Trace Lysette: “Si una TERF se sentase conmigo y supiese como ha sido mi vida aprendería algo y tal vez hasta se sentiría avergonzada”
La actriz protagonista de ‘Monica’ ha recibido el aplauso unánime en el Festival de Venecia, ha hecho historia al ser la primer mujer trans en protagonizar una película en selección oficial y llega ahora el Festival de Gijón
Pasó parte de su adolescencia en Dayton, Ohio, y ha convertido Los Ángeles en su hogar, pero la ciudad que Trace Lysette (nacida Kentucky y coquetamente reservada a la hora de revelar su edad) añora es Nueva York. “Viví en Brooklyn durante 10 años”, explica por videoconferencia desde su casa de Los Ángeles. Existir como mujer trans a comienzos de los 2000 no era fácil,...
Pasó parte de su adolescencia en Dayton, Ohio, y ha convertido Los Ángeles en su hogar, pero la ciudad que Trace Lysette (nacida Kentucky y coquetamente reservada a la hora de revelar su edad) añora es Nueva York. “Viví en Brooklyn durante 10 años”, explica por videoconferencia desde su casa de Los Ángeles. Existir como mujer trans a comienzos de los 2000 no era fácil, y Lysette recuerda como un simple paseo a la lavandería o al ultramarinos podía ser peligroso. Una vez, de madrugada, se dio de puñetazos en la calle Fulton con un cretino que le dijo que era un hombre.
En 2013 Lysette consiguió una de sus primeras oportunidades en televisión como Lila, una trabajadora sexual, en un episodio de Ley y Orden. Al años siguiente debutó como Shea, el papel que le lanzó a la fama, en Transparent (2014-2019). Fue su primer personaje trans y, aunque le atemorizaba que “salir del armario” limitase sus perspectivas profesionales, tres años después del fin de la serie Lysette se convirtió en la primera actriz no cis en protagonizar una película seleccionada en el Festival de cine de Venecia: Monica, del italiano Andrea Pallaoro. “Lysette tiene una presencia absoluta, su majestuosa belleza suavizada por una tristeza y una quietud conmovedoras”, ha dicho de su interpretación The Hollywood Reporter. La película se ha proyectado también en la sección oficial de la 60º edición del Festival de Gijón.
Tras tres rondas de audiciones y una conversación con el director, Trace se convirtió en la protagonista, una mujer trans que vuelve a su hogar en Ohio para cuidar de su moribunda madre (Patricia Clarkson), quien la echó de casa una década antes al enterarse de su orientación de género.
Usted también estuvo alejada de su madre durante un tiempo. ¿Cómo le hiceron sentir esos paralelismos con su propia vida? Fue duro. Mi madre y yo estamos muy unidas ahora, y asumir este papel fue obviamente personal. He tratado de proteger a mi madre y no reabrir esa herida; los años que estuvimos distanciadas y pasando por un montón de dificultades con respecto a la aceptación fueron difíciles para mí, pero también para ella. Nuestros padres también son víctimas, porque así es como la sociedad les ha programado a pensar sobre la infancia queer.
¿Cómo fue crecer en el Medio Oeste durante la época de Bill Clinton y George Bush como persona LGBTQ? Bastante violento. Recuerdo recibir una paliza a la entrada de mi casa y tener varios acosadores. No eran incidentes aislados: la violencia verbal y física era una constante. Iba al instituto con el pelo ondulado como Missy Elliot, uñas largas y ropa de mujer. Que me llamaran maricón era la norma. Además, no había referentes a seguir y a las mujeres trans no nos pintaban de la mejor manera, nos objetivizaban. En un momento dado, aprendí a defenderme y a contraatacar.
¿Qué cree que ha cambiado en Estados Unidos desde entonces? Bueno, yo aún recuerdo comprar las hormonas en la calle. Además, sobrevivíamos a base de trabajo sexual para poder permitirnos tratamientos de afirmación de género y recurríamos a procedimientos que ni siquiera eran seguros. Ha habido algunos avances en cuanto a la atención sanitaria de personas trans, aunque sigamos luchando por mantenerla. Otro gran avance es la representación positiva en el cine y en la televisión. Para mí, ver a Candis Cayne en un papel fijo en Dirty Sexy Money en 2007 fue uno de los mayores cambios, porque nos permitió soñar. Ese fue el comienzo de algo grande.
