La moda se despide de Virgil Abloh
El desfile en Miami de la colección primavera/verano 2022 para hombre de Louis Vuitton, la última íntegramente creada por diseñador fallecido el domingo, constata su papel fundamental en la moda reciente
El adiós del mundo de la moda al diseñador Virgil Abloh, fallecido de cáncer a los 41 años el 28 de noviembre, ha tenido un escenario imponente: una plataforma que flota sobre el agua frente a las gradas del Miami Marine Stadium, en Miami (Florida). Allí, en un bosque artificial de abedules, se celebró el martes un desfile para presentar una versión ampliada de la colección primavera/verano 2022 de la línea masculina de Louis Vuitton, capitaneada por el estadounidense desde 2018. El evento, pro...
El adiós del mundo de la moda al diseñador Virgil Abloh, fallecido de cáncer a los 41 años el 28 de noviembre, ha tenido un escenario imponente: una plataforma que flota sobre el agua frente a las gradas del Miami Marine Stadium, en Miami (Florida). Allí, en un bosque artificial de abedules, se celebró el martes un desfile para presentar una versión ampliada de la colección primavera/verano 2022 de la línea masculina de Louis Vuitton, capitaneada por el estadounidense desde 2018. El evento, programado desde hace meses por la maison francesa, se convirtió en un tributo póstumo al legado de Abloh, reconocido por la industria como uno de los nombres más decisivos de la moda de la última década.
En una imponente pasarela nocturna atestada de público y ante un globo aerostático rojo iluminado intermitentemente por un quemador cuyos fogonazos parecían evocar la imagen de un corazón latiendo, el evento se retransmitió en directo en las plataformas digitales de la marca y contó con la presencia de amigos de la casa como Kanye West y Kim Kardashian (acompañados de su hija mayor, North), Pharrell Williams, Jonathan Anderson, Venus Williams o Juergen Teller. El título de la colección, Virgil was here, puede leerse como una evocación al grafiti y el arte urbano –dejar constancia de la presencia de uno a través de una inscripción o firma–, pero también como una alusión a la huella que Abloh ha dejado en la casa francesa y en la moda reciente.
Virgil Abloh no concibió el que a la larga ha sido su desfile póstumo como un golpe de timón. Para el estadounidense, la colección respondía al formato de spin–off que la maison francesa venía practicando desde 2019, en un intento de acercar sus desfiles al público de sus principales mercados, principalmente asiáticos. El del martes, además de coincidir con la feria de arte Art Basel Miami Beach, debía servir como reclamo para la inauguración de la primera tienda de Louis Vuitton consagrada a las colecciones de hombre en suelo estadounidense. Así que, desde el principio, esta colección debía ser una especie de evolución tranquila, con 10 nuevos modelos añadidos a la colección principal presentada en verano.
Cuando Louis Vuitton anunció este nuevo formato de desfiles spin–off, lo hizo con la idea de subrayar la evolución gradual de su propuesta de moda. “Cada desfile tiene una relación íntima con su predecesor y anuncia el siguiente. Un spin–off se construye a partir del desfile anterior y lo refuerza”, declaraba en noviembre a WWD Michael Burke, presidente y consejero delegado de Louis Vuitton. Para Burke, la clave de estas colecciones es reforzar los elementos distintivos de cada marca y trabajar sobre ellos, “dando más valor a las prendas que los clientes ya tienen en su armario”. El otro objetivo, comentaba Burke al prestigioso medio estadounidense, era impulsar las ventas. Según confesó, estas acciones suelen generar un aumento del 10% en el volumen de negocio del país donde se celebren.
Sin embargo, todo ello ha quedado eclipsado en Miami por la inesperada muerte de Abloh, que ha arrojado un velo melancólico sobre el evento. La moda, un lenguaje creativo ligado indefectiblemente a la celebración del presente y a la glorificación de momento, es elegiaca casi por naturaleza. Y, cuando la muerte se cruza en su camino, todos sus elementos son susceptibles de resignificarse. Resulta inevitable, por ejemplo, leer en clave emotiva el relato que Abloh empleó en verano para vertebrar la colección, y que cuenta la historia de un padre que guía a su hijo en un viaje iniciático donde ambos aprenden a superar dificultades. O interpretar en clave simbólica el cortometraje que protagonizó el desfile, en el que un niño pasea en bicicleta por una Miami desierta antes de embarcarse en el mismo globo aerostático que precedió la presentación de la colección.
Dicho relato, sin embargo, ya estaba presente en las primeras colecciones que Abloh presentó para Louis Vuitton. La labor del fundador de Off–White en la maison francesa ha estado recorrido por el leit motiv de la infancia, la maduración, el crecimiento y la ética en el contexto de las comunidades negras de EE UU. Así explicó Burke en un comunicado difundido poco antes del desfile. “Como un devoto aliado de su comunidad a través de sus iniciativas benéficas y sus pasiones, [Virgil Abloh] fue un eterno optimista que creía que todo era posible”, declaró.
Igualmente reconocibles son los códigos estéticos desplegados en esta colección. Para muestra, sus trajes, cuyas proporciones fluidas y generosas remiten a las del chándal. O su lenguaje gráfico: tanto en Vuitton como en Off–White, Abloh ha sabido estampar logos, motivos geométricos e ideogramas en alto contraste sobre el tejido, convirtiendo las prendas en soportes comunicativos tan eficaces como un folleto, una pancarta o una pantalla digital. También resultan inconfundibles sus colores eléctricos y fluorescentes, sus préstamos técnicos –por ejemplo, tejidos transparentes de aspecto plástico superpuestos a las prendas–, sus prendas híbridas llenas de bolsillos, cremalleras y solapas y, sobre todo, sus fabulosos trampantojos textiles en los que el cuero aspira a parecer vinilo y la seda adopta a distancia el aspecto del plástico o el poliéster. Si durante décadas la moda ha aspirado a replicar con materiales asequibles el aspecto de texturas lujosas, Abloh supo ver que la novedad residía en hacer justo lo contrario. Y ese canto de amor a la tecnología y al pop, ese juego de contrastes capaz de introducir colores hip hop en el solemne estampado de damero de Louis Vuitton, está en la base de la fórmula magistral de Abloh, experto en crear paradójicos objetos de deseo.
El desfile celebrado en Miami es el homenaje más visible a la figura del estadounidense, pero no el único. Desde que se difundió la noticia de su muerte, no hay figura ni marca relevante en la industria del lujo que no haya mostrado su respeto y manifestado sus condolencias a través de redes sociales y comunicados oficiales. Y la entrega de los Fashion Awards en Londres, el lunes, se convirtió en una reivindicación del legado de Abloh por parte de premiados –como Kim Jones, su predecesor en Vuitton– y de estrellas invitadas como Idris Elba, presentador del evento. Más allá de sus logros como diseñador, uno de los grandes talentos de Abloh consistió en congregar en su entorno a figuras relevantes y significativas de todos los ámbitos, del deporte a la política, las redes sociales o la música. El verano, cuando presentó por primera vez la colección que se ha mostrado ahora en Miami, el diseñador declaró que su trabajo era una reflexión en torno al mecanismo cultural de la transmisión, “el acto de pasar algo de una persona a otra, activando olas de cambio entre generaciones e impactando en las vidas de los otros”. A la vista de la ola de emoción suscitada por este desfile póstumo en Miami, esta afirmación puede aplicarse al conjunto de su obra.