Drogas contra alienígenas: 25 años de ‘The Faculty’, cuando la fiebre por el terror adolescente saltó a la ciencia ficción

Pocas películas tardan menos en contextualizarse a sí mismas que The Faculty: se estrenó en Estados Unidos hace 25 años, el día de Navidad de 1998 (y en España unas semanas después, en enero de 1999), pero sus segundos iniciales, con el logo de Dimension Films y la canción The Kids Aren’t Alright de The Offspring, ya se encargan de dejar muy claro el tiempo de su producción a todo espectador que lo ignore. D...

Pocas películas tardan menos en contextualizarse a sí mismas que The Faculty: se estrenó en Estados Unidos hace 25 años, el día de Navidad de 1998 (y en España unas semanas después, en enero de 1999), pero sus segundos iniciales, con el logo de Dimension Films y la canción The Kids Aren’t Alright de The Offspring, ya se encargan de dejar muy claro el tiempo de su producción a todo espectador que lo ignore. Dos años antes, Scream: Vigila quién llama había inaugurado una exitosa corriente comercial de cine de terror adolescente, justo de la mano de Dimension Films, la división dedicada al género dentro del que era el estudio de Harvey y Bob Weinstein, Miramax. Del mismo modo que Scream no tardó en verse convertida en trilogía, el conjunto de la industria, en los meses posteriores a la aparición del clásico de Wes Craven, daría también luz verde a prácticamente cualquier proyecto que incluyese adolescentes siendo fileteados por el asesino o la criatura sobrenatural de turno, especialmente si llevaban la rúbrica del arquitecto de todo aquello, el guionista Kevin Williamson.

En busca de vías por las que explotar el filón, el estudio recuperó un borrador descartado a principios de los noventa que proponía una variación del argumento de La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), alienígenas que se infiltraban en una comunidad a base de usurpar la identidad de sus vecinos, pero oportunamente ambientada en un instituto. Dimension Films reclutó al guionista de Scream, Williamson, para dar su toque al guion final y encargó la dirección a uno de los descubrimientos del sello aquella década, Robert Rodriguez, a quien, al fin y al cabo, acababa de producir otra película de terribles monstruos ocultos bajo carcasas humanas, Abierto hasta el amanecer (1996). “Mira, ¡necesitamos que hagas esto ahora mismo porque lo de las películas adolescentes podría acabarse en un año!”, pidió el estudio a Rodriguez, según contó el cineasta el pasado mes de mayo en una entrevista a Digital Trends con motivo del estreno de su película Hypnotic y del cuarto de siglo cumplido por The Faculty.

“Nunca había oído a gente hablando con tanto entusiasmo de The Faculty hasta hace un par de años”, confesaba el director en la entrevista, en una muestra de la renovada consideración hacia un trabajo que en su día tuvo un recibimiento más bien frío. Con un estreno en fechas festivas programado para dar el mismo golpe en la mesa que Scream y Scream 2 (1997) en las dos Navidades anteriores, la película tuvo un recorrido correcto en la taquilla de EE UU –recaudó 40 millones de dólares por los 15 que había costado–, pero en absoluto comparable al de las andanzas de Ghostface. Una de las actrices emergentes que conformaban su reparto, Jordana Brewster, ironizaba hace poco en Collider sobre las altas expectativas que ella tenía puestas en The Faculty frente a las que tenía en otro de los títulos en los que se encontraba involucrada en aquel momento: “Pensaba que A todo gas [2001] sería una película pequeña sobre coches, un proyecto de verano divertido, pero que The Faculty sería un bombazo”.

Con una campaña publicitaria avalada además por una colaboración de Tommy Hilfiger con el reparto de la película (donde, además de Brewster, se encontraban figuras como Josh Harnett, Elijah Wood, Clea DuVall o el rapero Usher), a la decepción comercial se sumó una recepción crítica poco favorable. En The New York Times, el periodista Lawrence Van Gelder se aventuró a titular su reseña “The Faculty: sin posibilidad de perdurar”. Sin embargo, ya en 2013, un artículo de MTV se preguntaba “15 años después, ¿ha logrado The Faculty perdurar?”. El autor, Vadim Rizov, destacaba la identidad puramente coyuntural de la película, una cápsula del tiempo que, además de empezar con The Offspring y acabar a ritmo de Oasis, localizaba una masacre en un instituto solo meses antes de que los asesinatos de la Escuela Secundaria de Columbine, en abril de 1999, convirtieran un concepto como ese en tabú para los ejecutivos de cualquier estudio. Si bien su violencia, subrayaba Rizov, tenía más que ver con las exageraciones cómicas de productos adolescentes como el musical de los Ramones Rock ‘n’ Roll High School (1979) que con cualquier aspiración realista.

