Rania y Abdalá de Jordania, una historia de amor tan perfecta que no parece real
La reina proclama la devoción que siente por su marido en las redes sociales al cumplir 27 años de matrimonio, una boda celebrada cuando nada hacía pensar que llegarían al trono
Se casó en 1993 con un príncipe que no estaba destinado al trono, pero su vida dio un vuelco cuando el rey Hussein nombró heredero a su hijo Abdalá dos semanas antes de morir. Desde entonces, la pareja está al frente de la dinastía hachemí, que se reclama descendiente directa del profeta Mahoma. De esta manera Rania al Yassin se convertía en Rania de Jordania, una reina llena de contradicciones que busca la perfección tanto estética como familiar. Tanto es así que la vida que divulga a través de sus redes sociales es ta...
Se casó en 1993 con un príncipe que no estaba destinado al trono, pero su vida dio un vuelco cuando el rey Hussein nombró heredero a su hijo Abdalá dos semanas antes de morir. Desde entonces, la pareja está al frente de la dinastía hachemí, que se reclama descendiente directa del profeta Mahoma. De esta manera Rania al Yassin se convertía en Rania de Jordania, una reina llena de contradicciones que busca la perfección tanto estética como familiar. Tanto es así que la vida que divulga a través de sus redes sociales es tan idílica que no parece real. La última declaración de esa felicidad la ha realizado esta semana con motivo del 27º aniversario de su boda. “¿Cómo no enamorarte de esta sonrisa, una y otra vez durante 27 años”, escribió junto a un emoji de un corazón rojo, y continuó: “Que suerte y agradecida estoy de tenerte a mi lado, feliz cumpleaños”. Este tierno mensaje terminó con tres hashtags: #JORDAN y #LOVEJO, los dos que suele usar en relación con Jordania esta vez precedido por #LOVE. El año pasado también hubo una felicitación en este mismo tono. “Soy muy afortunada de estar a tu lado, hoy, mañana y los días por venir. Que Dios te bendiga, mi Rey”.
Rania de Jordania lleva tiempo intentando alejar su imagen de frivolidad que rodeó sus primeros años de matrimonio. En el reino árabe aún se recuerdan los excesos de la celebración de su 40º cumpleaños con 600 invitados, muchos de ellos llegados desde el extranjero. Como sus vacaciones en la Costa Azul o sus días de navegación junto a Bono, el líder de U2 y uno de sus muchos amigos famosos. Por no hablar de las fotos saliendo de las tiendas de lujo de París o Nueva York. O de sus repetidos retoques estéticos. Rania siempre está en la lista de las mujeres más elegantes del mundo y en el ranking de reinas es habitual encontrarse comparativas con doña Letizia. Pero ella intenta dejar claro que sus intereses son más terrenales dedicando mucho de su tiempo, por ejemplo, a materias de educación. Por eso, los ciudadanos siguen considerando un mal menor esas pequeñas vanidades de la reina. Por encima de todo, Rania ha sabido utilizar su posición para abanderar causas populares y alzarse como un icono de modernidad en el mundo árabe.
Rania también reina en las redes sociales, donde cuenta con 10,6 millones de seguidores en Twitter y cerca de cinco millones en Instagram. Decenas de miles de personas siguen sus mensajes a través de Facebook o en su canal de YouTube. Pero ha habido momentos en que ha silenciado todas sus cuentas, como durante la primavera árabe.
Hija de la diáspora palestina, Rania al Yassin nació en Kuwait en 1970. Su padre era un médico originario de Tulkarem, en el norte de Cisjordania bajo ocupación israelí. Ella estudió en la Universidad Americana de El Cairo, donde se graduó en Ciencias Empresariales antes de instalarse en Amán, donde su familia se había trasladado tras la invasión del emirato del Golfo por Irak. Trabajó en los departamentos comerciales de Citibank y Apple en la capital de Jordania. Hasta que conoció a Abdalá.
Rania se presenta a como una mujer que está enamorada como el primer día. En una larga entrevista publicada en diciembre de 2016 en la revista australiana Stellar, reveló cómo se conocieron a principios de 1993, durante una cena con amigos. “Tenía una sonrisa tan grande y una energía tan contagiosa que nos llevamos muy bien. Y sabemos lo que sucede después”, dijo. Dos meses más tarde, su compromiso fue anunciado oficialmente por el palacio. Se casaron cinco meses después. Ella tenía 22 años, él 31.
En ese momento la pareja no se imaginaba su destino. De hecho se planeó que el sucesor de Hussein sería su propio hermano, el príncipe Hassan. Pero, 13 días antes de su muerte, el monarca, que había sufrido cáncer durante varios años, cambió de opinión y nombró a Abdalá. Así, el 7 de febrero de 1999, se convirtió en rey e hizo de Rania su reina unos días después. Ya habían tenido dos hijos, Hussein, nacido el 28 de junio de 1994 e Iman, el 27 de septiembre de 1996. Otros dos nacieron más tarde: Salma, el 26 de septiembre de 2000, y Hashem, el 30 de enero de 2005.