Una colección de esquí para vestir en casi cualquier sitio
Lo nuevo de Prada Linea Rossa recuerda que la firma italiana fue la primera en reivindicar los tejidos técnicos que otros miraban por encima del hombro
Ropa técnica que valga para hacer deporte, pero también para vestir bien. Parece sencillo, pero no lo es. Hoy estamos acostumbrados a que las marcas de lujo lancen colecciones de prendas técnicas cuyas propiedades no tienen nada que envidiar a la de las casas especializadas, pero cuando Prada presentó su primera línea de ropa deportiva en 1997 (primero llamada Prada Sport y, desde 2009, Prada Linea Rossa), la apuesta de la marca italiana se vio casi como un salto al vacío. ¿El motivo? La marca abrazaba con entusiasmo los tejidos técnicos, que la industria seguía mirando por encima del hombro. ...
Ropa técnica que valga para hacer deporte, pero también para vestir bien. Parece sencillo, pero no lo es. Hoy estamos acostumbrados a que las marcas de lujo lancen colecciones de prendas técnicas cuyas propiedades no tienen nada que envidiar a la de las casas especializadas, pero cuando Prada presentó su primera línea de ropa deportiva en 1997 (primero llamada Prada Sport y, desde 2009, Prada Linea Rossa), la apuesta de la marca italiana se vio casi como un salto al vacío. ¿El motivo? La marca abrazaba con entusiasmo los tejidos técnicos, que la industria seguía mirando por encima del hombro. Pero poco podía intimidar este prejuicio a una firma que, en los años ochenta, había revolucionado el sector del lujo con sus legendarios bolsos de nailon, un material hasta entonces despreciado.
La nueva colección de esquí de Prada Linea Rossa, que acaba de lanzar su nueva campaña protagonizada por el campeón de esquí Gus Kensworthy, demuestra que el afán de evolución sigue formando parte de la identidad de la firma milanesa. En estas prendas, la solvencia técnica está fuera de duda gracias a tejidos que son la versión sofisticada, evolucionada y actualizada de aquellos primigenios materiales técnicos con que Prada marcó un antes y un después. Este año el protagonismo es para un nuevo tejido llamado Extreme-Tex, de triple capa, que protege contra el frío y la humedad. También hay nailon y punto técnico de distintas densidades y funciones que se va combinando en capas en función de cada prenda y cada necesidad. Las cremalleras hacen las prendas más prácticas, y el acolchado es de grafeno asegura un correcto aislamiento térmico.
No todo es funcionalidad pura, sino también estética. Tal y como recordaba un artículo publicado en Sleek Magazine con motivo del relanzamiento de la línea en 2018, el responsable de diseño Neil Barrett declaraba a finales de los noventa: “¿Por qué ser puramente funcional? Cuando te gastas ese dinero, tiene que tener un aspecto genial también”. Wn una época en que la mayoría de las marcas apenas concebían la ropa deportiva como un soporte de logos y merchandising, Prada Linea Rossa apostaba por una sobriedad visual muy cercana a la que había llevado a la cumbre a Miuccia Prada: ropa perfecta, irreprochable, lujosa pero extrañamente sutil.
La clave de esta línea siempre ha sido una sobriedad visual basada en colores lisos y cortes estilizados que valía tanto para hacer deporte o salir al campo como para salir de fiesta. Y ese espíritu impregna la colección de esquí Prada Linea Rossa de esta temporada: aunque hay irrupciones de ciertos colores “invitados”, el protagonismo sigue siendo para el monocromo en blanco, negro, gris y rojo. El hombre que pone rostro a la campaña, Gus Kensworthy, es un esquiador olímpico, actor y activista LGBT. Si hay ideas claras, el resto sobra.
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