Focaccia de calçots y tomate asado

Foto hecha con móvil tras olvidar la cámara. / EL COMIDISTA

Marzo, además del mes de Marte, la llegada de la primavera y otras menudencias, es importante por un motivo: toca comer esas cebollitas tiernas y dulces llamadas calçots. Normalmente se hacen a la brasa, se les quita la parte de fuera carbonizada, se mojan en una salsorra parecida al romesco y se comen acompañados de todo tipo de carne a la brasa, alcachofas y patatas al caliu (hechas en las brasas). Pero ese ritual requiere una infraestructura que solamente puede darse en el campo o en restaurantes especializados, por lo que no se celebra tan a menudo como a los calçotadictos nos gustaría.

Así que hay que inventarse sistemas para comerlos también en casa, como esta focaccia a la que hemos añadido unos tomates confitados y almendra molida para que recuerde al sabor de la salsa. Aunque cada vez es más frecuente verlos fuera de su lugar de culto (Cataluña), es posible que tengas problemas para encontrarlos si no vives en esa comunidad. En ese caso, los puedes sustituir por cebolletas alargadas o ajos tiernos. Otras verduras asadas o frescas (pero que no suelten demasiada agua), quesos o algunos derivados del cerdo pueden ser también la perfecta cobertura para esta masa todoterreno.

Dificultad

Media.

Ingredientes

Para 6-8 personas

  • 20 calçots
  • 9 tomates de pera
  • 50 g de avellanas o almendras
  • 500 g de harina de fuerza
  • 30 g de levadura fresca de panificar
  • Aceite de oliva virgen extra
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 2 cucharaditas de sal
  • Sal gruesa para decorar
  • 250 ml de agua

Preparación

1. Mezclar en una taza o bol la levadura con una cucharadita de azúcar, una de harina y dos cucharadas de agua templada. Mezclar y dejar fermentar hasta que aumente de volumen tres o cuatro veces.

2. En un bol grande mezclar la harina, la sal, 4 cucharadas de aceite, la levadura fermentada y, poco a poco, añadir el agua templada, integrándola hasta que la masa sea elástica, sin grumos y se despegue de las manos. Cubrir con un paño y dejar reposar en un sitio protegido durante más o menos una hora.

3. Mientras, quitarles a los calçots las barbas y la primera capa de piel, además de la parte más verde del tallo. Introducirlos en el horno a máxima potencia (unos 250 grados) durante unos 20 minutos, hasta que estén dorados y tiernos. En ese momento, poner dentro de un papel de periódico o papel de aluminio y dejar reposar.

4. Bajar el horno a 150 grados y poner los tomates pelados y despepitados encima de un papel de horno con un chorrito de aceite. Cocinarlos durante 30 minutos hasta que hayan perdido parte de su agua y resevar.

5. Pasada la hora de levado, o cuando la masa haya doblado su volumen, dar forma a la focaccia con el rodillo (no tiene que quedar muy fina) y marcar huecos con los dedos en toda su superfície. Distribuir en ella los tomates y los calçots asados, pintar con aceite y espolvorear con sal gruesa y los frutos secos picados y dejar reposar 30 minutos, hasta que doble de nuevo la altura.

6. En el horno precalentado a 200 grados, cocinar durante unos 20-25 minutos, sacar y servir cuando haya perdido un poco de temperatura.

Producción: Mònica Escudero.

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