Dani Rovira usó aceite de marihuana durante su tratamiento contra el cáncer
El actor se ha sincerado sobre los momentos más duros de su enfermedad y el uso de esta droga para calmar sus efectos: “Era o estar hecho un trapo o ir pedete”
Cuando en la plena primera ola de la pandemia causada por el coronavirus Dani Rovira anunció que padecía cáncer y que se ponía en tratamiento para hacer frente a la enfermedad, comenzó también una red de apoyos anónimos hacia este actor que se ha ganado el cariño del público con sus actuaciones y su comportamiento. Durante el proceso de su enfermedad no defraudó sobre su categoría humana, y fue compartiendo...
Cuando en la plena primera ola de la pandemia causada por el coronavirus Dani Rovira anunció que padecía cáncer y que se ponía en tratamiento para hacer frente a la enfermedad, comenzó también una red de apoyos anónimos hacia este actor que se ha ganado el cariño del público con sus actuaciones y su comportamiento. Durante el proceso de su enfermedad no defraudó sobre su categoría humana, y fue compartiendo sin alharacas pero siempre con positividad, sus sensaciones con el proceso que estaba viviendo. Una forma de visibilizar los efectos de una dolencia que supera en España los 277.000 casos al año y de dar esperanza a tantos pacientes y familias que se vieron retratados en él.
En una reciente entrevista con la periodista Angels Barceló, en la cadena SER, Rovira proporcionó más detalles sobre los meses de travesía enfrentándose al linfoma de Hodgkin que le diagnosticaron y una de sus revelaciones se centró en cómo fue su experiencia con el aceite de marihuana que consumió para aliviar los efectos del tratamiento al que se ha sometido durante seis meses. “Era o estar hecho un trapo o ir pedete, así que podría contar muchas historias entre dragones y mazmorras”, admitió con sentido del humor el actor andaluz sobre el uso terapeútico de esta planta en el programa Hoy por hoy. El tetrahidrocannabinol, conocido como THC, fue la solución que encontró para “aliviar náuseas, vómitos y dolores” consecuencia de la quimioterapia y radioterapia que los médicos utilizaron para detener su enfermedad. Ocho sesiones de quimioterapia y 18 sesiones de radioterapia que finalizaron el pasado mes de agosto.
Luis Alegre, amigo de Dani Rovira, le acompañó durante la entrevista radiofónica. El escritor y el actor se conocieron hace casi siete años cuando se encontraron en Zaragoza durante la promoción de la película Ocho apellidos vascos y desde entonces son miembros de ese círculo cercano que Rovira dice que con la edad cada vez se va haciendo más estrecho. De Dani Rovira, Alegre afirmó que es “profundamente bondadoso”, tanto como para compartir sus experiencias para que las aprovechen otros.
Alegre también destacó la capacidad que tiene el actor de encarar las situaciones límite y le preguntó por el día en el que se enteró de que tenía cáncer. Sin perder la sonrisa Rovira dio detalles sobre el momento “partiendo de la base de que ese día no sabía ni quién era ese señor, el tal Hodgkin”, dijo. Tras la broma para quitar solemnidad a lo que vendría a continuación relató que la cosa empezó cuando se notó un bulto encima de la clavícula al que no dio demasiada importancia. Trasladado a una casita que tiene en la sierra madrileña, decidió consultar con una amiga médico de Málaga y la distancia y la pandemia le llevó a enviarle una fotografía para recibir un diagnóstico a distancia.
Su amiga le dijo que eso podían ser muchas cosas, le mandó algo de medicación y le dijo que lo observara. “A los dos días de declarar el estado de alarma le dije a mi amiga que aquello no solo no bajaba sino que iba a más, y ella me dijo que debía ir a un hospital. Yo pensé, ‘¿cómo voy a ir a un hospital con lo que está pasando?”. Pero siguió sus consejos y mientras esperaba en urgencias y le realizaban pruebas cada vez más raras iba viendo entrar a pacientes afectados por covid uno detrás de otro. Cuando le tocó el turno de recibir sus propios resultados se encontró en una sala pequeña con tres médicos con mascarillas: “Uno era el que me había atendido al llegar, otro se presentó como Carlos Macías, el director (que ahora somos muy amigos) y él me presentó al tercero, cuando oí ‘y este es el oncólogo’, ufff... Me fueron explicando, ya le hemos puesto nombre, habrá que hacer una biopsia, habrá que ponerle apellido... Yo empecé como a...., es que yo soy muy tendente a apagar la televisión, a desmayarme vamos. Estaba sentado en una camilla, les dije que me estaba mareando y llegué a perder el conocimiento. Después llegó el quirófano para hacer la biopsia y demás...”
Incluso contando ese momento que dió la vuelta a su vida, Dani Rovira ha recordado con sentido del humor que al entrar a la sala con los médicos había puesto a grabar la conversación en el móvil para no perderse los detalles y cuando terminó aquella mañana, fue capaz de decirles a los médicos: “Está todo grabado, aún no lo he escuchado, lo digo por si me he desmayado y habéis empezado a despotricar de mí”.
Lo que siguió a aquel momento es más conocido. El actor ha ido utilizando sus redes sociales para dar cuenta de cómo ha ido viviendo su enfermedad y también para contar, a mediados de agosto, que la había superado. Y durante los seis meses que se vio inmerso en el tratamiento, el humor ha seguido siendo clave para él. El torbellino de er Dani, como le conocen en el barrio de su Málaga natal, se encerró en la casa que compró hace un año en la sierra y se dedicó a seguir su tratamiento y a hacer deporte al caer la tarde para evitar las horas de sol. De su paso por el hospital, donde llegaba a las nueve de la mañana y salía a las tres y media de la tarde, como contó en una entrevista, también han quedado otras cosas más allá de los momentos amargos. Entre ellas la amistad de la gente con la que compartió tantas horas enchufado a una máquina.