La nueva vida de Sean Penn, feliz con la soltería, pero harto de los rodajes: “Estaba fingiendo mi camino y fue agotador”
El actor reflexiona sobre sus pasadas relaciones, incluida la polémica sobre si golpeó a Madonna con un bate, y augura un futuro en el que no le vuelvan a romper el corazón. También se sincera sobre el trabajo: está a punto de estrenar su nueva película y, por primera vez en 15 años, lo hace con ilusión
Sean Penn (California, 63 años) está encantado de estar soltero. El protagonista de películas como Mystic River, Mi nombre es Harvey Milk o 21 gramos, que ha estado casado tres veces ―su último divorcio finalizó en 2022―, ha reconocido ahora, en una entrevista con The New York Times publicada el 22 de junio, que su perspectiva sobre el romance ha cambiado. “Simplemente soy libre. Si voy a estar en una relación, voy a seguir siendo libre, o no voy a estar en ella, y no voy a sufrir”, explica el actor. “No siento que el romance vaya a volver a romperme el corazón”, admite.
Su historial amoroso es de sobra conocido. Estuvo casado con la cantante Madonna (65 años) de 1985 a 1989. En 1996, se casó con Robin Wright (actriz de House of Cards, Forrest Gump, La princesa prometida...), de 58 años, con quien comparte a su hija Dylan Frances Penn, de 33 años, y a su hijo Hopper Jack Penn, de 30. Pero este matrimonio también llegó a su fin y después de su divorcio, en 2010, se casó con la actriz australiana Leila George (33 años) en 2020. En octubre de 2021, sin embargo, George solicitó el divorcio y el proceso finalizó en abril de 2022. También se le ha relacionado sentimentalmente con las actrices Charlize Theron, Scarlett Johansson y Olga Korotyayeva. “En uno de mis matrimonios, el ruido de fondo de la vida era como el de The Real Housewives of Beverly Hills [un programa de telerrealidad que documenta la vida personal y profesional de varias amas de casa de clase alta] u otra cosa llamada Love Island [un concurso en el que un grupo de solteros y solteras desconocidos entre sí conviven juntos durante 24 horas en una villa de ensueño]. Incluso estando en la habitación, y no lo digo para parecer mono, me estaba muriendo. Sentí que mi corazón y mi cerebro se encogían. Fue un ataque”, describe sin concretar a cuál de los matrimonios se refiere.
Sobre los rumores que circulan desde hace décadas y que le acusan de haber golpeado a Madonna con un bate de béisbol durante su matrimonio, el intérprete sigue intentando limpiar su nombre y lo niega categóricamente en la entrevista. Durante la conversación, sin embargo, sí que se refiere a un incidente en particular que atrajo la atención mediática y policial. Según relata, un equipo SWAT irrumpió en su hogar después de que Madonna llamara a la policía preocupada por la presencia de armas en la casa. “Un puto equipo SWAT entró en mi casa. Yo dije: ‘No voy a salir. Voy a terminarme mi desayuno’. Lo siguiente que sucedió fue que comenzaron a romper ventanas y me esposaron”, comparte Penn. El intérprete también recuerda el momento en el que se enteró, gracias a una novia posterior, de las acusaciones de haber atado y golpeado a la cantante. “No sabía de qué demonios estaba hablando. Si golpeara a Mike Tyson en la cabeza con un bate de béisbol, iría al hospital. Madonna es alguien a quien quiero”, confiesa. Ahora, según dice, Madonna y él se llevan bien y son amigos, algo que el actor valora especialmente: “Resulta que es mucho más rápido reparar una amistad después del divorcio si no hay hijos de por medio. A Robin Wright y a mí nos llevó mucho tiempo. Hubo mucho drama por tener hijos”.
Mientras reflexiona sobre su vida amorosa, el dos veces ganador del Oscar recuerda momentos en los que “lo primero que veía por la mañana eran ojos que se preguntaban qué iba a hacer para hacerlos felices ese día”. Y admite que rara vez era correspondido ese sentimiento. También comenta al medio estadounidense que sus amigas actuales, que son “personas hermosas y maravillosas, maravillosas con sus parejas o maravillosas por sí mismas”, le han demostrado que “las relaciones no tienen que ser dramáticas o agotadoras”. Así que el intérprete garantiza que ya no quiere el “drama en el romance” y evita “el drama innecesario y las visitas de los dioses del trauma”.
Más allá de su nueva perspectiva del amor, Penn también explica que el rodaje de Mi nombre es Harvey Milk, en 2008, fue la última vez que se lo pasó bien en un set de grabación. “Pasé 15 años miserable en los sets”, confirma. Si bien el actor obtuvo elogios de la crítica y su segundo Oscar al mejor actor gracias a su interpretación del político abiertamente gay Harvey Milk, le dice a The New York Times que no podría protagonizar la película hoy, ya que los actores heterosexuales que interpretan personajes queer se han vuelto demasiado polémicos en Hollywood. “No, no podría suceder en un momento como este. Es un momento de tremenda extralimitación. Es una política tímida y simple hacia la imaginación humana”, opina.
Su hastío en los rodajes de los últimos 15 años se lo achaca a sentirse “un actor que está interpretando un papel principal y es un actor conocido y se le paga bien y tiene una posición de liderazgo en una película y tiene que aparecer con energía y ser un guardaespaldas del director de alguna manera”. “Estaba fingiendo mi camino y eso fue agotador”, recuerda. “Sobre todo lo que pensaba era: ‘¿Qué hora es? ¿Cuándo nos vamos?’. Estaba seguro de que estaba harto, pero no sabía cómo iba a mantener mi casa o viajar libremente o cosas por el estilo si me detenía”, justifica.
Por tanto, Penn siguió actuando sin demasiada ilusión, hasta que su amiga y colega actriz Dakota Johnson le envió el guion de su nueva película juntos, Daddio, que se estrena en cines el 28 de junio. La cinta está protagonizada solo por ellos dos y se centra en una joven (Dakota) que se sube a un taxi para el aeropuerto y tiene una discusión que le cambia la vida con el conductor (Sean), un filósofo callejero de Hell’s Kitchen de la ciudad de Nueva York. “Sentí que esto podría ser una experiencia agradable y eso me importa ahora más que en el pasado”, considera Penn sobre la película, una predicción que, dice, resultó ser cierta.