La vida cotidiana y madrileña de Alejandro Sanz
El cantante y su pareja, Rachel Valdés, están instalados en una casa de la urbanización La Finca y a través de sus redes sociales muestran su trabajo y su ocio
Hay gente que ha pasado la cuarentena de forma activa. Y luego está Alejandro Sanz. Más inquieto que nunca —o quizá tanto como siempre—, desde que se decretó el estado de alarma el pasado 14 de marzo, no hay día en el que el músico no haya mandado un mensaje en sus redes sociales dando apoyo, mostrando cercanía y tratando de ser empático con sus seguidores. El confinamiento ha sido toda una oportunidad para...
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Hay gente que ha pasado la cuarentena de forma activa. Y luego está Alejandro Sanz. Más inquieto que nunca —o quizá tanto como siempre—, desde que se decretó el estado de alarma el pasado 14 de marzo, no hay día en el que el músico no haya mandado un mensaje en sus redes sociales dando apoyo, mostrando cercanía y tratando de ser empático con sus seguidores. El confinamiento ha sido toda una oportunidad para ver en directo la vida del cantante. Solo en su perfil de Instagram, con más de 5,6 millones de seguidores, ha colgado 135 publicaciones desde el 14 de marzo, y casi la misma cantidad en Twitter, con 20 millones de seguidores.
Dentro de unos lógicos límites, Sanz siempre ha sido abierto. Su vida, sí. Su intimidad, no. Por eso estos días muestra su nuevo hogar, sus rutinas, sus sesiones deportivas, aunque con moderación. Si en Twitter se dedica a hacer llamamientos y alabanzas por el día del medio ambiente, el de la enfermería o el del lupus, a mandar corazones y aplausos o a anunciar los cambios de fecha de su larga gira por España (15 conciertos que ha trasladado a casi las mismas fechas de 2021), Instagram es su patio de juegos. Allí ha enseñado a sus fans pedacitos de intimidad.
Pese a que el cantante de Corazón Partío posa constantemente en su casa, como todo el mundo obligado a permanecer confinado, lo que no ha aclarado en ningún momento es cuál es esa vivienda, ni tampoco con quién la comparte. Pero hay pistas.
Sanz está en Madrid. Lo ha dicho él mismo: regresó de Miami, donde también tiene una casa y residen sus hijos, a mediados de marzo. Lo que no ha confirmado es adónde. El cantante poseía una casa en la capital, de hecho en Pozuelo de Alarcón, en la urbanización La Finca. En agosto la compró el futbolista Hazard tras una temporada a la venta. Como confirmaban sus cuentas, se embolsó por ella 10 millones de euros.
Sin embargo, él nunca ha querido irse del todo de la capital, la ciudad que le vio nacer, en cuya calle del Doctor García Tapia, en Moratalaz, pasó su infancia y rasgueó su primera guitarra. Ahora que iba a realizar una larga gira por el país, Sanz quería hacer de Madrid su base de operaciones mientras iba y venía de los recitales que iba a dar en Valladolid, Fuengirola o A Coruña. Y eso ha hecho, solo que en tiempos de pandemia. Ha vuelto a la lujosa urbanización de La Finca, pero esta vez a una casa no comprada, según fuentes de su entorno, sino alquilada.
Pero este no es un hogar de paso. Es su cuartel general, con mucho espacio, varias plantas, el blanco como color dominante y en el que tiene gimnasio y estudio de grabación. Está decorada con diversas obras, puesto que el músico es aficionado al arte; incluso él mismo pinta. Por ejemplo, tiene enmarcada la fotografía de la calle Estafeta de Pamplona realizada por Pedro Armestre y ganadora del Premio Ortega y Gasset en 2014.
Otras de las obras que lo llenan son las de su compañera, de vida y de hogar. El músico pasa sus días con su actual pareja, la artista plástica cubana Rachel Valdés, y con el hijo de esta, de cinco años. No se han dejado ver juntos, pero la unión es obvia. En muchas conexiones en directo, Sanz aparece rodeado de la obra de la artista. Además, en las imágenes de sus perfiles se aprecia claramente que el espacio que comparten es el mismo.
La pareja lleva junta un año. El 15 de junio de 2019 cuando Raquel Perera, por entonces todavía esposa del cantante, acudía a la boda de Pilar Rubio y Sergio Ramos y lo hacía sola. El cantante tenía un importante concierto en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, pero se rumoreó que podría acudir en un vuelo privado al acabarlo. No fue así. Según testigos presentes en el enlace, Perera ya dejó ver que la convivencia estaba rota y que el cantante tenía una nueva pareja. El anuncio oficial de su separación llegó en julio. En septiembre llegaron las primeras imágenes de Sanz y Valdés juntos.
Durante la pandemia y dentro de los límites de su hogar, ambos han permanecido juntos, han cumplido las normas y han animado a hacerlo. Siempre en casa, el cantante ha lanzado dos canciones y sus videoclips (El mundo fuera, creada durante la cuarentena; y For Sale, grabada meses antes junto al colombiano Carlos Vives), ha anunciado que hará una película colaborativa, ha cocinado y enseñado a cocinar, ha mostrado sus acciones solidarias y ha realizado conexiones con jóvenes artistas que cantan versiones de sus temas y con otros consagrados como Camila Cabello.
Pero ahora, Valdés y Sanz van, como cada español en su fase, relajando el confinamiento. El primer fin de semana de junio se fueron de excursión por la sierra de Madrid. Aunque la pintora y escultora es más discreta con sus declaraciones y apariciones, Sanz se suelta más y deja entrever más detalles. Como que ha cambiado los fogones, el sofá y los cielos fotografiados desde la ventana, por las barras de pinchos o los aperitivos en el jardín de su casa. Como cualquiera.