“El guapo da asco, por lo que tiene que buscar mecanismos para mostrar miserias”: ¿pueden los cómicos ser sexis?

Una nueva generación de cómicos surge en las redes sociales y rompen con un viejo estereotipo: que un humorista no podía ser canónicamente guapo

¿Se puede ser guapo y humorista? TikTok dice que sí.Getty Images / Pepa Ortiz (Collage)
Barcelona -

“Creo que si un cómico es demasiado guapo, voy a ser incapaz de creer que vaya a ser bueno. La comedia es para nosotros; es nuestro premio de consolación”, dijo Conan O’Brien en el podcast WTF de Marc Maron. Conan O’Brien es carismático, talentoso, encantador. ¿Canónicamente bello? No. El debate acerca de si la belleza y la comedia son enemigas no es nuevo, pero gracias a las redes sociales asistimos a una oleada de nuevas figuras que intentan demostrar que rostros armónicos, miradas profundas y unos buenos...

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“Creo que si un cómico es demasiado guapo, voy a ser incapaz de creer que vaya a ser bueno. La comedia es para nosotros; es nuestro premio de consolación”, dijo Conan O’Brien en el podcast WTF de Marc Maron. Conan O’Brien es carismático, talentoso, encantador. ¿Canónicamente bello? No. El debate acerca de si la belleza y la comedia son enemigas no es nuevo, pero gracias a las redes sociales asistimos a una oleada de nuevas figuras que intentan demostrar que rostros armónicos, miradas profundas y unos buenos tríceps no son necesariamente incompatibles con los chistes. Sin embargo, los cómicos más agraciados son conscientes de que su físico, aunque sea un gran aliado para lograr seguidores y likes, no ayuda necesariamente a despertar risas.

“Cuando empecé a hacer comedia, la gente me convirtió en un villano. Hace 20 años era diferente, era muy guapo, y la audiencia me odió de forma inmediata. Así que pensé que era interesante interpretar en su lugar a un villano, porque en las películas es quien interpreta”, explica Anthony Jeselnik en una entrevista. Alto y esbelto, con los rasgos esculpidos de un modelo, Jeselnik parece demasiado guapo para ser un cómico. En cierto modo, su buena apariencia marcó el rumbo de su carrera. Asegura que cuando empezó rápidamente se dio cuenta de que no podía hacer, por ejemplo, chistes autoflagelantes sobre no poder conseguir una novia. Si la comedia se basa en gran parte en resaltar los defectos propios, reírse de ellos, señalar nuestra peor parte y celebrar el ridículo de uno mismo frente al mundo, ¿es creíble que esto lo haga alguien de belleza arrebatadora? ¿Es verosímil que una miss haga de Lina Morgan o un galán de Chiquito?

El cómico Anthony Jeselnik. ¿Demasiado guapo para ser gracioso? TikTok cree que no.Mark Davis (WireImage)

Parece que, en 2023, sí. Al haberse convertido las redes sociales en la nueva plataforma del humor, asistimos al nacimiento de una generación de cómicos cuya belleza es precisamente el chiste. Es el caso de Matt Rife, que tiene más de seis millones de seguidores (es posible que muchos ni siquiera vean sus vídeos con sonido) y que se jacta en sus shows de que la mayoría de sus fans son mujeres. Mientras que lo habitual es que los reyes de la comedia suban a sus perfiles sus monólogos, él los alterna con vídeos en los que entrena sin camiseta e imágenes dignas de editorial de moda en las que presume de unos bíceps que merecerían emprender carrera en solitario. Aunque él no ha querido que su espectacular físico funcione como una traba, muchos creen que su apariencia es la señal inequívoca de que ahora es necesario ser guapo para ocupar cualquier posición de éxito. Algunos, como Conan O’Brien, consideran casi ofensivo que cada vez más humoristas tengan unos pómulos tan afilados como su humor.

