Juanjo Sáez: “Somos muy conservadores con la vida al pensar que la vamos a tener siempre”
El autor catalán perdió a toda su familia en pocos meses. De ahí nació ‘Para los míos’, una novela gráfica en la que ha empleado seis años que transforma esa historia en un alegato a favor de la vida, pero también deja claro que está bien lidiar con la soledad o aceptar que no todo siempre va a salir bien
Hace unos diez años, el dibujante Juanjo Sáez perdió a su familia debido a la enfermedad. Nada especial, según él. Es normal que los abuelos y los padres se vayan, pero en su caso su abuela, su madre y su padre se fueron en menos de un año. En solo unos meses, su familia se esfumó. Eso lo dejó desorientado, desamparado y solo. Decidió dar salida a todos aquellos sentimientos escribiendo. Redactó varias cartas en las que les contaba a sus padres cómo se había sentido tras su marcha, las cosas q...
Hace unos diez años, el dibujante Juanjo Sáez perdió a su familia debido a la enfermedad. Nada especial, según él. Es normal que los abuelos y los padres se vayan, pero en su caso su abuela, su madre y su padre se fueron en menos de un año. En solo unos meses, su familia se esfumó. Eso lo dejó desorientado, desamparado y solo. Decidió dar salida a todos aquellos sentimientos escribiendo. Redactó varias cartas en las que les contaba a sus padres cómo se había sentido tras su marcha, las cosas que le habían pasado, buenas y malas. Una vez terminadas se olvidó de esas cartas, dejándolas dormir en un cajón.
A lo largo de todos estos años, a Juanjo le estuvo rondando la idea de convertir esas cartas en un libro, pero tenía muchas dudas sobre si el resultado final sería interesante y, sobre todo, si sería capaz de contar toda la historia sin que la tristeza de aquellos momentos volviera atraparlo. Esto hacía que el proyecto siempre quedara aparcado. Hasta que los editores de Temas de hoy le dieron el empuje definitivo que necesitaba. Así nació Para los míos.
¿Cómo lograron convencerle para volver a esas cartas? Este libro había que sacarlo. Durante años no había recibido de ninguna editorial el entusiasmo que necesitaba para ponerme en serio con él. Aun así, ha sido un libro difícil. He tardado entre cinco y seis años en producirlo. Además, tuve muchísimas dudas en el proceso. Si te fijas, en el texto a veces hablo a mi familia y a veces hablo al lector. Eso a mí me parecía algo muy poco ortodoxo, me hacía dudar, me parecía confuso. Ahora me gusta, le da autenticidad.
¿Cómo le ha sentado recordar toda esta época? Bueno, al principio fue un desahogo. Tal y como explico en el libro, cuando te sucede algo así, de forma tan repentina y abrupta y todo junto, pues coges un cabreo tremendo. De hecho, casi nada de lo que escribí durante esa primera época ha llegado al texto final porque estaba lleno de resentimiento, enfado y rabia. Con el tiempo y tras solucionar todas las cuentas pendientes que tenía, como cuento en el libro, ya le vi un sentido, vi que podía hacer algo que el lector recibiría como algo positivo. Creo que ahora era el momento de publicarlo, antes era imposible.
Sin desvelar mucho el contenido, es cierto que el libro manda un mensaje muy positivo. Esa era la idea. Parece que nos quieren vender que todo tiene que ir siempre muy bien, pero no es así. O sea, te pasa de todo y de todo se sale con el tiempo. Mi historia no es una tragedia, porque es normal perder a tus seres queridos. La enfermedad, la pérdida, forman parte de la vida, pero hace falta que pase el tiempo para arreglar las cosas. Necesité diez años para cerrar mi historia y llegar a una conclusión positiva en torno a ella. Si hubiera publicado antes, hubiera sido una historia inacabada.
Había estado estado seis años sin publicar ningún libro. Sí, publiqué Hit emocional en 2015. Esto me hizo pensar en la presión que, al menos en el sector creativo, siente mucha gente por crear, por sacar cosas. Parece que si no sacas todo el tiempo cosas nuevas, desapareces. Yo sigo dibujando, siempre hago viñetas y trabajo en cosas más pragmáticas como publicidad. Yo tengo mi trabajo. Por eso, el hecho de publicar libros por publicar, convertir el hecho de publicar libros en un trabajo, a mí no me interesa.
Tal vez por eso sus libros han envejecido muy bien. Sí, he tenido esa suerte. Siguen vigentes, se van vendiendo… Siguen ahí. Quizá eso tiene que ver con mi forma de trabajar y por eso tampoco siento la presión por sacar cosas, porque vaya a caducar. No sé, yo todo esto lo vivo de una forma un poco distinta. Yo me limito a hacer mis cosas y me lo paso muy bien. Tiene que tener un sentido para mí, más que para la editorial o para el público. De hecho, Para los míos ha salido en un momento en el que mucha gente ha sufrido la pérdida. Parece como si estuviera planeado y obviamente no lo estaba.
Es muy interesante la parte en la que habla de la soledad. Afirma que intentamos solapar la soledad con el móvil o con salir por ahí, pero es necesaria. La vida huye del vacío, pero el vacío de la soledad es necesario para enfrentarte a tus miedos. Quizá suena muy hippy, pero es la realidad. Tienes que convertirte en una persona independiente para después poder estar con los demás sin dependencia, estar de una forma limpia, sin depender de él o de ella. Y en ese proceso aprendes muchas cosas. En muchos libros, en la Biblia mismo, hay un momento que es “la travesía del desierto”. O “la meditación en la montaña”. Siempre hay esa referencia a la soledad y de ahí los protagonistas vuelven renovados. Yo me encontré así de repente, por casualidad, y era necesario pasar por eso.
También habla de hacerse mayor y usa la expresión “gastar la vida”. Creo que somos muy conservadores con la vida. Pensamos que vamos a vivir siempre. Toda la obsesión con la salud... Mi familia estaba obsesionada con la salud y murieron todos muy jóvenes, con 60 años. Hay que vivir. Evidentemente, no te debes destrozar la vida, pero no hay que esquivar la experiencia, porque la vida se acaba. En el fondo, el rollo este de querer ser siempre joven, es muy conservador.
¿Cómo están tomándose los lectores un libro tan colorista sobre algo tan gris como la muerte? Está siendo impresionante. Aparte, con las redes sociales se ha magnificado. Hoy mismo, en Twitter, un chico me ha etiquetado en un tuit donde contaba que había tenido que sacrificar a su perro y ha puesto la página del libro donde cuento que mi padre hizo lo mismo hace muchos años con nuestra perra, Chispeta. Una muestra de que la gente está teniendo una respuesta muy, muy sentida al libro. Recibo mensajes cada día dándome las gracias, incluso cartas escritas a mano. Nunca me había pasado esto. También creo que la gente, con la pandemia, está muy sensible. Me escriben amigos con los que había perdido el contacto, familiares, conocidos...Es muy gratificante ver cómo un libro que he tardado tanto en terminar, con el que he tenido tantas dudas, que para mí había perdido sentido, que llegué a ver cursi y hortera, le está gustando a tanta gente.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.