El clan familiar que arropa a Pedro Almodóvar en la vida y en el cine
Sus sobrinos Miguel y Pablo, hijos de Agustín, hacen un cameo en ‘La voz humana’. Pero fue su madre, Paquita, quien ha sido pieza central de algunas de sus creaciones
El universo propio que recrea Pedro Almodóvar, 71 años, en sus películas forma parte ya de las referencias en las que indagan los estudiosos de la obra del director manchego. Pero más allá de sus filmes está la vida y en ella Almodóvar se siente cómodo arropado por su familia. De su amor por su madre y su unión a sus raíces manchegas han dado cuenta algunas de sus películas, hasta el punto de que Francisca Caballero –Paquita para sus hijos– es pieza central para entender sus creaciones y, hasta que murió, solía hacer came...
El universo propio que recrea Pedro Almodóvar, 71 años, en sus películas forma parte ya de las referencias en las que indagan los estudiosos de la obra del director manchego. Pero más allá de sus filmes está la vida y en ella Almodóvar se siente cómodo arropado por su familia. De su amor por su madre y su unión a sus raíces manchegas han dado cuenta algunas de sus películas, hasta el punto de que Francisca Caballero –Paquita para sus hijos– es pieza central para entender sus creaciones y, hasta que murió, solía hacer cameos en las películas dirigidas por su hijo.
Lo mismo ocurre con Agustín, el hermano más conocido del cineasta y su inseparable escudero, al que en el mundillo cinematográfico todos conocen como Tinín (65 años). A los almodovarianos les cuesta recordar una película en la que Agustín no aparezca brevemente en algún momento. Un guiño que en el último estreno del realizador —el mediometraje protagonizado por Tilda Swinton La voz humana— también deja espacio a una aparición breve de Miguel y Pablo, sobrinos de Pedro e hijos de Agustín. En este experimento que ha resultado ser el filme en el que la actriz británica ha cumplido el deseo de trabajar junto al director que admira y al que sigue desde hace años, Agustín se convierte en actor en una secuencia en la que atiende a la protagonista cuando llega a una ferretería a comprar un hacha, y por allí también aparecen sus dos hijos, que son los sobrinos más pequeños del director y sobre los que no se sabe demasiado.
Porque esa es otra de las características del clan Almodóvar: están ahí para servir de apoyo a su hermano o tío en el plano familiar, pero la discreción les viene de serie. Quienes siguen los eventos y conocen el entorno del director español más internacional coinciden en que son una piña, pero ejercen desde una posición prudente y reservada. Pedro y Agustín —que se llevan tan bien como para haber montado juntos la productora El Deseo y haber conseguido que desde que la crearon en 1985 funcione sin roces ni problemas— tienen dos hermanas más: Antonia, de 75 años, y María Jesús, de 73.
Los hijos de Agustín fueron alumnos del colegio Santa María del Pilar, un centro concertado, religioso y mixto situado en la madrileña calle de Castelló y por el que han pasado diplomáticos, banqueros, periodistas, artistas, empresarios y políticos como José María Aznar, Alfredo Pérez Rubalcaba, Agustín de Foxá o Juan Abelló. Ninguno de estos dos sobrinos se ha dedicado al cine. Miguel estudió Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Madrid e hizo un máster en Sistemas de Transporte Aéreo. Pablo es economista —de hecho, ha trabajado como ayudante de contabilidad en alguna de las últimas producciones de su tío— y aficionado a los deportes acuáticos. Ambos, cómo no, se declaran admiradores del trabajo de su famoso tío y de ahí que figurar en algunas de sus películas sea, además de un divertimento, una suerte de homenaje.
De los otros sobrinos que tiene el director, una de ellas es médica y el otro veterinario, los dos hijos de su hermana Antonia. Y quizá de esta segunda generación el más conocido es el hijo de su hermana María Jesús, Diego Pajuelo Almodóvar, que estudió Económicas en la Universidad Carlos III de Getafe, es profesor en el Máster de Gestión de la Industria Cinematográfica de esta universidad y también el director financiero en El Deseo desde el año 2002.
Es habitual verles a todos, hermanos y sobrinos, acompañar a Pedro, el famoso del clan, en grandes eventos. Ocurrió cuando le dieron el premio Príncipe de Asturias en 2006, y también en muchos otros homenajes importantes. Pero en todos los casos la estrella es Pedro y el resto, incluido Agustín, se mantienen en un segundo plano. Quienes conocen al cineasta afirman que precisa de su pequeña corte para vivir. Estuvo su conocido grupo de musas, aquellas que en los primeros años de su exitosa carrera se conocieron como chicas Almodóvar: Penélope Cruz, Carmen Maura, Bibiana Fernández, Loles León, Rossy de Palma, Marisa Paredes... muchas de las cuales le acompañaron en sus citas sociales de entonces y algunas continúan haciéndolo en las de ahora. Están sus incondicionales en el plano profesional, el tridente formado por su hermano Tinín, la productora Esther García y la hermana de esta, Lola García, asistente personal de Pedro. Está su círculo familiar, y también alguien, que todo el mundo que conoce al director sabe que existe, pero que al mismo tiempo es muy desconocido para la mayor parte del público: Fernando Iglesias.
Iglesias es fotógrafo —y de los buenos, según las fuentes consultadas— y compañero inseparable del manchego desde hace más de 20 años, aunque cada uno vive en su propia casa. Pedro en el piso que adquirió en el Paseo del Pintor Rosales, frente al parque del Oeste de Madrid, y Fernando en la suya —que quienes la conocen describen como preciosa— en el barrio de Malasaña, junto a su madre a quien cuida, porque es ya muy anciana. Proviene de una familia acomodada, ha participado en la organización de algunos eventos de la productora El Deseo, ha acompañado a Almodóvar en la presentación de sus exposiciones de fotografía... pero no tiene ningún tipo de dependencia económica del director. Quienes acuden a los festivales y actos a los que asiste el director dicen que es muy frecuente verle, cámara en ristre, inmortalizando los momentos más personales para el álbum personal. Algo que no es muy difícil porque se trata de un hombre alto y atractivo que no pasa desapercibido, que no se esconde pero tampoco tiene ningún interés por llamar la atención. Y que ahora estará disfrutando de la nueva alegría que le ha proporcionado a Pedro Almodóvar su último estreno, tras la tristeza en la que se sumió durante los meses del confinamiento.