El mes más triste de Ana Obregón
Sumida en el dolor por la pérdida de su hijo Álex Lequio el pasado 13 de mayo, la actriz vive el luto encerrada y expresa su tristeza en las redes sociales
El 13 de mayo de 2020 es una fecha que jamás podrá olvidar Ana Obregón. Fue el día que tuvo que decir adiós a lo más preciado que ha tenido, su hijo. Álex Lequio fallecía con tan solo 27 años de un cáncer que le fue diagnosticado dos años antes. Este sábado se cumple un mes de la despe...
El 13 de mayo de 2020 es una fecha que jamás podrá olvidar Ana Obregón. Fue el día que tuvo que decir adiós a lo más preciado que ha tenido, su hijo. Álex Lequio fallecía con tan solo 27 años de un cáncer que le fue diagnosticado dos años antes. Este sábado se cumple un mes de la despedida más triste a la que ha tenido que enfrentarse la actriz a lo largo de sus 65 años, una madre que lucha cada día para intentar recomponer los pedazos en los que ha quedado rota su alma. Así lo transmite en sus redes sociales, pues Ana Obregón ha descubierto que estas plataformas —donde entre Twitter e Instagram acumula más de medio millón de seguidores— cumplen una función terapéutica con la que paliar livianamente ese dolor al compartir sus sentimientos.
Palabras que han puesto en alerta a sus familiares y amigos, ya que los últimos mensajes en los que muestra su deseo reiterado de reencontrarse con su hijo han preocupado a los suyos. “Ahora solamente pido que pueda volver a abrazarte muy pronto porque te echo insoportablemente de menos”, escribió Obregón en su Instagram solo unos días después de enterrar a su hijo. Sumida en la más profunda tristeza, la actriz ha tenido que vivir estos días otra importante pérdida, la de su perra Luna, la golden retriever que tenía junto a su hijo y que tan fiel compañera fue de ambos en los malos momentos. La perra tenía 16 años y, además de ser uno de los nexos de unión más fuertes con el recuerdo de Aless, como le llamaban en familia, fue uno de los principales apoyos del hijo de Ana Obregón en su lucha contra el cáncer. “Sé que se ha ido de pena, para poder estar contigo […] Pido cada noche que muy pronto pueda estar con vosotros y volver a ser la familia que éramos siempre”, dijo la actriz en Instagram con el adiós a su mascota.
Su entorno permanece blindado y solicita privacidad para la actriz y su familia. Prefiere no desvelar si este sábado habrá una misa funeral por el joven ahora que se han levantado las medidas más restrictivas por la pandemia del coronavirus. Debido a esta situación, Ana Obregón y Alessandro Lequio estuvieron acompañados por apenas unos pocos familiares el día del entierro en el cementerio madrileño de La Paz, en Tres Cantos. No faltó la actual esposa del conde italiano, María Palacios, las hermanas de la actriz, Celia y Amalia, quienes también estuvieron apoyándola los últimos días de vida de Álex Lequio en Barcelona, y la pareja del joven fallecido, Carolina Monge. La joven permaneció en todo momento al lado de los padres de su novio e, incluso, estuvo unos días junto a Obregón antes de regresar a la ciudad condal para continuar con su vida y su actividad laboral, dejando así el piso que compartía con Lequio en la capital de manera definitiva.
Sin apenas fuerzas para hacer frente a todos los recuerdos de Álex Lequio que Ana Obregón guarda en su domicilio familiar de La Moraleja, se ha trasladado a casa su hermana Amalia para pasar junto a ella este duro trance. Es en la familia donde se está refugiando en estos momentos. Esta semana acudió junto al resto de sus hermanos a casa de sus padres para celebrar el cumpleaños de su madre en un aniversario marcado por la tragedia y que, a diferencia de 2019, no ha quedado recogido en una feliz imagen publicada en las redes sociales como sí hizo entonces. Antes de esta cita, a Ana Obregón solo se la había visto en el cementerio visitando la tumba de su hijo. Sola, como asegura sentirse desde hace un mes. “Se apagó mi vida”, escribió en sus redes al día siguiente de la muerte de Álex junto a una imagen de ambos abrazados.
La actriz y presentadora, que desde hace unas semanas cambió el perfil de su cuenta de Instagram para definirse solo como “la mamá de Aless”, dejó todo hace dos años para estar con su hijo cuando más lo necesitaba. Primero se marchó a Estados Unidos para superar la primera fase de la enfermedad en el prestigioso Memorial Sloan Kettering Cancer Center, después regresó a España, donde ambos retomaron su vida profesional con varios altos en el camino para viajar a Barcelona y Navarra y continuar sus revisiones y, finalmente, Obregón no se separó de Álex los casi dos últimos meses que estuvo ingresado en Barcelona para recibir un último y fallido tratamiento que intentara frenar la enfermedad. En esta ocasión, la intérprete de la serie Ana y los siete canceló los ensayos de la obra de teatro Falso directo que iba a hacer con Andoni Ferreño y que estaba pendiente de estreno en el teatro Amaya de Madrid para primeros de este año. La obra sigue cancelada y desde el entorno de la presentadora no prevén fecha a corto plazo.
Lo que sí parece sobrevolar por la mente de la actriz en estos momentos es un proyecto dedicado a la memoria de su hijo. Según cuentan algunos amigos cercanos, Ana Obregón quiere volcarse en aquellos enfermos de cáncer que necesiten apoyo, asesoramiento o pautas que seguir durante el largo tratamiento. Aún no hay nada definido, pero se baraja la opción de crear una fundación con el nombre del joven con la que poder dar soporte psicológico a los enfermos y sus familiares con conferencias o eventos solidarios. Acciones que ya empezó a realizar en vida el propio Álex Lequio a través de su empresa, Polar Marketing, que tras su fallecimiento parece que seguirá activa. Una idea nada descabellada, pues la actriz ya ha colaborado en varias ocasiones con diversas causas solidarias, entre ellas con la Asociación Española Contra el Cáncer, y para la que contaría con el apoyo de su expareja y padre de su hijo, Alessandro Lequio, quien no se ha separado de la actriz en ningún momento.
Ella por ahora sigue guardando silencio y dedicando todo sus pensamientos a su hijo. Los que la conocen miran expectantes desde lejos a una frágil Ana Obregón con miedo a que de un momento a otro se pueda romper en pedazos, pero con un ligero atisbo de esperanza de recuperar a esa Ana artista, fuerte, atrevida y de eterna sonrisa.