Hay quien piensa que ser un cómico guapo es un oxímoron, aunque hemos de reconocer que al consultar al respecto con diversos humoristas, todos han señalado que el físico, en principio, no tendría que importar en absoluto. “No debe importar si el contenido es bueno, a no ser que se juegue con elementos del físico de manera intencionada. Hay un capítulo maravilloso de 30 Rock [en España se llamó Rockefeller Plaza, pero nadie lo recuerda] que habla de la burbuja en la que vive la gente guapa [el protagonista es Jon Hamm] y cómo todo el mundo a su alrededor es más indulgente y comprensivo con sus defectos gracias al deslumbramiento que provoca su belleza. Pervive la idea de que las personas bellas son idiotas, cuando en realidad, todas las personas somos idiotas”, explica Pepe Colubi, humorista, escritor, periodista y guionista, antes de mencionar a Jeselnik como ejemplo de cómico hercúleo, a sabiendas de que se trata de una notable excepción.

“¿Es Jim Carrey guapo?”, continúa. “¿Lo sigue siendo cuando exagera, retuerce y contorsiona sus gestos para lograr imitaciones delirantes? Creo que en comedia también se juega el fascinante rol de ser tan feo que es guapo, signifique lo que signifique eso”, dice. En un texto publicado en la web literaria Lit Hub, la cómica Jena Friedman hace a diversos compañeros de la profesión algunas de las preguntas a las que las mujeres que se dedican a la comedia se enfrentan de forma recurrente, y entre ellas, cómo no, está la de si los cómicos pueden ser sexis. Bob Odenkirk es tajante. “No. Supongo que puede haber algunos que lo sean, sólo para fanáticos del fetiche. Creo que parte de ser comediante es ser un desvalido, por lo que no puedes ser ni genial, ni sexy... Siempre he pensado que no puedes tener ambas cosas, porque para ser divertido, tienes que burlarte de las convenciones, y la belleza y la sensualidad, muchas veces, se ajustan a un ideal”, responde.

En la serie '30 Rock' Jon Hamm interpretó a un personaje que daba la vuelta al mito de que el gracioso no puede ser guapo: todo el humor de su personaje surgía, precisamente, de lo bello que era.NBC (NBCUniversal via Getty Images)

Por su parte, el presentador y actor Arturo Valls, curtido en la comedia y cuyo estilo de showman se apoya en la mirada pícara, asegura que lo que tendría que importar es la calidad y la actitud del cómico, pero reconoce a la vez que el papel del triunfador impone una barrera con el público y resulta más gracioso el perdedor, con quien es más fácil empatizar. “Quizás el guapo no ha tenido que desarrollar en su vida el arma de la simpatía, ni ha tenido que ser gracioso, porque tiene un terreno ganado a nivel social. En el mundo actoral y del entretenimiento, habrá gente guapa que habrá aprovechado su belleza para ser el galán o el protagonista de comedias románticas, no para ir a los bares a hacer monólogos… Lo que está claro es que el guapo da asco, por lo que tiene que buscar mecanismos para mostrar miserias y que la gente conecte. Creo que lo tiene quizás más fácil el feo en este sentido, porque el guapo tiene que buscar maneras para que ese físico arrebatador no esté en primer plano ni sea lo más importante”.

“Aunque en principio para hacer humor el físico no tendría que importar, creo que si eres un niño guapo, todo te viene dado, por lo que no tienes que hacer ningún esfuerzo”, opina Juan Flahn, director de comedias como Chuecatown y guionista de series como La casa de los líos. “Si eres guapo, las chicas y los chicos te vienen solos, mientras que los feos, o los que así nos sentimos, desarrollamos desde pequeños la capacidad de llamar la atención, hacernos querer y de que la gente lo pase bien con nosotros, porque de otro modo, no tendríamos las mismas atenciones que los guapos, cuya cara es suficiente reclamo. Por eso creo que es raro que los cómicos sean realmente atractivos, pero las cosas están cambiando. Además de la belleza natural, han desarrollado una inteligencia y una facilidad de palabra tal que pueden ser cómicos guapos y divertidos”.

“Creo que ahora la autoparodia ha llegado a tal punto de sofisticación e inteligencia que incluso los guapos la practican”, continúa Flahn. “Intentan demostrar que todos, también los guapos, cometen errores similares y tienen complejos e inseguridades. Reírnos de eso más allá del aspecto físico es un don del humor”. “La autolesión humorística es incontestable e imbatible, pero el material de un cómico no debería reducirse a esa dinámica”, sentencia Colubi para finalizar. “Saberse deforme, mostrenco y repulsivo ayuda mucho a la risa, pero hay otros intangibles que compensan tanta miseria: el ingenio, el carisma y la empatía. Todas son criaturas en el jardín de la comedia”.

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