Amalia de Orange cumple 18 años e inicia la ruta hacia el trono de Países Bajos

La primogénita de los reyes Guillermo y Máxima dirá sus primeras palabras oficiales este miércoles al tomar asiento sin derecho a voto en el Consejo de Estado

La princesa Amalia de Orange, heredera de Países Bajos, en un retrato oficial realizado en otoño de 2021 y publicado el 7 de diciembre con motivo de su 18º cumpleaños.Frank Ruiter (RVD)

Un cumpleaños con cariz muy institucional y miras de Estado. La princesa Catalina Amalia de Orange cumple este martes 18 años y con la mayoría de edad se estrena en sus funciones constitucionales. A partir del miércoles, la heredera de la corona holandesa ocupará un asiento sin derecho a voto en el Consejo de Estado. Este es un organismo independiente asesor del Gobierno y la máxima instancia administrativa de Países Bajos para resolver diferencia...

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Un cumpleaños con cariz muy institucional y miras de Estado. La princesa Catalina Amalia de Orange cumple este martes 18 años y con la mayoría de edad se estrena en sus funciones constitucionales. A partir del miércoles, la heredera de la corona holandesa ocupará un asiento sin derecho a voto en el Consejo de Estado. Este es un organismo independiente asesor del Gobierno y la máxima instancia administrativa de Países Bajos para resolver diferencias entre y los ciudadanos y la Administración. Su padre, el rey Guillermo, que es el presidente del Consejo —sin poder de decisión— la acompañará junto con su esposa, la reina Máxima, madre de la joven. La solemne jornada servirá para que su hija pronuncie sus primeras palabras oficiales en la nueva etapa que afronta. Aunque la princesa se ha tomado un año sabático tras el bachillerato, le aguarda la universidad, y no se espera que lleve a cabo todavía una intensa labor pública, pero aquí se abre la nueva ruta hacia el trono. En su momento, será una de las cinco nuevas soberanas europeas, y las de su generación han empezado también a darse a conocer. Son Isabel de Bélgica (de 20 años), Ingrid Alexandra de Noruega (17) y Leonor de España (16). La mayor de todas ellas, Victoria de Suecia, tiene 44 años y lleva a cabo desde hace tiempo labores institucionales.

La reina Máxima tiene también un asiento sin capacidad para votar en el Consejo de Estado. La presencia de la Corona en el mismo no implica que puedan influir en sus decisiones, pero “asistir a las reuniones les permite conocer el funcionamiento del ordenamiento estatal”. “Los temas abordados son un reflejo de los procesos sociales y contribuyen a una mayor comprensión de los mismos”, según portavoces del organismo. En conversación telefónica, Remco Meijer, especialista en la Casa Real del rotativo De Volkskrant, explica que “Amalia puede aprender mucho en estas sesiones”. “Como quiere acabar sus estudios, lo más probable es que tarde cuatro o cinco años en asistir de forma regular. Pero con la ceremonia de este miércoles, marcada por la Constitución, se fija que hay una heredera adulta del trono”, asevera.

El nombre completo de la heredera del trono de Países Bajos es Catalina-Amalia Beatriz Carmen Victoria. Reinará con el nombre de Amalia. Los de sus dos abuelas y el de la princesa sueca completan los elegidos por sus padres. Tiene aptitudes para el canto y le gusta montar a caballo. Practica hockey, un deporte muy popular en Países Bajos, cuyo equipo femenino ha sido ocho veces campeón del mundo y posee cuatro medallas de oro olímpicas. Habla con fluidez neerlandés, español e inglés, y cuando era pequeña, sus padres utilizaban el francés entre ellos cuando no querían que se enterase de algo. “Ahora ya no, claro. Todo en neerlandés, y bien claro”, ha dicho. La familia es aficionada a los juegos y los toman en serio. “No somos competitivos, es que no nos gusta perder”, ha reconocido, en las pocas entrevistas informales que le han hecho con motivo del Día del Rey. Es el 27 de abril, cumpleaños de su padre, y se celebra con fiestas y concursos en la calle.

