Comienza la batalla por la herencia de Fernando Fernández Tapias, uno de los hombres más ricos de España
Todavía se desconoce el contenido del testamento del magnate gallego, fallecido el 25 de octubre a causa de un infarto, pero en su familia ya se han creado dos bandos: uno está encabezado por su viuda y los hijos pequeños del empresario y el otro está formado por sus cinco hijos mayores, fruto de anteriores relaciones
Tres mujeres, siete hijos (fueron ocho, pero uno de ellos, Bosco, murió en 2010) y un patrimonio millonario. Ese es el legado que ha dejado Fernando Fernández Tapias, el empresario y naviero vigués fallecido a causa de un infarto el pasado 25 de octubre, a los 84 años. Murió en el hospital Puerta del Hierro de Madrid y fue velado en el tanatorio de La Paz, donde los primeros e...
Tres mujeres, siete hijos (fueron ocho, pero uno de ellos, Bosco, murió en 2010) y un patrimonio millonario. Ese es el legado que ha dejado Fernando Fernández Tapias, el empresario y naviero vigués fallecido a causa de un infarto el pasado 25 de octubre, a los 84 años. Murió en el hospital Puerta del Hierro de Madrid y fue velado en el tanatorio de La Paz, donde los primeros en llegar fueron su esposa, la exmodelo Nuria González, de 52 años, y sus dos hijos menores, Iván (20 años) y Alma (16), fruto de su matrimonio de más de dos décadas. También acudieron, generando cierta tensión, según algunos asistentes, los otros cinco vástagos de Fernández Tapias: Fernando (56), Borja (55) e Íñigo (53), los tres hijos (cuatro, con Bosco) que tuvo con su primera esposa, Victoria Riva de Luna (apodada Chiqui); y Sandra (39) y Juan Carlos (37), a los que tuvo tras sus segundas nupcias con Juana García-Courel Mendoza. Todos comparten apellido, pero algunos no se hablaban con su padre desde hace cuatro años y apenas lo veían. Hizo falta un tanatorio y un último adiós para volver a reunirlos.
La muerte de Fernando Fernández Tapias, también conocido por ser vicepresidente del Real Madrid y presidente durante años de la patronal madrileña ―y por saltar a las páginas de la prensa rosa por su breve relación con la exmodelo Mar Flores―, ha vuelto a poner el foco en una guerra familiar que está abierta desde hace tiempo, pero que se ha intensificado ahora que lo que hay en juego es una suculenta herencia. Hace unos años, la revista Forbes calculó la fortuna del empresario en 3.000 millones de euros, convirtiéndolo en uno de los más ricos de España.
La primera grieta se formó en 2019, cuando Fernández Tapias tomó la decisión de relegar a su hijo Íñigo de sus funciones como consejero de Fernández Tapias Grupo de Sociedades e Inversiones, una de sus principales sociedades. Más tarde cesó a Borja y Fernando, dejando así fuera de la empresa a todos los hijos fruto de su primer matrimonio. Juan Carlos (conocido como Tito), en cambio, se convertía entonces en presidente tanto de Fernández Tapias Grupo de Sociedades e Inversiones como de la Naviera F Tapias Galicia ―la empresa a la que su padre vendió su naviera en 2004 por 1.350 millones de euros y, desde entonces, su compañía principal―. El único hijo varón de su segundo matrimonio, que ya era consejero delegado del grupo, también pasó a ser administrador único de Fernández Tapias Desarrollos Empresariales, cargo que antes ostentaba el primogénito de la familia.
Esto no hizo ninguna gracia a los hijos de Fernando y Chiqui, que el 29 de septiembre de 2020 pidieron la incapacitación de su padre, de entonces 81 años, alegando “un evidente deterioro de su capacidad cognitiva”. Un movimiento de sus vástagos mayores para recuperar poder, pensaron muchos. Para ellos, fue más bien al revés. “El procedimiento de incapacitación lo que hace es proteger a todo el mundo de las actuaciones de cualquiera, incluidas las de sus hijos”, defiende su abogado, Santiago Ortiz, en una conversación telefónica con EL PAÍS. “Se nombra a un tutor que va a supervisar todo, va a detectar lo que haya raro y lo va a denunciar si hace falta, a la vez que lo tutela el juzgado. Con lo cual, aquí realmente no puede haber trampa ni cartón, sino que se hace para proteger a la persona en cuestión”, asegura el socio de Abogados Ortiz. El juez aprobó una incapacitación parcial y Fernández Tapias eligió a dos tutores: su gran amigo y presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, tutelaría a partir de entonces las decisiones económicas (posteriormente renunciaría a esa tutela, cediendo la responsabilidad a otro empresario), y su mujer, Nuria González, a quien también hizo apoderada de varias de sus empresas, las médicas.
