De Farruko a Daddy Yankee: cómo el perreo ha sucumbido a la religión
El puertorriqueño se convierte en el último artista de música urbana que pone su fe por delante de su carrera, un fenómeno más común de lo que parece
El 3 de diciembre fue “el día más importante” en la vida de Ramón Luis Ayala Rodríguez, Daddy Yankee. El cantante anunció ante las más de 18.000 personas que llenaban el Coliseo de Puerto Rico su retirada definitiva del reguetón para dedicarse a Cristo: “Esta noche reconozco, y no me avergüenzo, de decirle al mundo entero que Jesús vive en mí y que yo viviré para él”. Las declaraciones del puertorriqueño fueron la última muestra mediática de un fenómeno que se ha con...
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El 3 de diciembre fue “el día más importante” en la vida de Ramón Luis Ayala Rodríguez, Daddy Yankee. El cantante anunció ante las más de 18.000 personas que llenaban el Coliseo de Puerto Rico su retirada definitiva del reguetón para dedicarse a Cristo: “Esta noche reconozco, y no me avergüenzo, de decirle al mundo entero que Jesús vive en mí y que yo viviré para él”. Las declaraciones del puertorriqueño fueron la última muestra mediática de un fenómeno que se ha convertido en un fenómeno común entre numerosos artistas del género: el de compaginar la exitosa vida de reguetonero con la difusión de sus principios religiosos. Algunos de estos artistas de éxito han encontrado en la fe un refugio frente a situaciones complicadas, un fin para llenar vacíos vitales o una práctica heredada. Algo parecido a lo que en generaciones anteriores hicieron músicos de otros géneros como el estadounidense Bob Dylan, el británico Cat Stevens, el dominicano Juan Luis Guerra o el español Peret.
Con influencias de géneros como el reggae, el hip hop y el dancehall, el reguetón consiguió consolidarse culturalmente en los 90 entre la juventud puertorriqueña de la mano de artistas como Vico C, Tego Calderón, Daddy Yankee o Don Omar. Ese género que encaraba los prejuicios sociales y que exploraba la sexualidad logró romper las barreras clasistas de su época y es hoy un fenómeno mundial
Ese contraste entre la moral cristiana y la desinhibición que exhiben los cantantes no resulta tan extraño, según Juan Antonio Fernández, profesor de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). “Aunque puede resultar chocante para el público, el reguetón y la religión comparten más de lo que a primera vista pudiera parecer. Ambos son agentes de socialización que propician encuentros en los que una comunidad estrecha sus vínculos afectivos y en los que las emociones juegan un papel destacado”, explica.
Fernández apunta que ambos mundos tienen en común un refuerzo de las características que crean la estructura patriarcal. Las prácticas religiosas lo hacen a través del posicionamiento del varón en figuras de relevancia como Dios y Jesús, en detrimento de la posición de relevancia de las mujeres en la organización. “El reguetón lo hace por medio de la proyección de los estereotipos sexistas tradicionales en canciones que, en su mayoría, son cantadas por hombres”, explica el profesor.
El fenómeno alcanzó en su momento a artistas pioneros del género, como el rapero panameño El General –que tras su retirada en 2004 se convirtió en Testigo de Jehová– o Héctor El Father –que decidió dedicarse a ser pastor–. Las creencias de este tipo de músicos aparecían como una fortaleza ante diversas situaciones de su vida.
Un refugio
Los situaciones complicadas se convierten en una de esas causas que llevan al artista a refugiarse en la Iglesia. Un ejemplo sonado fue el de Don Omar (45 años), otro de los grandes precursores del reguetón, que tuvo que enfrentarse a episodios traumáticos a temprana edad. De orígenes humildes, William Omar Landrón comenzó a vender drogas en un barrio de San Juan, Puerto Rico, cuando tenía solo 14 años. Años más tarde, reconoció que lo hacía por ocio (“la palabra más nociva para el ser humano”, afirmó). La vida de Landrón cambió a los 16 años, cuando en una salida junto a dos de sus amigos, un tiroteo terminó con la vida de estos. Él resultó ileso. Fue ahí cuando acudió a la Iglesia. “Recurrí a Dios porque temía por mi vida. No entendía por qué todavía estaba vivo. Se murieron mis dos amigos. Yo no recibí ni un solo impacto. Lo más que necesitaba en esa vida era canalizarme, un canalizador espiritual”, explicó en entrevista con el empresario chileno Don Francisco en 2022. Landrón decidió entonces ligar su vida a la Iglesia como pastor protestante, una relación que mantuvo cuatro años, hasta que decidió incursionar en la música y forjar la historia de Don Omar.
