. “Cuando el matrimonio se rompió”, recuerda Lapuente, “Marvin grabó otro de sus grandes elepés, Here, My Dear, con canciones turbulentas de tinte autobiográfico. Los beneficios de las ventas de ese disco iban a ser íntegros para Anna, según se especificó en los papeles del divorcio”. Eso ocurrió en 1978 pero, entre medias, en 1973, entregó otro disco histórico como Let’s Get It On, “otro álbum conceptual, esta vez centrado en el sexo, inaugurando así todo un subgénero dentro del soul, por donde transitarían artistas como Teddy Pendergrass, Luther Vandross, R Kelly y muchos más hasta la actualidad”, apunta Lapuente.

Janis Gaye, Marvin Gaye, Mick Jagger y Jerry Hall en Nueva York en los años setenta.Sonia Moskowitz (Getty Images)

Se puede decir, de hecho, que estas dos obras capitales han sido sumamente influyentes hasta nuestros días. Especialmente What’s Going On, el primer intento de construir lo que podría denominarse el gran álbum afroamericano, una obra ambiciosa que abriría el camino a Prince (Sign O’ The Times), Public Enemy (It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back), Kanye West (My Beautiful Dark Twisted Fantasy), Beyoncé (Lemonade), Kendrick Lamar (To Pimp A Butterfly), D’Angelo (Black Messiah) o Kamasi Washington (The Epic) y que, seguro, continuará con más ejemplos futuros.

Hombre maldito, ‘biopic’ maldito

Cuarenta años después de su desaparición, en la biografía de Marvin Gaye se encuentra otra gran historia norteamericana. A través de ella se pueden inferir, en paralelo, ideas muy relevantes sobre el desarrollo de la industria musical y del espectáculo con la misma evolución de la música soul. Sobre la relación enfermiza, traumática, entre la fascinación por las armas de fuego, el sexo, la religión y la violencia intrafamiliar. Sobre el principio y el final de la utopía hippy en colisión con los asesinatos de Kennedy y Martin Luther King, la llegada de los Panteras Negras y la lucha por los derechos civiles, hasta entrar en la misma cultura yuppie con la Administración de Ronald Reagan.

Mural en Nueva York con Tupac Shakur y Marvin Gaye, del artista Lex Bella (2020).Bill Tompkins (Getty Images)

Es, en suma, un argumento demasiado jugoso que parece increíble que no haya llegado todavía a Hollywood. Pero no han faltado intentos, sobre todo en los últimos años. En 2006 se inició el proyecto Sexual Healing, con James Gandolfini y Jean-Luc Van Damme entre el sorprendente elenco de productores. Este biopic narraría los tres últimos años de la vida del cantante, a quien iba a interpretar Jesse L. Martin, de razonable parecido con Gaye, y dirigido por Lauren Goodman. La película ha dado innumerables vueltas desde entonces. En un segundo intento, se decidió que el director fuese el renombrado Julien Temple y que el actor principal fuese Lenny Kravitz. El popular cantante llegó a estar en Ostende y visitar algunos de los lugares clave en la biografía de Gaye pero, finalmente, se descolgó del proyecto. Lo último que se sabe, si nos fiamos de la información colgada en el portal IMDB, es que la película sigue en fase de producción, con Temple como director y Jesse L. Martin de nuevo encarnando a Gaye.

En 2008 se sugirió que sería F. Gary Gray (el director de Straight Outta Compton, biopic del grupo de rap N.W.A.), quien llevaría a la pantalla Marvin, un filme que, esta vez sí, cubriría toda la biografía del cantante. Por la misma época, Cameron Crowe (Casi famosos) se embarcó en un proyecto titulado My Name Is Marvin, para el que se llegó a especular que fuese protagonizado por Will Smith, pero el director declaró en 2011 que no era el momento de hacer esa película. Cinco años después, se anunció el rodaje de una serie en la que sería Jamie Foxx quien encarnase a Gaye, y, en 2018, fue Dr. Dre quien se decidió a producir otra película, que dirigiría Allen Hughes. Ninguno de estos intentos ha visto la luz, se rumorea que, fundamentalmente, por la negativa de los herederos del cantante.

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