Imagino que le asusta ver que estados como Texas han definido los tratamientos de afirmación de género como abuso de menores y que otros como Florida rechacen estos cuidados. Resulta tan asqueroso. ¿Por qué hay un instinto de atormentar a los más débiles y los que más apoyo necesitan? Es realmente preocupante.
¿Tiene esperanza en las próximas elecciones? Tengo esperanza porque creo que las próximas generaciones son muy conscientes. Que la Generación Z y la Generación Alpha vayan a tener edad de votar es alentador; incluso estas elecciones de medio mandato fueron esperanzadoras. Trato de no ser excesivamente política, pero a veces me veo forzada por el hecho de ser trans. Además, no soy partidaria del sistema de dos partidos. Dicho esto, me alegró ver que los conservadores no salieran victoriosos como se pensaba, y creo que todo se debe a la Generación Z.
En numerosas ocasiones ha contado lo importante que fue su “familia elegida” cuando se mudó a Nueva York. ¿Qué impacto han tenido esas personas en suvida? Llenaron los vacíos en los que mi familia biológica no tenía las herramientas para ayudar. Rhonda, mi madre trans [figura que, en la cultura ballroom, retratada en series como Pose o documentales como Paris is burning, acoge a jóvenes queer y los ayuda y guía con su experiencia], es alguien con quien yo he llorado y reído, y también he confiado en ella con respecto a la experiencia transfemenina. Es una cincuentona de vieja escuela y ha visto cosas por las que mi generación no tuvo que pasar. Por eso es capaz de compartir su sabiduría conmigo. Además, en Nueva York encontré la escena ballroom y a mi padre gay Stanley Milan, alguien que me tomó bajo su amparo. Hizo todas las cosas que cualquier padre haría, desde ayudarme cuando me mudaba de apartamento hasta si necesitaba llorar por teléfono por un chico que no me trataba bien. Ha visto lo mejor y lo peor de mí. Solo espero que la historia de la familia elegida reciba la atención que se merece, porque son aspectos integrales de la experiencia queer. Yo no sé dónde estaría sin ella.
Hablando de sus predecesores trans, ha hablado de la presión asociada al passing [cuando una persona trans pasa por una persona cis] por parte de sus mayores, quienes le decían que la belleza era su único recurso en la vida. ¿Cómo influyó ese estándar de belleza opresivo en quien es usted hoy? La pasabilidad o el realismo, como lo llamábamos en la escena ballroom, era una forma de sobrevivir. No quiero decir esto como si fuera una declaración general, pero creo que la generación que viene ahora tiene más libertad, no tienen que adherirse a una sola forma de ser trans. Recuerdo que era una joven andrógina en Nueva York cuando pude obtener hormonas de un médico y me dijo: “Puedes seguir siendo tú misma, pero va a ser más fácil si eliges un género o el otro”. Yo no me decantaba por ningún género, estaba en una encrucijada. Y finalmente tomé la decisión de tener una experiencia transfemenina. Con ello vinieron las cirugías, que me permitieron avanzar con menos drama. De lo que no se habla es de que con pasabilidad y belleza tradicional recibes más atención masculina y piropos callejeros, algo que puede ser afirmativo para una chica trans pero que se puede convertir en algo aterrador, pasando de “qué guapa” a “es un puto hombre, un maricón”. Una idea errónea que se tiene sobre las mujeres trans es que están atrapadas en la vanidad y la belleza, y lo que hay es inseguridad y desprotección. Las cirugías que tengo vienen de una inseguridad muy arraigada.
Imagino que, siendo actriz, sufre una presión extra. Sí, nuestra industria es un microscopio. Y para actuar bien no puedo estar pensando en mis inseguridades físicas, tengo que estar presente en mi trabajo.
Me interesa su opinión sobre países como Argentina, y quizá España, que han aprobado leyes para despatologizar a la población trans y proteger la autodeterminación de género. Como mujer trans visible, ¿cómo vive las actitudes TERF que han suscitado en ciertos sectores feministas? Para mí es bastante obvio que las TERF más ruidosas realmente no nos conocen, nunca han ido a comer con una mujer como yo que, desde la experiencia, les podría explicar cómo es nuestra vida. Yo siempre trato de encontrar el equilibrio entre denunciar las ideas erróneas y proteger mi propia felicidad. Me he manifestado en el pasado, pero a veces tengo que cuidarme para poder seguir adelante.
