¿1.900 dólares por tener sexo en un avión? El auge, los riesgos y el negocio de copular en las alturas

El sexo durante un vuelo ya no es motivo de vergüenza: hay empresas que organizan travesías solo para eso y hasta otorgan títulos específicos. Pero, si lo que le va son los encuentros furtivos, ojo con las leyes de cada país

El sexo en los aviones, una gamberrada en la que algunos han visto oportunidad de negocio.Collage: Blanca López

En septiembre, una pareja británica fue detenida tras aterrizar su avión en Ibiza: habían sido sorprendidos manteniendo relaciones sexuales en el baño de la aeronave. Según el artículo 71 de la Ley de Delitos Sexuales del Reino Unido, es ilegal mantener relaciones sexuales en un baño público. Ese fue el motivo por el que el arrebato terminó en los medios, en manos de la justicia… y en las redes sociales, después de que muchos pasajeros grabasen el momento en el que la azafata abrió la puerta del baño....

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En septiembre, una pareja británica fue detenida tras aterrizar su avión en Ibiza: habían sido sorprendidos manteniendo relaciones sexuales en el baño de la aeronave. Según el artículo 71 de la Ley de Delitos Sexuales del Reino Unido, es ilegal mantener relaciones sexuales en un baño público. Ese fue el motivo por el que el arrebato terminó en los medios, en manos de la justicia… y en las redes sociales, después de que muchos pasajeros grabasen el momento en el que la azafata abrió la puerta del baño.

Pero, ¿existe una normativa específica o un manual de conducta que explique a la tripulación cómo actuar en caso de que una pareja decida que el avión es el mejor lugar para practicar sexo? Responde Arantxa, azafata de 32 años: “La verdad es que no. Si están en el baño, de lo que hay que asegurarse es de que solo haya dos personas, porque solo hay dos mascarillas [de oxígeno, necesarias en caso de una despresurización de la cabina]. Alguna vez se han intentado meter tres personas en un mismo baño, como nos ocurrió en un vuelo entre Madrid y Santo Domingo. Lo que hacemos en casos así es invitarlos amablemente a permanecer en sus asientos, por su seguridad”, asegura a ICON.

Un estudio puesto en marcha por JetCost —aplicación que compara ofertas de vuelos, hoteles y coches de alquiler— en 2016 indica que el 14% de los tripulantes de cabina españoles han tenido sexo con algún pasajero del avión, porcentaje que se eleva cuando la relación es entre compañeros de la tripulación: en ese caso la cifra asciende al 21%. La cultura popular se ha ocupado de dar cierta mística al sexo a varios kilómetros de altura. En Ricas y famosas (1981) era glamuroso. En Serpientes en el avión (2006) era emocionante, y en 365 días (2020), excitante y deseable. Pero fue una exazafata llamada Mandy Smith, de Virgin, la aerolínea de Richard Branson, quien al publicar sus memorias, Cabin Fever, dejó claro a todos los lectores que el sexo a bordo de un avión no es algo que ocurra solo en la ficción. “Mi maleta estaba más preparada para una reunión de tupper sex que para viajar”, confesó en su libro.

El club del sexo en las alturas

Para formar parte del denominado Mile High Club (el club de una milla de altura) no hace falta pilotar un avión, simplemente subirse a uno y mantener relaciones sexuales al menos una vez. Este club tiene su propia página web, en la que quienes han decidido que el clímax es mejor en las alturas comparten sus experiencias con orgullo. Una mujer que se hace llamar Mrs Poppy asegura que su primera vez en un avión fue con su marido, que era el comandante del vuelo. “Volaba a Fráncfort desde Colombo junto a mis tres hijos. Mi esposo era el comandante del vuelo y, como siempre había escuchado que hay gente que tiene sexo a bordo, esa se había convertido en mi fantasía. Mi marido y yo, aprovechando que la tripulación descansaba y que nuestros hijos estaban dormidos, tuvimos un sexo increíble. Creedme: con 300 pasajeros a bordo, tuve que cortarme para no hacer demasiado ruido. Me alegro de haber vivido esta experiencia”, escribe.

