Del éxito masivo a una orden de alejamiento: la agria separación de Hall & Oates, el dúo más grande del mundo
Daryl Hall ha denunciado a John Oates, su compañero durante 50 años. Podría ser el fin definitivo de un dúo que nunca convenció a los críticos, pero arrasó entre el público
No hay dúo sin divorcio. Es casi una regla del pop: dos personas comienzan su carrera juntas y alcanzan el éxito juntas. Entonces se distancian y se separan agriadas y prometiendo que juntas, nunca más. De Simon y Garfunkel a Ella Baila Sola. De Eric B. & Rakim a Ike & Tina la ruptura parece inevitable. ...
No hay dúo sin divorcio. Es casi una regla del pop: dos personas comienzan su carrera juntas y alcanzan el éxito juntas. Entonces se distancian y se separan agriadas y prometiendo que juntas, nunca más. De Simon y Garfunkel a Ella Baila Sola. De Eric B. & Rakim a Ike & Tina la ruptura parece inevitable. El último caso, conocido hace solo unos días, es el Hall & Oates, la pareja artística que en 1984, la Recording Industry Association of America, la asociación profesional de la industria musical estadounidense, denominó “el dúo con más éxito de la historia”.
A finales de noviembre, Daryl Hall, de 77 años, presentó una demanda contra John Oates, de 75, alegando el incumplimiento del contrato que el dúo firmó sobre los derechos de su música. Al parecer, Hall se enteró de que Oates pensaba venderlos, le denunció y un juez de Nashville emitió una orden para que de momento no pueda cerrar la venta de su parte en Whole Oats Enterprises, la sociedad que comparte con Hall, al fondo Primary Wave IP Investment Management. La demanda incluía una orden temporal de alejamiento, que es una medida que se toma para evitar que una de las partes perjudique los intereses económicos de la otra.
La de Hall & Oates es la historia de uno de los dúos más rentables de la historia y al mismo tiempo uno de los más ignorados. Es difícil encontrar referencias a ellos en los libros de historia del rock y cuando aparecen, como en El diccionario biográfico del pop de Dylan Jones, se hace sangre. “Hall & Oates nunca fueron cool. Ni cuando empezaron (entonces Bowie era cool), ni en el cenit de su popularidad (entonces Madonna era cool). El problema es simple. Aunque han hecho algunas de las mejores canciones de blue eyed soul jamás escritas, tenían un problema de imagen. Daryl Hall parecía un peluquero de una ciudad de provincias y John Oates parecía la versión más fea del hermano pequeño de Super Mario”, escribió el autor inglés.
La clave del actual conflicto es que coleccionaron éxitos. Publicaron 18 álbumes entre 1972 y 2006. Tuvieron seis números uno en EE UU; 16 canciones en el top ten; 34 en el top 100. A principios de los ochenta encadenaron tres álbumes que vendieron millones de copias: Voices, Private Eye y H2O. En su última gira juntos, en 2021, hablando de su repertorio en directo, Oates declaró: “Tenemos el problema increíblemente grave de tener demasiados éxitos. Nos encantan esas canciones. No nos cuesta tocarlas porque son geniales. Y hablan por sí mismas porque resistieron la prueba del tiempo”.
Pero siempre fueron el ejemplo de la banda que hacía música para la gente a la que la música no le importaba demasiado. Ser fan de Hall & Oates no daba caché. “Llevar una camiseta de Hall & Oates no significa nada”, dijo una vez el manager de Metallica. Y es verdad, pero también lo es que en las emisoras de clásicos, ahora omnipresentes, es fácil escuchar Maneater, She´s gone o Out of Touch. Eso no ha hecho que aumente su reputación. Ni siquiera les tocó cuando se empezó a reivindicar a grupos como Steely Dan como adalides del subgénero yacht. Hall & Oates no eran de California, sus canciones no sonaban a ejecutivos y rubias siliconadas tomando prosecco en un yate. Ellos eran de Filadelfia y los asociaban a amas de casa de clase media en un suburbio. En El príncipe de Bel Air, Carlton, el primo de Will Smith que se comportaba como un pijo blanco, bailaba a escondidas You Make My Dreams de Hall & Oates. Will le pillaba y él se retiraba avergonzado.
