La obsesión por el sexo y “las mujeres rubias” de John F. Kennedy
Sale a subasta un nuevo manuscrito del presidente sobre todas sus supuestas aventuras extramatrimoniales, que se multiplicaron con su llegada a la Casa Blanca
Dentro de la cultura popular son conocidas las numerosas conquistas que John F. Kennedy realizó a lo largo de su trayectoria política. Ahora, un nuevo documento escrito de su puño y letra cuando era senador de Massachusetts y durante la campaña presidencial que lo llevaría a la Casa Blanca, revela su obsesión por el sexo y su pasión por “las mujeres rubias”, un manuscrito que va a ver la luz en una subasta que se celebrará el próximo abril en Dallas, la misma ciudad de Texas donde fue asesinado el 22 de noviembre de...
Dentro de la cultura popular son conocidas las numerosas conquistas que John F. Kennedy realizó a lo largo de su trayectoria política. Ahora, un nuevo documento escrito de su puño y letra cuando era senador de Massachusetts y durante la campaña presidencial que lo llevaría a la Casa Blanca, revela su obsesión por el sexo y su pasión por “las mujeres rubias”, un manuscrito que va a ver la luz en una subasta que se celebrará el próximo abril en Dallas, la misma ciudad de Texas donde fue asesinado el 22 de noviembre de 1963.
Según adelanta Il Corriere della Sera, se trata de cien páginas de notas personales que John F. Kennedy escribió con motivo de una molesta laringitis que obligó a guardar silencio por orden facultativa para salvar su voz. Las notas, que ofrecen una nueva perspectiva sobre la personalidad y la vida de Kennedy, recogen desde la estrategia política hasta ideas para sus discursos pasando por su relación con la prensa y su opinión sobre algunos miembros de la oposición. Pero, sobre todo, el futuro presidente dejó constancia de las aventuras que mantuvo con muchas mujeres estando casado con Jacqueline Bouvier Kennedy, cuya boda se celebró en 1953. “Creo que si gano, mis días de sexo han terminado”, reflexiona John F. Kennedy mirando hacia su futuro presidencial.
Sin embargo, lejos de lo que él creyó entonces, su llegada a la presidencia de EEUU probablemente multiplicó sus aventuras sexuales. Al primer ministro británico le confesó que le daban “fuertes dolores de cabeza cuando no tenía relaciones sexuales durante tres días seguidos”. Si Kennedy tenía una gran debilidad era por las mujeres, concretamente por las mujeres rubias. “Estoy loco por las rubias”, confesó el político en esas notas. Una revelación que se puede presuponer si se tiene en cuenta el affaire que durante años se dijo que mantuvo con la sex simbol del siglo XX, Marilyn Monroe. En la memoria colectiva quedará grabada para siempre la actuación de Monroe el 19 de mayo de 1962, cuando en el Madison Square Garden de Nueva York saludó al presidente mientras entonaba una sensual versión de Happy birthday to you. La leyenda ha hecho popular que el presidente y la actriz habían hecho el amor justo horas antes de esa actuación.
Pero Marilyn Monroe no fue la única. En su larga lista de conquistas destacan Pamela Turnure, la encargada de prensa de su esposa; Judith Campbell, amante también del capo de la mafia Sam Giancana, a quien le había presentado Frank Sinatra; la intelectual estadounidense de origen alemán Ellen Rometsch, que había formado parte del Partido Comunista de Alemania Oriental; Mimi Beardsley, una secretaria de solo 19 años que tras finalizar su trabajo en la Casa Blanca contó cómo se coció su relación con el presidente, quien la hacía llamar a su despacho para quedarse a solas; la intérprete británica Jean Simmons (protagonista de Horizontes de grandeza o Espartaco), fallecida en 2010, que también relató cómo habían sido sus encuentros con JFK, y cómo él “prácticamente echó abajo” la puerta de la habitación del hotel en el que ella se alojaba para mantener relaciones sexuales. También Angie Dickinson (Río Bravo, La mujer policía) ha hablado sobre el presidente, al que calificaba de “arrolladoramente guapo, encantador, matador”, y las relaciones íntimas que mantuvieron: “Fueron los siete minutos más excitantes de mi vida”. Lee Remick, nominada al Oscar por Días de vino y rosas, lo describió como “el epítome de la clase y la inteligencia”.
Una fama de mujeriego que ha quedado reflejada en numerosos escritos sobre el presidente de Estados Unidos. Uno de los libros más polémicos sobre JFK es La cara oscura de Camelot, del periodista de investigación Seymour M. Hersh. En él cuatro agentes retirados del servicio secreto hablan de ligues presidenciales que se producían, dicen, casi a diario. Según el libro, prostitutas y amigas de Kennedy se divertían en fiestas en la piscina de la Casa Blanca mientras los agentes cuidaban de que Jacqueline Kennedy no estuviera cerca. Esa libido desaforada del presidente, asegura Hersh, le hizo víctima de enfermedades venéreas y blanco fácil de chantajes.
Hace apenas unos meses se desveló que Kennedy también tuvo un romance secreto con la actriz Audrey Hepburn. Según el libro Jack and Jackie: Portrait of an American Marriage (Jack and Jackie: relato de un matrimonio americano), de Christopher Andersen —cuya obra es de 1966 pero fue reeditada en octubre de 2019 con nuevos detalles sobre los affaires de Kennedy— al presidente le sedujo “el lado sexy, muy sexy, muy travieso” de la estrella de cine. “Me acuerdo de Audrey Hepburn y recuerdo cómo toda la oficina se quedó impresionada cuando ella entró. Era grácil como un cisne y llevaba un paraguas rojo, muy largo y fino”, recuerda Mary Gallagher, entonces secretaria de la oficina de Kennedy. En esa primera etapa en la que se vio con la actriz, él era un joven senador y ella acababa de ganar un Oscar por Vacaciones en Roma y estaba rodando Sabrina.
Pero si hubo una mujer que se resistió a los encantos y el poder de John Fitzgerald Kennedy fue Sofía Loren. Otra de las revelaciones de este libro es cómo el mandatario trató, hasta en dos ocasiones sin conseguirlo, de tener un romance con la actriz italiana . Ocurrió a finales de los años cincuenta. Entonces ella tenía 24 años y estaba en la cresta de la ola; de hecho había rechazado una proposición de matrimonio de su entonces compañero de reparto, Cary Grant para casarse con el productor Carlo Ponti. A través de un amigo senador, Kennedy intentó que ella acudiera a una cena a su residencia de Georgetown, pero ella rechazó el gesto. Entonces él mismo trató de invitarla personalmente, pero ella tampoco quiso. “Él no aceptaba un no por respuesta y siguió intentándolo”, confesaría años después ese senador, George Smathers.
Ahora, este nuevo manuscrito personal y privado de Kennedy, que se subastará el próximo abril, promete destapar nuevas incógnitas de sus romances, tal vez nuevos nombres, y también el poder que llegó a tener el político antes incluso de llegar a la Casa Blanca. Opiniones que compartía solo con los miembros de su equipo y que ahora se harán públicas, como su temor a su mayor rival en las primarias, Hubert Humphrey. “Será muy duro para nosotros y debemos prepararnos. No debemos decir que no puede ganar, sino que no puede ser nombrado”, escribió Kennedy, quien tampoco se cohibía a la hora de calificar a la prensa. “Es un hijo de puta bastardo”, escribió de un periodista cuyo nombre no menciona.