¿Crees que este rechazo [a las mujeres trans] es a causa de la ignorancia? Sí, y de la falta de empatía y compasión. Por eso me apasiona contar historias trans, porque si pudieran ir a ver una película como Monica, o una obra que muestre cómo son realmente nuestras vidas, física y emocionalmente, creo que aprenderían, y tal vez hasta se sentirían avergonzadas.
Antes de salir del armario en Transparent declaró que solo actuaba en papeles de mujer cis por miedo a perder trabajos. Yo trabajaba en clubes cishetero de striptease de Nueva York arriesgando mi vida cada vez que iba al trabajo. Y esta experiencia sigilosa es algo de lo que casi no se habla. No recuerdo haber visto una serie que aborde cómo es tu vida cuando parte de tu existencia ocurre de manera encubierta, existiendo en espacios femeninos como los vestuarios de un club de striptease junto a mujeres cis. ¿Cómo vamos a ser tan diferentes si estamos experimentando juntas todas estas situaciones parecidas?
¿Cree que la industria trata a las mujeres trans mejor hoy que cuando hace una década? Sí, he visto progresión y mucha más visibilidad. Pero creo que sigue siendo difícil encontrar trabajos que nos ayuden a ser estables económicamente. Yo he estado pasando por colaboraciones especiales durante años. Y el personaje de estrella invitada es duro, porque estás constantemente esperando a que llegue un papel fijo. También, me gustaría que los productores y directores empiecen a pensar en actores trans para roles que no están específicamente escritos como trans, ya que es algo que no siempre tiene que entrar en juego. Me gustaría que empezaran a hacer castings a partir de la esencia de la gente en lugar de categorías que intentan rellenar. Si hay un papel que no está escrito como trans, que no tengan miedo de contratar a un artista trans y que tal vez se revele en el episodio tres o cuatro o que quizá nunca se revele. Creo que limitarnos a esperar papeles trans es muy duro, merecemos algo mejor.
Usted ha denunciado en numerosas ocasiones la desigualdad salarial existente entre actores cis y, especialmente, mujeres trans. Hollywood sigue estando dirigido sobre todo por hombres y es algo que no se va a arreglar en poco tiempo. Creo que la mejor manera de combatirlo es que personas con influencia o fama defiendan la necesidad de pagar a las mujeres y a las mujeres trans por igual. Es algo que va a requerir que algunos hombres influyentes digan: estamos en la misma película y haciendo el mismo trabajo, así que tenemos que cobrar lo mismo.
También ha sido muy crítica con el abuso y el acoso sexual. En noviembre de 2017 denunció cómo Jeffrey Tambor la acosó en Transparent. ¿Cómo le trató Hollywood tras contar su historia? Me habría gustado que la gente se hubiera puesto en contacto conmigo antes, porque me han dicho que estaban al tanto de algunas cosas que ocurrieron. Y nadie me contactó oficialmente. Hubo una investigación y fui interrogada durante horas. La parte que todavía me duele es que no hay manera de acallar a algunos detractores y a ciertas cosas que la gente va a decir sobre ti. Tenía mucho que perder y todavía siento que puede haber dañado a mi carrera, pero solo espero que en el futuro se trate a las mujeres trans con un poco más de respeto. Creo que la forma en que se trataron nuestras alegaciones fueron diferentes a las de actrices cis de perfil más alto. Pero aquí sigo. Me he curado y no tengo animosidad hacia nadie. He aprendido a proteger mi felicidad.
¿Qué le diría a un menor trans que está en una familia que le rechaza y crece en un lugar que no contempla sus derechos? Que, por muy duro que sea, su futuro es más brillante del que yo y mi generación podríamos haber soñado. Y que, tan pronto como sean capaces, busquen a otras personas que hayan vivido una experiencia queer o trans y traten de hallar fortaleza y felicidad en sus similitudes. La alegría es el único antídoto contra la dificultad, la ignorancia y el dolor. Es lo que nos hace seguir adelante.
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