Rafa Nadal, 13 Roland Garros y un año de matrimonio

El tenista celebra su primer aniversario de boda con Mery Perelló en París tras meses en los que le ha sido difícil convivir con la pandemia

Rafa Nadal besa a Mery Perelló tras ganar Roland Garros.THOMAS SAMSON (AFP)
Madrid -

Rafa Nadal es extremadamente discreto con su vida privada, lo ha demostrado siempre y más aún el día de su boda, de la que el próximo día 19 se cumple un año. El tenista se encerró con su familia y amigos —entre ellos los reyes eméritos— en una fortaleza de Mallorca. Solo 24 horas después del enlace su equipo de prensa distribuyó dos fotos de los novios. La privacidad es para él prioritaria, lo ha sido también durante su largo noviazgo con Mery Perelló con la que se ha dejado ver en actos públicos en contadas ocasiones y quien le ha acompañado en los grandes torneos mezclada siempre entre los integrantes del equipo del tenista y algunos familiares. Tras los triunfos, Nadal siempre se acerca a ellos para celebrar lo conseguido pero sin hacer distingos. No ha sucedido este año lo mismo. Las especiales circunstancias en las que se ha celebrado Roland Garros han convertido esta victoria de Nadal en algo especial, por el número y por los meses que la han precedido, en los que ha tenido que convivir con dificultad con las restricciones impuestas por la pandemia, algo que dice le ha afectado en especial. Quizá por todo ello, tras lograr su 13º triunfo en París, el deportista se dirigió hacia donde estaba su familia, buscó a su esposa, se bajó la mascarilla y le dio un apasionado beso.

Habituado desde niño a viajar durante el tiempo de aislamiento, en el confinamiento se tuvo que encerrar en su casa de Porto Cristo, donde compartió a través de sus redes desde desde los ejercicios que hacía para mantenerse en forma hasta las incursiones que hacía en la cocina que, según cuenta, no fue tan mal como se podía imaginar. Esas semanas le permitieron, eso sí, llevar una vida tranquila junto a su esposa, con la que no siempre pasa todo el tiempo que quiere debido a su profesión. Que la pandemia le ha marcado quedó claro en sus primeras palabras tras ganar en París, donde restó importancia a su logro para hablar de la necesidad de vencer al virus.

Nadal compró su casa de Mallorca en el año 2013 por más de cuatro millones de euros, bastante menos de lo que los propietarios solicitaron en un principio. La mansión cuenta con más de 1.200 metros cuadrados sobre un terreno de 7.000 metros cuadrados y estuvo en el punto de mira de varios inversores extranjeros que barajaron la posibilidad de habilitar un edificio de apartamentos. La casa se vendió con la advertencia de que necesitaba una reforma, pero aun así contaba con varios salones, habitaciones, desván, garaje y otras construcciones. La vivienda está construida cerca de la Cova des Correu, una zona de baño a la que acuden muchos jóvenes de la localidad cuando llega el buen tiempo y a la que se tiene que acceder a través de la propiedad, como ocurre con decenas de fincas en la isla que invaden caminos públicos. De hecho, la casa cuenta con un acceso directo al agua a través de una escalinata excavada en la piedra. Nadal ya mostró su casa en un reportaje sobre su vida en el programa 60 Minutes de la cadena norteamericana CBS, donde el deportista paseaba por la propiedad junto al presentador, al que enseñaba las vistas al mar y explicaba que tenía amarrado su barco en el puerto deportivo que se encuentra frente a la propiedad. Pero ya no tiene el mismo barco.

Cuando las medidas de asilamiento se suavizaron, Nadal estrenó uno nuevo. Se trata de un lujoso catamarán valorado en cinco millones de euros. De origen lleva el nombre de Green White hasta que el tenista le ponga el que desee. En él ondea la bandera de España. Este barco sustituyó al Beethoven, que ha vendido tras disfrutar de él cuatro años El deportista mallorquín dispone ahora de este exclusivo catamarán de 24 metros de eslora con capacidad en los camarotes para hasta 12 personas más la tripulación. El catamarán, con un estilo audaz y contemporáneo del casco es el modelo 80 Sunreef Power, que incorpora portillos clásicos de acero inoxidable, cubiertas con suela de teca. Está equipado con un amplio garaje en popa en el que es posible transportar botes inflables y motos de agua, está diseñado al 100% a gusto del tenista.

Mery Perelló tampoco concede entrevistas, solo unas breves declaraciones para hablar de la Fundación Rafa Nadal, de la que es directora de estrategia y relaciones institucionales. Fue en una de esas excepciones cuando dijo: “Somos un buen equipo”. Se refería a ella y a su marido.

Como Nadal, Perelló nació en Manacor, el 7 de julio de 1988. Es hija única. Su padre es Bernat Perelló un constructor que aprendió el oficio de su progenitor. Su madre, María Pascual, trabaja desde hace años como funcionaria en el Ayuntamiento de Manacor.

Mery estudió en la UIB (Universidad de las Illes Balears) Administración y Dirección de Empresas. Durante este tiempo vivió en Palma (Manacor está a 40 kilómetros de la universidad), en un piso compartido con una compañera, novia de un amigo de Rafa. “Fue una alumna muy aplicada”, recuerda un profesor de la Facultad: “Es sencilla, buena persona, nada estirada”. Cuando el rectorado se enteró de quién era novia, la organización del ceremonial de graduación le ofreció un asiento reservado para su famosa pareja en el estrado, con las autoridades. Ella declinó sin dudar. “Rafael y yo ya hemos festejado este título. No vendrá. Este acto es cosa mía. Muchas gracias”. Perelló fue la estrella de la entrega de diplomas mientras Rafa navegaba.

Cuando se licenció hizo prácticas en el departamento de Comunicación de Endesa, en Palma de Mallorca, donde trabajó cuatro meses en el verano de 2010. Luego se trasladó a Londres durante una larga temporada para trabajar en IMG, la mayor multinacional de marketing deportivo, con la que colabora su novio. Allí se especializó en esponsorización, patrocinio y marketing deportivo. En el verano de 2011 fue contratada por Mapfre, una de las 10 marcas que anuncia el tenista, y estuvo en el complejo de la Copa del Rey de vela de Palma. “Gracias, no tengo nada que decir”, respondió, incómoda, a decenas de periodistas que quisieron hablar con ella.

Sus amigos la describen como “minuciosa, puntillosa, detallista y muy profesional”. Es extremadamente sencilla en sus gustos y en la manera de vestir. No le gusta destacar y lo pasa mal cuando se ve en alguna portada de revista. Cuando está en la tribuna de un gran torneo se sabe observada y hace todo lo posible porque no se note su presencia. Suele estar acompaña de la madre y de la hermana del tenista. El domingo allí estaban las tres en la tribuna guardando la distancia que al final acortaron en el momento de la celebración.

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