Carlos Menem, una vida de escándalos y una herencia rodeada de sospechas
El expresidente argentino dejó dinero en efectivo, terrenos y obras de arte a repartir entre sus hijos
Carlos Saúl Menem se hizo católico para aspirar a la presidencia argentina en 1989, pero fue enterrado el pasado lunes en el cementerio islámico de Buenos Aires. Expulsó de la quinta presidencial a su esposa Zulema Yoma a través de un decreto y protagonizaron un divorcio escandaloso, pero murió a los 90 años con ella a su lado. En su funeral sonó A mi manera, la versi...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Carlos Saúl Menem se hizo católico para aspirar a la presidencia argentina en 1989, pero fue enterrado el pasado lunes en el cementerio islámico de Buenos Aires. Expulsó de la quinta presidencial a su esposa Zulema Yoma a través de un decreto y protagonizaron un divorcio escandaloso, pero murió a los 90 años con ella a su lado. En su funeral sonó A mi manera, la versión que el argentino Cacho Castaña hizo de la canción de Frank Sinatra y que simboliza la vida llena de contradicciones y polémicas del expresidente. Tras su muerte, se avecina una disputa familiar por la herencia.
“Se fue de la mano de mamá”, contó su hija Zulemita, “en el día de los enamorados”. Un final de cuento para una relación que nació como un matrimonio arreglado y estuvo marcada por peleas, infidelidades y la sospecha nunca confirmada de que el accidente de helicóptero en el que murió su primogénito, Carlos Jr., en 1995, fue en realidad un atentado.
Hijos de inmigrantes sirios, Menem y Yoma nacieron en la provincia argentina de La Rioja con 12 años de diferencia (él, en 1930; ella, en 1942), y se casaron en 1966. El enlace nació por voluntad familiar, pero el político inventó el origen de la historia de amor. Según su versión, se encontró a Yoma en Damasco y le preguntó en castellano: “¿Querés casarte conmigo por una noche?”. “¡Argentino tenías que ser!”, le respondió ella.
Formalmente, su matrimonio duró 26 años. En realidad, se distanciaron varias veces y detrás de las reconciliaciones hubo una motivación política: en ese momento no estaba bien visto que un gobernante se divorciara. Tras el golpe militar de 1976, Menem se refugió en la norteña provincia de Formosa y en 1981 tuvo un hijo, Carlos Nair, con Martha Meza, una maestra de escuela. Tardó más de 25 años en reconocerlo públicamente.
El divorcio se firmó en 1991, cuando Menem ya había alcanzado su sueño de ser presidente. Los meses previos de convivencia fueron una pesadilla y entre los numerosos rumores publicados está la presencia de un cocodrilo en la piscina para matar a Yoma. La relación saltó por los aires en vísperas del Mundial 90, cuando el mandatario firmó un decreto con el que prohibía la entrada de su mujer y sus hijos a la residencia oficial. La expulsión fue televisada.
Durante la década en la que ocupó el sillón presidencial, Menem impulsó una gran transformación de Argentina ensombrecida por escándalos de corrupción, dos atentados terroristas que siguen impunes y las explosiones de la Fábrica Militar de Río Tercero destinadas a encubrir el tráfico de armas a Croacia y Ecuador.
Usó la política también para codearse con celebridades. Durante la gira de los Rolling Stones, los invitó a su residencia de Olivos y cenaron pizza, champán, empanadas y vino tinto. Poco después, recibió a Lady Di y a Madonna, a quien le permitió grabar en el balcón de la Casa Rosada para el musical Evita. Jugó al fútbol con Maradona, frecuentó al músico Charly García y tuvo romances reconocidos con famosas argentinas como Graciela Alfano y Alejandra Pradón.
Al final de su presidencia, en 1999, la ex Miss Universo chilena Cecilia Bolocco entrevistó al líder peronista e iniciaron una relación. La pareja pasó por el registro civil en 2001 y tuvieron un hijo, Máximo. El matrimonio duró una década a pesar de los problemas judiciales que acorralaron a Menem: la luna de miel fue cancelada por el arresto domiciliario dictado en la causa que investigaba el contrabando de armas. Se le sumaron después otras causas por corrupción. Esquivó a la justicia gracias a su cargo de senador, que ostentó desde 2005 hasta su muerte.
Según la declaración jurada presentada ante la Oficina Anticorrupción que cita la revista Noticias, la herencia de Menem es, al menos sobre el papel, ridícula: un conjunto de 26 terrenos de un metro cuadrado cada uno en La Rioja compartidos con un expolítico. Su valor total no llega a los 2.000 euros. “Menem jamás informó de las dimensiones reales de los lotes”, señala la revista y añade que otros bienes declarados fueron “obras de arte, dinero en efectivo en el país, dos autos y acciones de la empresa Telecom”.
Tienen derecho sobre la herencia Zulemita, Carlos Nair, Máximo y la hija de Carlos Jr, Antonella. Quedan fuera del reparto los dos bienes inmuebles más valiosos: la casa familiar en el lujoso barrio de Buenos Aires de Belgrano R, y su residencia en La Rioja, conocida como La Rosadita. Son de la hija que tuvo con Yoma, la más cercana a él.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región