Jonathan Anderson (Loewe): “No tiene sentido hacer moda para estar en casa. Prefiero proyectar un futuro optimista”
La colección para hombre otoño/invierno 2021 de la firma de lujo, presentada este sábado, es un homenaje a la leyenda del ‘underground’ neoyorquino Joe Brainard
“Desde hace unos años, me obsesiona la idea de nunca juzgar las cosas por lo que parecen. Todo puede significar otra cosa”, explica por videoconferencia Jonathan Anderson, director artístico de Loewe, tras la presentación el pasado 23 de enero de la colección de moda masculina otoño/invierno 2021 de la casa. Siguiendo esta metodología, cada nueva entrega del norirlandés de debe entenderse como parte de un todo. Como nuevos capítulos de ...
“Desde hace unos años, me obsesiona la idea de nunca juzgar las cosas por lo que parecen. Todo puede significar otra cosa”, explica por videoconferencia Jonathan Anderson, director artístico de Loewe, tras la presentación el pasado 23 de enero de la colección de moda masculina otoño/invierno 2021 de la casa. Siguiendo esta metodología, cada nueva entrega del norirlandés de debe entenderse como parte de un todo. Como nuevos capítulos de una historia en evolución, más que como universos autoconclusivos. Y el proyecto que ha presentado en el contexto de la edición digital de la semana de la moda de París abunda en varias preocupaciones del director creativo de la casa española de lujo.
El primero es la transformación de la silueta, que desde que Jonathan llegó a Loewe no ha dejado de hacerse cada vez más amplia, más fluida, más difícil de encasillar. ¿Blusas o túnicas? ¿jerséis o vestidos? ¿pantalones anchos o falda-pantalón? Si algo sobran aquí, son las etiquetas rígidas, que por otro lado llevan tiempo languideciendo: muchas tiendas online categorizan sus prendas exclusivamente como tops (para llevar en la parte superior del cuerpo) y bottoms (de cintura para abajo), y esa fluidez conduce inevitablemente a una libertad de uso que es la que reivindica con entusiasmo Anderson en cada una de sus colecciones. “Para mí, la clave es el optimismo. Me sorprende que me pregunten por qué no hago prendas para estar en casa, porque la moda proyecta el futuro. Yo no quiero proyectar eso. Incluso aunque suceda. Prefiero predecir tiempos mejores. Dar mensajes positivos. Porque esta situación me parece increíblemente difícil. La gente está sufriendo mucho. No tiene sentido hacer una colección para estar en casa. Necesito que mi equipo sea creativamente feliz”.
En una de las prendas clave de la colección, los laterales de un pantalón de prolongan en solapas cuadradas –no es un decir, son tan anchas como largas– que ostentan estampados con motivos gráficos inspirados en la obra de Joe Brainard. Y ahí es donde esta entrega añade un párrafo más a otro gran empeño del norirlandés: la recuperación de la obra de artistas olvidados, marginales o poco conocidos. En esta ocasión su atención se ha dirigido a esta leyenda del underground neoyorquino que falleció por sida en 1994 –”quiero subrayar la cantidad de talentos que se perdieron durante aquella pandemia. La lista es interminable”– y que trabajó principalmente en papel, un medio genuinamente independiente al que los historiadores del arte no han prestado tanta atención como a la instalación o el video.
“Me interesaba porque fue igual de importante como escritor y como artista. Y también por el modo en que utiliza lo familiar, lo cotidiano, y lo convierte en algo más”. Brainard publicó decenas de fanzines y generó una ingente cantidad de collages en los que se mezcla lo pop, el humor, la crítica social y un cierto existencialismo autobiográfico que, con la distancia de los años, resulta enormemente sugerente. “Me interesa su optimismo”, apunta Anderson. En la colección, su obra no solo ocupa citas literales –reproducciones de sus imágenes en prendas y accesorios, por ejemplo en bolsos y piezas de punto con motivos florales–, sino también su metodología. Muchos de los diseños son collages textiles, jerséis adosados a otros jerséis, camisetas que llevan cosidas más camisetas y un prodigioso pantalón lleno de correas que denota que tras el exquisito conceptualismo de Anderson siempre hay un canto de amor a las subculturas urbanas de la segunda mitad del siglo XX.
Un puñado de prendas memorables y de estampados que, como siempre sucede en Loewe, lograrán hacerse destacar en una temporada en que la competencia está muy reñida. Son intachables las prendas de punto con técnicas muy variadas, los bolsos que reproducen obras de Brainard, las suelas voluminosas de zapatos y botas, los estampados florales y los infinitos matices que Anderson logra extraer de los tonos camel, los grandes protagonistas de la colección.
Pero también resulta imbatible, una vez más, el equilibrio entre lo analógico y lo digital, la moda y la cultura: bajo el título Show in a book, la colección viene acompañada por la edición de un libro que reproduce algunos de los zines más interesantes de Brainard, auténticas joyas de coleccionista cuyo contenido rara vez ha sido puesto al alcance del gran público. “Después de un año muy duro psicológicamente, al menos podemos contar la historia de un artista no muy conocido y hemos sido capaces de editar un libro maravilloso que servirá para ayudar a la lucha contra el sida. Al menos podemos aprender historia. Al menos podemos aprender de personas como él”. Puede que ahí esté la clave. Con cada nueva colección de Jonathan Anderson para Loewe se aprende algo nuevo. Y eso, en una época en que las firmas compiten por ser potencias culturales, es un logro muy envidiable.
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