El personaje de Jacqueline Bisset en 'Ricas y famosas' (1981) mantiene sexo con un desconocido en un avión al principio de la película y se presenta así ante los espectadores como una mujer moderna, libre y desprejuiciada.Michael Ochs Archives (Getty Images)

Kris Jenner prefirió contarlo abiertamente a la revista Cosmopolitan. “Estaba con Bruce [hoy Caitlyn Jenner] en un vuelo comercial, en primera clase. Pasamos a formar parte del Mile High Club y, al hacerlo, creímos que nos habíamos salido con la nuestra, porque practicamos sexo en el baño y nadie dijo nada cuando salimos. Sin embargo, cuando el avión estaba cerca de aterrizar, la azafata gritó por todo el avión: ‘¡Felicidades, señor y señora Jenner! ¡Ya forman parte del Mile High Club! ¡Estamos muy orgullosos de ustedes, por lo que les vamos a dar una botella de champán!’ Intenté esconderme en el asiento. Estaba muerta de vergüenza”.

Pero, ¿por qué tantas personas creen que el sexo en el cuarto de baño de un avión, a priori un lugar pequeño e incómodo, es algo digno de ser probado y compartido con el mundo? “Entra en juego la adrenalina, que es la hormona del riesgo y que es inmensamente adictiva, pues intensifica las sensaciones físicas y emocionales”, explica la psicóloga Lara Ferreiro. “Los orgasmos se intensifican a causa de la baja presión atmosférica, mientras que la sensación de peligro excita a muchos”.

Son tantas las personas que fantasean con tener relaciones en lo alto que ya existen empresas que han sabido sacar partido de sus deseos. La más conocida es Love Cloud, una compañía que ofrece vuelos (por ahora, solo en Las Vegas) en los que celebrar bodas, aniversarios, encuentros de San Valentín, cumpleaños u… “ocasiones especiales”. Atención a la literatura en su web: ”Una escapada exclusiva a las nubes que proporciona el más sereno telón de fondo para que surja la pasión”. Entre las opciones de contratación existentes se encuentra la de pasar a formar parte del Mile High Club, con tres modalidades que oscilan entre los 995 dólares por un vuelo de 30 minutos y los 1.895 dólares por pareja por un vuelo de una hora. Al pagar por estas experiencias, cada pasajero recibe una tarjeta y un certificado firmado por el piloto que indica que uno ya forma parte del Mile High Club. Si en algún momento del pasado practicar sexo en el avión fue algo que mantener en secreto, hoy es directamente algo digno de una condecoración.

La avioneta de la compañía 'Love Cloud', que permite tener sexo en el aire sin problemas con la ley.Love Cloud

Aunque la mayoría de quienes reservan los servicios de Love Cloud son parejas, la compañía ha atendido en alguna ocasión a grupos de tres o cuatro personas. A cambio de una tarifa adicional de 200 dólares por persona, es posible cultivar el poliamor: un colchón en el suelo, almohadas forradas de satén rojo y una cortina que separa la zona de la cama del piloto (que lleva auriculares con cancelación de sonido) completan el escenario. Además, quienes contraten el servicio pueden llevar sus propias listas de música para conectarlas al equipo de sonido del avión. ¿Todavía no está convencido? Si, pese a todo lo anterior, lo que usted quiere es volar un ratito con su pareja en un ambiente sugerente, pero sin pasar a mayores, Love Could ofrece también una opción en clave cita romántica: aquí, directamente, el sexo está prohibido.

Lo cual nos devuelve al caso que abre este artículo. Por muy excitante que pueda parecer el sexo en el aire, conviene tener en cuenta las leyes del país donde está registrado el avión. Esa es la normativa que impera, algo que explica la detención de aquella pareja británica: en el Reino Unido, el sexo en baños públicos está penado. En España, tener sexo en un avión sería delito si se hiciese con la puerta abierta, pues se incurriría en delitos de exhibicionismo y provocación sexual. Quien busque turbulencias sexuales, por lo tanto, que tenga en cuenta también las leyes. Llámelo geopolítica, si quiere.

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