El nuevo colegio de Jorge, Carlota y Luis de Cambridge cuesta 8.300 euros al trimestre y abre los sábados
Los hijos de Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra se matricularán el curso que viene en el Lambrook, cerca de su nueva casa en Windsor, según la prensa inglesa. Es un colegio ligado a la familia real británica desde su fundación
El nuevo curso empezará con cambios en la familia de los duques de Cambridge. Hace apenas un mes se revelaba que Guillermo de Inglaterra, Kate Middleton y sus tres hijos —Jorge, que acaba de cumplir nueve años; Carlota, de siete; y Luis, de cuatro— dejarán Londres para mudarse a Windsor. Los duques de Cambridge ...
El nuevo curso empezará con cambios en la familia de los duques de Cambridge. Hace apenas un mes se revelaba que Guillermo de Inglaterra, Kate Middleton y sus tres hijos —Jorge, que acaba de cumplir nueve años; Carlota, de siete; y Luis, de cuatro— dejarán Londres para mudarse a Windsor. Los duques de Cambridge vivirán así más cerca de la reina, pero no en el mismo castillo, sino en una de las residencias independientes del mismo. La mudanza también supondrá un gran cambio para los niños, que tendrán que inscribirse en un nuevo colegio. Este será el Lambrook de Berkshire, según informan ahora distintos medios británicos. El colegio es descrito por The Telegraph como “respetable, pero no uno de los pijos”. Se trata de una escuela cristiana con régimen flexible de internado. Tiene clases seis días a la semana, sábados incluidos, y su matrícula cuesta 7.000 libras (algo más de 8.300 euros) por trimestre.
No es que esto les vaya a suponer ningún esfuerzo extra, en el anterior colegio de Jorge, el Thoma’s Battersea, pagaban 8.000 euros por trimestre. La futura escuela de los hijos de Guillermo y Kate guarda una estrecha relación con la familia real británica. Se fundó en 1860 para dar clases particulares a los hijos de los cortesanos del cercano castillo de Windsor. Hace 140 años, en 1878, dos de los nietos de la reina Victoria, el príncipe Christian Víctor y el príncipe Alberto de Schleswig-Holstein, ya acudieron a Lambrook. La escuela narra en su página web cómo la reina Victoria solía viajar desde Windsor a Lambrook para ver a sus nietos en obras de teatro y partidos de críquet, sin bajarse siquiera de su carruaje. Los duques de Cambridge podrán hacer lo mismo (aunque seguramente no lo hagan desde un carruaje), pues la escuela apuesta fuertemente por los deportes al aire libre, las competiciones y las actividades artísticas.
Desde que se anunciara el traslado de los royals a Windsor, los medios ingleses habían especulado sobre dónde continuarían su educación los tres hijos de los duques de Cambridge. Muchos apuntaban al internado para varones de Berkshire, donde estudiaron en su momento Guillermo y Enrique de Inglaterra, pero al final se habrían decantado por un centro que ofrece una educación mixta, así que Jorge y Carlota podrán acudir al mismo centro. Se les unirá este próximo curso el pequeño Luis, que hasta ahora acudía a una guardería.
Lo que parece probable es que los menores sigan el recorrido de su padre al llegar a Secundaria. Muchos de los alumnos de Lambrook se matriculan después en las escuelas secundarias más prestigiosas del Reino Unido, como Eton, donde estudiaron en su día los príncipes Guillermo y Enrique. Se trata de uno de los institutos de la élite británica. Allí se formaron, entre otros, el actual candidato a suceder a Boris Johnson, el exministro de finanzas británico, Rishi Sunak, el premio Nobel de Física de 2016, David Thouless, o el guionista y director de las películas de Los Vengadores, Joss Whedon.
Los hijos de Guillermo y Kate no solo cambiarán de escuela, también lo harán de nombre con el inicio de las clases. Según informa la web inglesa Mylondon, mientras estén en la escuela y para mantener un perfil bajo, los niños no usarán títulos reales como príncipe o princesa y en su lugar adoptarán el título de sus padres como apellido, pasando a ser Jorge de Cambridge, Carlota de Cambridge y Luis de Cambridge a secas. Aunque este cambio difícilmente vaya a garantizar que pasen desapercibidos.