Ávila, Ibiza o Toledo: ¿qué tienen los jardines españoles para ser de los más bellos del planeta?

Claire Takacs va en busca de los mejores paisajes del mundo con el objetivo de captar el instante de luz más estimulante. Su último fotolibro demuestra que otra jardinería más sostenible, e igual de estética, es posible

La dehesa de Yonte en Ávila protagoniza la portada del último libro de Claire Takacs. En este proyecto, el paisajista Miguel Urquijo sustituyó la pradera de césped por plantas mediterráneas adaptadas al clima extremo de la zona. Fotografía: Claire Takacs.

La fotógrafa australiana Claire Takacs acaba de publicar su ultimo libro, Visionary: Gardens and Landscapes for our Future, un recorrido internacional por más de 80 paisajes concebidos desde un enfoque sostenible para afrontar el cambio climático. Y su portada, frente a lo habitual en este tipo de publicaciones, no es un exuberante jardín tropical o un frondoso vergel centroeuropeo, sino la Dehesa de...

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La fotógrafa australiana Claire Takacs acaba de publicar su ultimo libro, Visionary: Gardens and Landscapes for our Future, un recorrido internacional por más de 80 paisajes concebidos desde un enfoque sostenible para afrontar el cambio climático. Y su portada, frente a lo habitual en este tipo de publicaciones, no es un exuberante jardín tropical o un frondoso vergel centroeuropeo, sino la Dehesa de Yonte, en Ávila, obra del estudio de paisajismo Urquijo-Kastner. De aire mediterráneo y carácter castellano, en este jardín a 1.100 metros de altura se ha reducido drásticamente el césped a una pequeña zona alrededor de la casa. Donde antes había pradera, hoy crecen plantaciones con gran valor ornamental y ecológico, adaptadas a un clima extremadamente duro y seco. “Es una estética diferente a la convencional, pero de gran integridad y belleza. La transición al paisaje circundante es, además, perfecta”, afirma la fotógrafa.

Este paraje abulense no es el único español incluido en un itinerario por Estados Unidos, Europa, Reino Unido, Asia, Australia y Nueva Zelanda. Lo acompañan dos jardines en la provincia de Toledo: uno privado diseñado por el paisajista Fernando Martos y la Dehesa El Milagro, de Muñoz y Moreu; la Granja Alnardo, en la Ribera del Duero, proyectada por el inglés Tom Stuart-Smith; y el trabajo de Juan Masedo en Ibiza.

El paisajista español Fernando Martos, a través del uso de especies nativas mediterráneas, logró integrar perfectamente este jardín en la dehesa que lo rodea. Fotografía: Claire Takacs.

Tras recorrer buena parte de España, la fotógrafa australiana reconoce su admiración por los jardines patrios: “Son excepcionales, tanto estéticamente como por la forma en que conectan con el paisaje. Me llamó la atención la dureza del entorno en los que fueron creados y su enfoque oportuno y sensible”. Takacs considera que el paisajismo español proyecta internacionalmente una imagen “muy sólida, contemporánea, inspiradora y apropiada para el clima”, tanto que algunos de sus trabajos más solicitados y publicados en todo el mundo corresponden a jardines españoles, especialmente los de Urquijo-Kastner, un estudio con sede en Madrid que ha firmado proyectos muy aplaudidos en los últimos años.

Claire Takacs tiene claro su criterio a la hora de seleccionar jardines. Más allá de la belleza, deben tener en común el poder de persuasión, “espacios en los que nada más entrar sienta que pertenezco a ese mundo, aquellos que gracias a un buen diseño y una buena plantación, se convierten en una expresión de amor y cuidado hacia la tierra”, explica la fotógrafa.

Son también jardines llenos de vida, sostenibles y conectados e integrados con el paisaje. Especialmente los elegidos para su último libro, donde ha antepuesto los principios ecológicos para mostrar propuestas de adaptación al cambio climático. Jardines que se están volviendo más silvestres, más cercanos a la naturaleza. “Estos son los jardines con los que más me identifico”, afirma Takacs. El factor sorpresa y la sensualidad completan el filtro: “Espacios únicos, que inviten a recorrerlos, sorprendan y creen una atmósfera mágica”.

El jardín del paisajista Jelle Grintjes en Países Bajos. Fotografía: Claire Takacs.

La luz lo es todo

Captar ese ambiente estimulante es posible solo a través de un profundo estudio de la luz. Esa misma condición que posibilita que las plantas hagan su labor de fotosíntesis, es la principal herramienta de trabajo de Claire Takacs desde que fotografiara su primer jardín en 2006. La australiana es una obsesiva de la luz: “Lo es todo, es imprescindible para mí, me permite ver y mostrar el mundo de la forma mas elevada y hermosa”, afirma.

Es habitual ver el trabajo de Takacs, galardonado en multitud de ocasiones, en las principales revistas y libros sobre jardines del mundo. Célebres son sus instantáneas de paisajes impregnados de la luz cálida y sutil de los primeros albores, “prefiero la luz de la mañana, cuando todo está más tranquilo y yo estoy más alerta”, explica.

El jardín mediterráneo es uno de los grandes protagonistas de 'Visionary: Gardens and Landscapes for our Future'. En la imagen, un proyecto del paisajista Juan Masedo en Ibiza. Fotografía: Claire Takacs.

Ese momento fugaz, en torno a la golden hour, le permite captar una luz más suave. Una vez que el sol comienza a elevarse, el contraste entre sombras y luces aumenta, los colores parecen desvanecerse y es más difícil capturar la profundidad del paisaje, plasmar los detalles y diferenciar las texturas y los volúmenes de la composición. Se trata de captar ese instante en el que los primeros rayos de sol atraviesan la escena. Además, como explica la fotógrafa, en condiciones de frío matutino, la luz suele ser más dramática y si hay niebla o rocío, añaden más dimensiones a la imagen.

Su inquietud por la luz condiciona radicalmente la forma de trabajar de Takacs. La luz del sol empieza a cambiar desde el mismo momento en el que sale, es una tarea a contrarreloj. “Siempre estoy observando la luz y anticipando hacia dónde va a ir. A menudo se me ve corriendo de una punta a otra del jardín. Es el momento más hermoso y fugaz, dura un instante y quieres estar en todas partes a la vez”, explica.

Para el trazado de este proyecto en el condado de Kent, cerca de Londres, el paisajista Andy Salter se inspiró en los jardines del templo de Kyoto y para la plantación en en el mítico jardín inglés de Great Dixter. Fotografía: Claire Takacs.Claire Takacs

Fotografía consciente

Cautivada por la poética luz del jardín, esta nómada lleva a cabo un trabajo muy solitario y personal. “La fotografía me aporta mucha paz y también me permite estar conectada con el mundo y compartir una parte de mí que me apasiona”. Durante el proceso, reconoce estar plenamente conectada con la naturaleza, “es un momento mágico en el que el tiempo se detiene y me maravillo del paisaje y de la belleza creada por otras personas”, afirma la australiana.

Esa atmósfera conmovedora puede, en su opinión, convertirse también en agente de transformación. “Mostrar un jardín excepcionalmente hermoso, que además sea apropiado para el clima, y presentar esa nueva estética más oportuna para el momento actual puede contribuir a cambiar el paradigma de la jardinería”.

El jardín experimental y vivero en Mèze, sur de Francia, de Clara y Olivier Filippi, pioneros en el uso y cultivo de plantas mediterráneas para jardín seco. Fotografía: Claire Takacs.Claire Takacs

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