Guillermo y Máxima de Holanda, en el bautizo de su hija Amalia en julio de 2004 en la iglesia de San Jacobo de La Haya, en Países Bajos.RPE / Albert Nieboer (picture alliance / Royal Press E / Cordon Press)

Amalia de Orange es buena alumna, lo mismo que sus hermanas, las princesas Alexia y Ariane, y ha indicado que le gustaría estudiar “algo económico”, para entender el funcionamiento del dinero. También le interesan el derecho y la historia, y cursaría la carrera en su país y un máster en el extranjero. Si bien asegura haber “aceptado” su destino, no tiene prisa por llegar al trono. En los posados oficiales de invierno y verano con su familia se pone a veces ropa de su madre. Esta ha reconocido que se compra blusas o vestidos pensando en su hija, por si luego los quiere llevar, algo que suele ocurrir. Amalia tiene buenos amigos de la escuela secundaria y en las fiestas sirve bebidas y se mezcla sin protocolo. Son sus momentos privados, fuera del ojo de los fotógrafos.

La televisión holandesa le dedica esta semana sendos documentales en los que participan desde psicólogos a diseñadores de moda. Sin embargo, para acercarse en persona a sus compatriotas, Amalia ha seguido una tradición inaugurada por su abuela, la antigua reina Beatriz: se ha prestado a una larga conversación con una escritora conocida. La joven llamó a la autora y humorista Claudia de Breij para que escribiera su perfil, que se titula Amalia. Publicado el 16 de noviembre, se han vendido ya más de 100.000 ejemplares de una obra de 112 páginas y que ya va por la cuarta edición. De Breij ha hecho bromas sobre la familia real en sus actuaciones, y en 2018 cantó una versión en rap y en hip-hop del himno nacional. Fue su respuesta a la petición del entonces líder del partido democristiano de que los escolares lo cantaran de nuevo en clase.

Los reyes de Holanda y sus hijas (de izquierda a derecha Amalia, Ariana y Alexia) saludan en el balcón del palacio real de La Haya tras la entronización de su padre, el 30 de abril de 2013.SplashNews.com (GTRES)

Su relato del encuentro rompe algunos tabús gracias a la sinceridad de la joven, que desveló sus visitas al psicólogo cuando lo necesita. Daba así la misma importancia a la salud física y mental. O bien que ha levantado un muro emocional para que no le afecten los comentarios, muchas veces hirientes, vertidos sobre ella en las redes sociales. También le explicó que ha renunciado a la asignación de 300.000 euros anuales que le corresponden a partir de ahora y hasta que termine su educación. Los reyes barajaban esa posibilidad y ella tomó la decisión de escribir una carta al primer ministro en funciones, el liberal de derecha, Mark Rutte. Amalia utilizará los 1,3 millones restantes que le corresponden según la ley solo si incurre en grandes gastos en su preparación para el trono. Le pareció que era mejor así “mientras tenga poco que ofrecer a cambio”, dice. Remco Meijer atribuye la buena acogida del libro a la curiosidad despertada por Amalia, “reconocible desde que nació, pero en cierto modo también una desconocida, y que habla aquí con voz propia”.

Las casas reales de Bélgica, Noruega y España han diseñado su propio trayecto para sus herederas. La belga Isabel ha pasado ya por un curso en el Ejército y estudia ahora en la universidad británica de Oxford. Ingrid de Noruega será la segunda soberana de su país desde el siglo XV, cuando la reina Margarita reinó sobre Noruega, Dinamarca y Suecia. Como Amalia, es ahijada de Victoria de Suecia, y está terminando la secundaria. La princesa de Asturias, Leonor de Borbón, estudia el bachillerato internacional en el United World College of the Atlantic, en Gales. Se estrenó en un acto en el Instituto Cervantes y luego en los premios que llevan su nombre, así como en los de Princesa de Girona.

Victoria de Suecia, casada y con dos hijos, lleva más años ejerciendo como heredera. Tanto ella como Ingrid de Noruega accederán al trono después de que sus países sancionaran la primogenitura sin distinción de sexo. Amalia de Orange, por el contrario, seguirá los pasos de una larga lista de reinas holandesas: su abuela Beatriz, la bisabuela Juliana, y Guillermina, la tatarabuela. Emma, la madre de Guillermina, fue regente a la muerte de su esposo.

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