El sistema nos convierte en esclavos

“Tiene algo de verso suelto en la filmografía de Rodriguez. Por ejemplo, no firma el guion, algo muy raro en él porque siempre quiere tener el control absoluto de sus películas”, dice a ICON Noelia Gregorio Fernández, doctora internacional en Estudios Norteamericanos por el Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá de Henares y autora del libro Una mirada al cine chicano: Robert Rodriguez en la era transnacional (2020). La doctora Gregorio emparenta The Faculty con Abierto hasta el amanecer y la posterior Planet Terror (2007) “a través del tema de lo grotesco, la mezcla de lo bello y lo feo”. “Es una de las constantes de su cine. El personaje de Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer es un ejemplo paradigmático, una mujer exuberante que de pronto se convierte en vampiro. En The Faculty sucede con el de la actriz Famke Janssen, que con la monstruosidad además parece que se desinhibe”, explica.

En su investigación, Gregorio reivindica cómo Rodriguez logró cambiar desde los parámetros del cine comercial de Hollywood la representación latina, tanto en sus historias como en la conformación de sus elencos, antes de que se diese una concienciación crítica tan amplia como la de los últimos años o de que los estudios viesen un nicho de mercado en ese sector del público. “Aunque The Faculty no sea una película que haga una alusión específica a la latinidad, incluir a dos actrices como Jordana Brewster y Salma Hayek, de origen brasileño y mexicano respectivamente, sin que sus personajes estén estereotipados es bastante importante para 1998″, opina. “Ahora se me vienen a la cabeza Jenna Ortega o Melissa Barrera, que precisamente han sido las protagonistas de las dos últimas películas de Scream. Pero en el terror adolescente de los noventa no era nada habitual”.

Definida por la actriz Clea DuVall como un cruce entre La invasión de los ladrones de cuerpos y El club de los cinco (1985), la historia de The Faculty dibuja la improbable alianza entre un grupo de adolescentes con poco que ver entre sí –un empollón, un macarra secretamente brillante que fabrica y pasa droga, la periodista de la revista del instituto, un exjugador de fútbol que reniega del equipo, una chica gótica y otra recién mudada– frente a unos extraterrestres que se han hecho con el control del profesorado. Con mucho humor negro y repleta de homenajes a La cosa (El enigma de otro mundo) (1982), de John Carpenter, parodia incluida de la escena donde los protagonistas deben someterse a una prueba (aquí, drogarse) para ver quién miente y es un alienígena, The Faculty se erige como una película prácticamente quintaesencial del subgénero de cine de institutos por su elogio de la diferencia y su sátira del sistema educativo: en la trama, las autoridades de la escuela literalmente buscan adocenar, homogeneizar y convertir en “esclavos sin cerebro” al grueso de los alumnos.

Pese a que los jóvenes integrantes del reparto no lograrían aquí el salto a la fama en que confiaban, su momento tampoco tardó en llegar. Josh Harnett, que ese 1998 hacía doblete en el terror con Halloween H20, se convirtió tres años después en ídolo adolescente gracias a Pearl Harbor y Black Hawk derribado. Jordana Brewster encontraría en A todo gas, la pequeña película de coches de la que no esperaba nada, un plan de pensiones perfecto: incluyendo aquel episodio inicial, ha aparecido ya en seis entregas de la saga Fast & Furious interpretando a Mia Toretto, la hermana del personaje de Vin Diesel. Clea DuVall se forjaría una sólida carrera en el cine independiente (apareció solo un año después en Inocencia interrumpida y el clásico lésbico But I’m A Cheerleader). Y Elijah Wood sería informado en aquel rodaje por el periodista Harry Knowles, gracias al cameo que hacía en The Faculty, de que su amigo Peter Jackson buscaba actores de un perfil parecido al suyo para el casting de El Señor de los Anillos.

Aunque la burbuja del terror adolescente pinchó a lo largo de los dos miles para dar paso a otros movimientos como el del torture porn, la nostalgia por aquel cine ha dado nueva vida a títulos que muchos creían concebidos para consumirse y autodestruirse en el momento. Además de la corriente de progresiva defensa de The Faculty, también la saga Scream regresó con renovado músculo comercial y se espera el rodaje inminente de una sexta entrega de Destino final (2000). Incluso a un nivel más anecdótico, en el verano de 2022 Jaume Ripoll, cofundador y director editorial de Filmin, tuiteaba estupefacto que Sé lo que hicisteis el último verano (1997) había sido la película más vista de la plataforma en un día en el que llegaban otros grandes clásicos de mayor renombre y prestigio al catálogo. En cuanto a Robert Rodriguez, la mejor etapa comercial de su carrera llegó con el cambio de milenio. Actualmente integrado en el ecosistema de las series de Star Wars, en los últimos años el cineasta ha rodado algunas secuelas de sus éxitos, a los que pronto podría unirse The Faculty con el reparto original, según dejó caer en una entrevista reciente.

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