Ahora los bandos son dos. Incluso hubo dos esquelas diferentes. Los cinco vástagos fruto de sus dos primeros matrimonios ―Fernando, Borja, Íñigo, Sandra y Juan Carlos― se han mostrado firmemente unidos desde que el ojo mediático ha vuelto a ponerse sobre ellos tras la muerte de su padre. Después de las muchas especulaciones que se han hecho sobre ellos y sus intereses, el pasado viernes emitieron una carta conjunta en la que Santiago Ortiz, letrado de los cinco hermanos, aclara la versión de sus defendidos sobre la situación familiar. “Con anterioridad a que se iniciase el procedimiento de incapacitación, desde octubre de 2019 y hasta la fecha del fallecimiento, se había prohibido e impedido de manera reiterada el contacto presencial de D. Fernando con los Hermanos Fernández-Tapias y con los hijos de estos, los ocho nietos de D. Fernando, a quienes se les ha negado el acceso a su lugar de residencia a pesar de los reiterados intentos de su familia por ver a su padre y abuelo”, dice el escrito. En otro de los puntos, los hermanos inciden en que “desean que prevalezca el legado familiar y empresarial” de su padre y, en tal sentido, manifiestan su pleno apoyo a Juan Carlos, “consejero delegado del Grupo Tapias, que desde el año 2015 fue el depositario de la confianza de don Fernando para la gestión empresarial del grupo”.
En el otro lado están la viuda del difunto y sus dos hijos, Iván y Alma, con quienes compartió sus últimos años y días. Harta de la infinidad de noticias que se han publicado desde la muerte de su marido, en las que se ha especulado, entre otros temas, sobre su influencia a la hora de evitar que los hijos mayores de Fernández Tapias vieran a su padre ―algo que su entorno niega―, la exmodelo, con quien vivía en una casa de Puerta del Hierro valorada en tres millones de euros, también ha emitido un “primer y único” comunicado a través de sus asesores jurídicos, que hasta ahora no han hablado con la prensa. “El artículo 20.4 de la Constitución establece los límites de las libertades públicas de información y de expresión en el respeto especialmente a los derechos al honor, intimidad y propia imagen, los cuales se han visto vulnerados en reiteradas ocasiones por las menciones aparecidas a raíz del fallecimiento de Don Fernando Fernández-Tapias, cuyos derechos fundamentales, como los de su esposa e hijos en común, serán protegidos en cuantas ocasiones lo requieran”, advierte el texto.
El funeral del magnate gallego se celebró el pasado lunes, 13 de noviembre, en la iglesia de los Jesuitas de Madrid. Acudieron famosas personalidades como Isabel Preysler, Ana Rosa Quintana, Nuria Roca, Fernando Verdasco o Mariano Rajoy. También estuvieron presentes, como era de esperar, su viuda Nuria González ―organizadora de la ceremonia― y sus dos hijos. Y sus otros cinco vástagos.
Todavía queda por abrir el testamento, el verdadero desencadenante de esta guerra familiar. Aún se desconoce su contenido, pero, teniendo en cuenta los plazos, sus herederos podrían solicitar el certificado de actos de última voluntad en cualquier momento. “Eso ya es algo individual que pedirá cada uno cuando le parezca, no es algo general, como en las películas, que sientan a todo el mundo a leer el testamento en la misma mesa. Cada uno lo pide si le apetece y quiere y cuando quiera”, recuerda Ortiz en conversación con este periódico.
La viuda y los hijos mayores, en principio, no tendrán que verse las caras en la notaría, ya que han renunciado a personarse y será su abogado quien los represente. Se habla de la posibilidad de que el testamento sea declarado nulo, si se demuestra que la voluntad del testador ha sido alterada para obtener beneficio propio en el reparto. El abogado de los cinco hermanos mayores insiste en que es pronto para elucubrar. “Ojalá todo esto se arregle pronto, cosa que dudo”, lamenta. Esto es solo el principio.