La musa del bucle nostálgico
Daba igual que se hubiera vivido o no, medio mundo empezó a sentir como propio lo que jamás había conocido gracias a ‘Grease’
¿Se imaginan un bucle de 23 minutos con los primeros segundos del número musical más famoso de Grease? Como en un exasperante círculo vicioso, Danny (John Travolta) entona una y otra vez el arranque de la pegadiza canción You’re The One That I Want después de ver a la ñoña de Sandy (Olivia Newton-John) transformada en fiera gracias a una cazadora perfecto y unos pantalones de vinilo negro. Con los ojos como platos, el gesto de Travolta se queda colgado en el primer “It’s electrif...
¿Se imaginan un bucle de 23 minutos con los primeros segundos del número musical más famoso de Grease? Como en un exasperante círculo vicioso, Danny (John Travolta) entona una y otra vez el arranque de la pegadiza canción You’re The One That I Want después de ver a la ñoña de Sandy (Olivia Newton-John) transformada en fiera gracias a una cazadora perfecto y unos pantalones de vinilo negro. Con los ojos como platos, el gesto de Travolta se queda colgado en el primer “It’s electrifying”.
El videoensayo […] Craving for Narrative (2015), del artista alemán Max Grau, pone a prueba algo más que el sistema nervioso del espectador al detenerse de forma obsesiva en un instante icónico de la cultura popular. Grau ofrece una interesante y divertida reflexión sobre la industria de la nostalgia, internet y la psicología del loop.
El artista organiza su pieza en una pantalla de ordenador, con sus pensamientos en forma de subtítulos, dejando los márgenes blancos de la pantalla sin ocultar, subrayando así la cualidad de documento del vídeo de Grease. En la recta final, seguramente con la intención de no crispar más de la cuenta al espectador, aparecen ilustraciones gráficas e incluso alguna variación musical. El vídeo, que tiene siete años, se estrenó cuando ya estaba en marcha la mutación digital que ha cambiado el mundo y cuya obsesión sin fin por el metalenguaje aún está por ver a qué nos conduce.
La muerte de Olivia Newton-John devolvió Grease a la actualidad, un filme que contribuyó al consumo masivo de la estética retro norteamericana. Daba igual que se hubiera vivido o no, medio mundo empezó a sentir como propio lo que jamás había conocido gracias a este musical de instituto estrenado en 1978 que arrancaba en el mes de septiembre, al final del verano, a principios del último año de instituto.
Desde su estreno, Grease se convirtió en un fenómeno millonario que marcó las carreras de sus dos protagonistas. Travolta acabó teniendo un horizonte más allá del pelo engominado, pero el estrellato de Newton-John, al menos en el cine, no traspasó los años ochenta. No ayudó el cáncer que la cantante padecía desde principios de los noventa.
El ensayo de Grau es gracioso porque mezcla los pensamientos de su madre marxista —que vio Grease con 15 años y ya entonces le pareció un insulto a su inteligencia, “una película reaccionaria con una trama ridícula”— con la culpa del autor por haber disfrutado con semejante artefacto de propaganda capitalista. Grau se detiene en John Waters, la idea de lo camp de Susan Sontag, los Jefferson Airplane, los estampados animales y, en general, su obsesión por lo kitsch, como una deriva generacional que glorifica la nostalgia como la memoria injertada en los cerebros de los replicantes de Blade Bunner.
La desaparición de Newton-John es la de un temprano icono de una época rendida a una artificiosa y muy rentable añoranza que, espoleada por el acceso instantáneo a la información que permite internet, ha derivado en la maquinaria del capitalismo de la nostalgia. Una maquinaria lista para retroalimentarse en bucle.
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