Cary Grant, un bisexual enganchado al LSD que vivía con el actor Randolph Scott
Un nuevo libro sobre el actor le presenta con una personalidad muy alejada de la que mostraba en la pantalla
“Es un personaje completamente inventado”. Cary Grant confesó que estuvo interpretando de cara al público toda su vida un papel que no se correspondía a la realidad de su intimidad. Se enganchó al LSD, se enamoró locamente de Sofía Loren, era bisexual y vivía con el actor Randolph Scott. Todas estas revelaciones se hacen en un nuevo libro sobre el carismático actor de Hollywood que ha salido esta semana a la venta, ...
“Es un personaje completamente inventado”. Cary Grant confesó que estuvo interpretando de cara al público toda su vida un papel que no se correspondía a la realidad de su intimidad. Se enganchó al LSD, se enamoró locamente de Sofía Loren, era bisexual y vivía con el actor Randolph Scott. Todas estas revelaciones se hacen en un nuevo libro sobre el carismático actor de Hollywood que ha salido esta semana a la venta, Cary Grant: A Brilliant Disguise, del autor Scott Eyman. El libro explora el ascenso de Grant a la fama, sus cinco matrimonios y años de terapia lidiando con su narcisismo y temperamento. “Alejé a todos mis seres queridos. Tenía miedo de que intentaran abrazarme y descubrieran que era hueco, solo un hombre hueco”.
Después de 40 años en la industria del cine donde llegó a rodar 73 películas la mejor actuación de Cary Grant fue interpretarse a sí mismo en la vida real. "Soy un personaje completamente inventado. Estoy interpretando un papel. De ninguna manera soy realmente Cary Grant. En mi mente, solo soy un vodevil llamado Archie Leach. Pero creo que Cary Grant ha hecho maravillas en mi vida”, dice Grant en el nuevo libro de Scott Eyman publicado por Simon & Schuster.
Grant nació como Archibald Archie Leach, de Bristol, Inglaterra, un adolescente que deambulaba por los muelles en busca de trabajo como grumete en un barco. Finalmente se unió a una compañía de acróbatas y aprendió a caminar sobre zancos. Leach llegó a Nueva York a mediados de la década de 1920 en busca de fama y fortuna y decidió no regresar a Inglaterra. Aprendió rápidamente que tenía que cambiar su nombre e inventarse un acento para ocultar su falta de clase y educación. Copió rasgos de las personas que más admiraba para desviar la atención del hecho de que había dejado la escuela a los 14 años.
Grant arrastró siempre las heridas de una infancia dolorosa, marcada por la ausencia de su madre y la autoridad de su padre, Elías Leach, dependiente de la bebida. A la edad de 9 años, su progenitor le dijo que su madre se había ido de casa durante un tiempo para pasar unas “largas vacaciones”. Sin embargo, lo cierto era que la había internado en un sanatorio mental contra su voluntad. Durante años pensó que su madre estaba muerta.
Con la ayuda del doctor Mortimer Hartman y más de un centenar de sesiones de LSD, que consideró que “cambiaron la vida”, sufrió lo que definió como una “explosión psíquica”. Por primera vez, Grant dejó de culpar a sus padres de la dualidad que había creado. "Aprendí que nadie más me mantenía infeliz excepto yo. Tuve muchos problemas a lo largo de los años, pero eran problemas de Archie Leach, no de Cary Grant. He pasado la mayor parte de mi vida fluctuando entre Archie Leach y Cary Grant, sin estar seguro de ninguno de los dos. Solo recientemente he comenzado a unificarlos en una sola persona”.
Grant era un defensor de usar LSD . “Te vacía el subconsciente e intensifica las emociones un centenar de veces y rompe los bloqueos de la memoria para que uno pueda obtener información sobre uno mismo y las relaciones con los demás”, asegura en el libro el doctor Hartman. En esos años otros famosos en Los Ángeles se apuntaron al consumo de esta droga como Henry Luce y Clare Booth Luce, Christopher Isherwood, Anais Nin, Aldous Huxley, Andre Previn, Esther Williams, Jack Nicholson y Dennis Hopper.
Aunque se casó hasta en cinco ocasiones, la preferencia de Cary Grant por los hombres fue un secreto a voces hasta su muerte. Sin embargo, él nunca lo admitió. Entre sus íntimas amistades masculinas destaca la que mantuvo durante años con el actor Randolph Scott, al que conoció en el set de la película Sábado de juerga (1932). Cary y Randolph decidieron de inmediato vivir juntos. Lo hicieron durante más de una década.
También mantuvo una relación con Orry-Kelly, ganador de tres Oscar por su trabajo como diseñador de vestuarios. Hijo de un sastre, nacido en un pueblo cerca de Sidney, en 1922, a los 24 años se marchó a Nueva York a ser actor. Después de una breve experiencia algo desastrosa en Broadway, enseguida empezó a destacar por su ojo artístico y su instinto con la aguja. Al poco de llegar, Orry-Kelly conoció a un joven inmigrante inglés que había llegado también persiguiendo el sueño de ser actor. Entonces se llamaba Archie Leach, aunque años más tarde sería conocido como Cary Grant. Los dos comenzaron una relación de amantes; vivían juntos en el Greenwich Village, con el dinero que mandaba la madre de Kelly, con lo que ganaba Grant como scort de mujeres ricas y con el de los primeros empleos de ambos en el mundo del espectáculo. Juntos, tras un breve paso por Reno, perseguidos por mafiosos, llegaron a Hollywood, donde ambos triunfaron por separado
Grant tenía fama de ser un hombre de carácter posesivo con sus esposas. Con la primera de ellas, la actriz Virginia Cherrill, solo estuvo casado un año. El divorcio se convirtió en un proceso escabroso en el que ella le acusó de malos tratos, que nunca fueron probados,
En 1945, Grant se casó con la heredera de Woolworth, Barbara Hutton, quien pasó sus días jugando al tenis y las noches organizando cenas. Hutton se quejó de que Cary era diferente de su imagen en pantalla y no era “divertido y travieso todo el tiempo”.
“Podría ser un bastardo terrible”, dijo Dudley Walker, su ayuda de cámara. “Tenías suerte si te regalaba una botella de colonia masculina de cinco dólares una vez al año por Navidad. Y era un mal bebedor. Se ponía realmente desagradable y frío. Se convertía en sádico”. Las penurias económicas que padeció en su infancia le hicieron controlar mucho el dinero que ganaba. Pese a llegar a cobrar más de tres millones de dólares por película, que lo convirtieron en el actor mejor pagado de su tiempo, Grant tuvo una merecida fama de tacaño en Hollywood.
El matrimonio de Grant con Hutton duró solo tres años. La esposa número tres fue la actriz Betsy Drake, quien convenció a Grant de que tomara LSD. Pero ese matrimonio estaba condenado al fracaso cuando Grant se enamoró locamente de Sofía Loren mientras filmaba en España. Pero la actriz había perdido la cabeza por el productor italiano Carlo Ponti, quien la convirtió en una estrella. Cary Grant se volvió loco. Nunca antes había sido rechazado por nadie. “Me rompió el corazón”, se lamentó.
Poco después Grant le propuso matrimonio a la actriz Dyan Cannon después de verla en un programa de televisión, tuvieron una hija, Jennifer, a quien el actor adoraba. Este matrimonio estuvo repleto de enfrentamientos y acusaciones de malos tratos. Se casó una vez más con Barbara Harris, directora de relaciones públicas. Él era 46 mayor que ella y la persiguió durante dos años. Grant murió en noviembre de 1986.