Fernández apunta que en el viraje de algunos artistas destacan algunos patrones, como esa vivencia de situaciones traumáticas, la insatisfacción o los vacíos existenciales. “Ante este tipo de sacudidas, la religión se presenta como una forma de llenar la ausencia de orden o sentido”, indica. En su mensaje, Daddy Yankee resaltaba que, pese a su exitosa carrera, sentía un vacío vital que le dejaba insatisfecho: “Por mucho tiempo yo intenté llenar un vacío en mi vida que nadie pudo llenar […] Me pude dar cuenta que para todos era alguien, pero yo no era nada sin Él”, explicaba, aludiendo a Cristo.
Una fe heredada
Algunos artistas viven la fe de una manera más personal, sin un proselitismo tan marcado. El rapero canario Cruz Cafuné (Carlos Bruñas) comenzó a escuchar reguetón cuando era adolescente y estaba de moda entre los chicos más mayores de su instituto. Artistas como Tego o Nicky Jam formaron parte del catálogo que le inspiró para comenzar su trayectoria en la música urbana. Este año, el rapero canario ha lanzado Me muevo con Dios, un disco en el que refleja parte de sus vivencias y sentimientos, sin dejar de lado las alusiones a su idea de fe (“A veces Dios castiga dándote lo que deseas / Intento poner amor en todo lo que hago / El 100 en todo lo que hago, a Dios en todo lo que hago”).
Cruzzi –como es conocido coloquialmente– suele rezar por las noches. Cree que la parte ética del cristianismo puede servir mucho a la gente, aunque vive la fe de forma más personal. “Creo que hay algo y que está en todo lo vivo. Es una fe al fin y al cabo, crees o no crees. Yo creo que el amor nos mueve a todos nosotros, mueve todo lo que esta vivo, pero no puedes medirlo, no hay un amormómetro”, reflexiona para ICON.
Esa fe de la que habla le llegó de manera heredada, por los valores con los que creció de pequeño: el amor, el querer hacer cosas buenas, cosas que ayuden a la gente a la que quiere y a su comunidad. “Tengo bien claro que hay muchas cosas que yo hago porque son fe, porque yo creo en eso. Tampoco creo que haya un tipo barbudo en el cielo que te diga: ‘Hermano, como hace 40 años hiciste tal cosa mal, te toca una eternidad de fuego y sufrimiento’. No creo que eso sea así, y de hecho a veces me da mucha angustia pensar que voy a tener que vivir una eternidad más”, indica.
Fuera del género
En 2021, el cantante Farruko publicó Pepas, una canción que aludía al consumo de drogas estupefacientes y que pronto se convirtió en uno de los temas más sonados de ese verano. El cantante no tardó en arrepentirse y ocho meses después pidió perdón públicamente por haberla lanzado. “Hoy en día puedo decir que Dios está bregando conmigo […] Sabe Dios a cuántos de sus hijos les hice daño”, afirmó ante su público de Miami en febrero de 2022. En su intervención, parecida por momentos a la de Yankee, el cantante anunció su conversión al cristianismo, por la que dejaba de lado la música secular para enfocarse en la música cristiana.
Tres de diciembre: Un grupo de drones forma una cruz enorme sobre el público del Coliseo de Puerto Rico. Daddy Yankee mira al cielo desde el escenario. Sin soltar el micrófono, el cantante termina el discurso que ha comenzado dos minutos antes. “Jesús, como tú me permitiste, por tu misericordia, recorrer el mundo, que así tú me permitas desde Puerto Rico evangelizar el mundo. Por fin, llegué a la meta. Soy libre. Amén”. El cúmulo de drones cambia la estructura formada, y sobre el público se refleja un mensaje: “Cristo te ama”.
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