El saludo viral de la infanta Elena y el rey Juan Carlos I, explicado por la nobleza: “Es muy vieja España, muy rancio”
La Familia Real se reunió el miércoles en Madrid con motivo del sexagésimo aniversario de la duquesa de Lugo. Las imágenes del saludo entre la cumpleañera y su padre corrieron como la pólvora en las redes sociales
Un tratado de paz es un acuerdo entre dos o más partes hostiles que culmina formalmente un estado de guerra entre las partes. Es diferente de un armisticio, que es un acuerdo para detener las hostilidades, o una rendición, en la que una parte se compromete a renunciar a las armas, o un alto en fuego o tregua, en el que las partes pueden ponerse de acuerdo para dejar de forma temporal o permanente la lucha. Generalmente, este tipo de pactos se sellan en sitios neutrales, donde todos los involucrados se sienten iguales. Los Aliados y el Imperio alemán eligieron un vagón de tren para poner fin a ...
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Un tratado de paz es un acuerdo entre dos o más partes hostiles que culmina formalmente un estado de guerra entre las partes. Es diferente de un armisticio, que es un acuerdo para detener las hostilidades, o una rendición, en la que una parte se compromete a renunciar a las armas, o un alto en fuego o tregua, en el que las partes pueden ponerse de acuerdo para dejar de forma temporal o permanente la lucha. Generalmente, este tipo de pactos se sellan en sitios neutrales, donde todos los involucrados se sienten iguales. Los Aliados y el Imperio alemán eligieron un vagón de tren para poner fin a la lucha en la I Guerra Mundial. La familia del Rey, dividida desde hace una década por el caso Nóos de la infanta Cristina y las causas judiciales del rey Juan Carlos, ha elegido el restaurante Pabú de Madrid, especializado en cocina de microtemporada, para escenificar la concordia. Allí han celebrado este miércoles el sexagésimo cumpleaños de doña Elena y, de paso, han representado que reina la paz en palacio.
La Familia Real dispone del complejo de La Zarzuela para sus reuniones privadas: el propio palacio, donde tienen su residencia la reina Sofía (Juan Carlos I vive en Abu Dabi desde 2020) y donde se encuentra el despacho de Felipe VI, y un segundo edificio, el llamado Pabellón del Príncipe, donde viven el actual Monarca y su esposa, la reina Letizia, una casa de cerca de 1.800 metros cuadrados útiles. Pero las paces nunca se deben hacer en privado, sino en público. El miércoles, los fotógrafos y las cámaras de televisión pudieron captar cada detalle de la llegada y salida de los Borbones del restaurante del chef Coco Montes, discípulo de Alain Passard, en el madrileño distrito de Chamartín, cerca del estadio Santiago Bernabéu.
La infanta Elena, la cumpleañera, apartada de la Familia Real y sin papel oficial por orden de su hermano desde 2014, llegó sola al establecimiento. Sus hijos, Victoria y Felipe, lo hicieron juntos. La infanta Cristina, también apartada de la Familia Real desde 2014 y sin título de duquesa de Palma desde 2015 por su vinculación en el caso Nóos, llegó junto a su madre, la reina Sofía. Sus hijos entraron en el restaurante con las princesas Irene y Alexia de Grecia. Juan Carlos I, sin asignación personal desde 2020 y con residencia fiscal en la capital de Emiratos Árabes Unidos desde 2023, llegó del brazo de su fiel escudero, Vicente García-Mochales, teniente coronel de la Guardia Civil y jefe de seguridad del emérito. Los reyes Felipe y Letizia entraron y salieron solos. “¿Qué tal? ¿Pudo estar con su padre?”, preguntaron los periodistas al Monarca, que no respondió a la pregunta. Todos sonrieron, pero nadie dijo nada.
Al finalizar el almuerzo, el rey emérito salió solo de Pabú. Detrás de él iba la infanta Elena. Juntos protagonizaron la escena más comentada del encuentro, un saludo coordinado que se ha hecho viral en las redes sociales: un beso en cada mejilla, genuflexión protocolaria y de rigor, persignación en la frente, juego de manos y un “choque de bros”. Los usuarios de X (antes Twitter) han barajado todo tipo de hipótesis. “Son masones”, aseguraron unos, en referencia a los gestos que emplean los miembros de la masonería para reconocerse en espacios públicos. “Son miembros de los Magios, los Canteros”, dijeron otros en tono jocoso, recordando la logia secreta ficticia a la que entra Homer Simpson en la sexta temporada de la serie animada Los Simpson. Y luego, un sinfín de bromas. “Qué borboridad”. “Los Bronxbones”. “Los príncipes de Bel Air”. “Yo tenía el mismo saludo con mi amigo heavy de la ESO”. “Casi como Lebron y Kyrie”.
El saludo entre la infanta Elena y el rey emérito parece haber sorprendido a todos, salvo a la nobleza de España. “El beso en la mejilla es señal de familiaridad y la genuflexión la dicta el protocolo. Lo hacen siempre. La persignación en la frente es una vieja costumbre española. Y el juego o choque de manos es un gesto divertido, de complicidad entre ellos. No entiendo por qué hay tanto ruido por esto”, se queja una aristócrata en conversación con EL PAÍS. “La persignación es muy antigua y muy española, lo de las manos es raro y no sé. Pero veo mucha coreografía”, dice otra noble. “Me recuerda a la señal de la cruz en la frente que nos hacía mi madre, nacida en una familia muy católica en los años veinte del siglo pasado. Nos la hacía cuando estaba muy emocionada o se celebraba algo importante o especial en la familia”, apunta una dama que conoce bien a los Borbones. “Debe ser eso. Aunque es algo muy vieja España, muy rancio”, reconoce la misma fuente. Y añade: “La reina Sofía jamás lo haría porque fue educada ortodoxa, aunque se convirtió oficialmente en su viaje de novios”.
La persignación como saludo podría ser parte de un ritual que se remonta a la época de Alfonso XIII y que luego don Juan Carlos continuó con su madre, María de las Mercedes, condesa de Barcelona, y que ahora las infantas Elena y Cristina mantienen con su padre y con sus propios hijos. Pero Marina Fernández, directora de Comunicación de la Escuela Internacional de Protocolo, tiene su teoría. “Es un gesto privado entre padre e hija que quiere poner de manifiesto la excelente relación que tienen. Elena se desplaza a menudo a Abu Dabi y el rey se ha desplazado hasta Madrid por el cumpleaños de su hija. Ambos querían poner de manifiesto su buena relación con este gesto tan peculiar que solo entienden ellos”, explica Fernández a EL PAÍS. “Yo creo que es algo pensado, ensayado, una estrategia de comunicación para contarnos a todos los demás que se llevan muy bien y que ella apoya a su padre”, concluye. Parece que la paz reina en palacio, aunque también parece que sigue habiendo bandos.