En gran parte son prejuicios lo que hay sobre ellos. Cuentan que el Rock and Roll Hall of Fame no quería incluirles porque se acusaba a la institución de ser demasiado masculina y blanca. Hall and Oates eran blancos que hacían música que se podría considerar apropiación cultural porque sus canciones más gloriosas son las más cercanas al soul. Si entraron fue gracias a un fan en particular joven y negro: Questlove, de The Roots. Él fue también quien dio el discurso de presentación. “Hall and Oates curan cualquier enfermedad conocida. Atravesaron todas las fronteras porque eso es lo que hace la buena música”, declaró.
La verdad es que eran una pareja curiosa. Daryl Hall, de familia alemana, era alto y rubio. John Oates, de orígenes italianos, gibraltareños, marroquíes e ingleses, era bajito con el pelo negro muy rizado y un bigote que se afeitó hace décadas, pero que, aún así, es lo que más se recuerda cuando se piensa en él. Los intentos de ambos de parecer hijos de su tiempo resultaban patéticos. En el vídeo de Rich Girl, Hall lleva unas gafas absurdas y un abrigo de piel y John Oates un traje con chaleco que está más cerca de Joe Pesci en una película de gangsters que de John Travolta en Fiebre del sábado noche. Y eso restaba peso a una canción magnífica que perfectamente podría haber compuesto Marvin Gaye.
Se conocieron en los sesenta, cuando Hall promocionaba el primer sencillo de su grupo, The Temptones, un cuarteto de blancos haciendo soul al estilo de Four Tops o Temptations. Los dos congeniaron, eran estudiantes de primer año de la universidad de Temple, y empezaron a compartir piso. Terminaron fundando Hall & Oates en 1972. Empezaron a grabar con Atlantic, pero no fue hasta que ficharon por RCA en 1975 cuando empezaron a destacar. Su primer megaéxito es el disco Bigger than Both of Us. Da la impresión que Daryl Hall tenía esa convicción callada, tan habitual en uno de los componentes de dúos como Wham! o Pereza, de que él lo hacía todo y Oates era poco más que un figurante. De hecho, no le gustaba ni la idea de ser un dúo.
“Cualquiera que sea la mística de estar en un dúo, no me gusta”, declaró en 2022 a Los Angeles Times. “John y yo llamamos a nuestra empresa para las giras Two-Headed Monster [monstruo de dos cabezas], porque así es. Es muy molesto ser un dúo, porque la gente siempre dice: ‘Oh, tú eres el alto, tú eres el bajo’. ‘Tú eres el que canta, tú eres el que no canta’. Siempre te comparan con la otra persona. Funciona en la comedia, como Laurel y Hardy o Abbott y Costello, pero con la música, en realidad, es jodido”. De hecho, se cuenta que si no se separaron antes fue por obligaciones contractuales. RCA creía que la extraña pareja funcionaba y boicoteó cualquier intento de Hall de hacer una carrera seria en solitario. Cuando en 1976 grabó un álbum con Robert Fripp que se salía por completo de su trabajo con Oates, RCA le prohibió publicarlo y lo almacenó.
En los últimos tiempos, Hall ya lo decía abiertamente. “¿Crees que John es mi socio? Es mi socio comercial. No es mi socio creativo”, declaró en una entrevista. Según la agencia AP, aunque lo que se sabe de la demanda no especifica qué está exactamente a la venta, el fondo Primary Wave hace 15 años que muestra interés por adquirir el catálogo de canciones de Hall & Oates En una entrevista de 2021 con Sky News, Hall aludió a una venta anterior de parte de su catálogo. “Lo vendieron y no gané nada”, dijo antes de aconsejar a los artistas que conservaran sus derechos: “Todo lo que tienes es eso”.
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