El aerosol de las microborracheras

WA|HH, la cazalla de los muy tecnoemocionales. / NICOLAS BUISSON

De los creadores del chocolate aspirable, la máquina para inhalar tartas y cócteles y el chute de cafeína en spray, llega ahora el aerosol para cogerte un pedo instantáneo. O más bien un micropedo, porque el WA|HH Quantum Sensation sólo te proporciona la sensación de ligereza del alcohol durante unos breves instantes. Después, dicen sus promotores, el efecto se pasa sin dejar tras de sí resacas u otros efectos secundarios, "pero el gusto y la memoria de una sensación intensa permanecen".

El producto, que se presentó la semana pasada en París, es un invento de David Edwards, responsable del centro de experimentación técnico-artístico-gastronómica Le Laboratoire. Empeñado en abrir caminos inexplorados para la degustación, el científico estadounidense afincado en Francia se ha aliado esta vez con Philippe Starck, viejo conocido de los amantes del diseño y artífice del futurista envase del pulverizador. "Una dosis y el impacto es inmediato, como una alarma sensorial", dijo Starck en la presentación de su criatura.

Aunque lo parezca, el WA|HH no es una versión molecular y chic del tradicional popper, sino más bien el último juguete para los amantes de las virguerías tecnoemocionales. Su misión es ofrecer "sensaciones cuánticas", según me explica por mail Valérie Abrial, directora de comunicación de Le Laboratoire. "Con esto queremos decir sensaciones interesantes (olfativas, gustativas, etcétera) con mínimas cantidades de comida y bebida. El pulverizador te da cierta ligereza de cabeza casi sin alcohol, con una milésima parte de un chupito en cada inhalación. Su efecto está lejos de la ebriedad, y el placer que proporciona queda muy por debajo de esta. No te puedes emborrachar con WA|HH. Aunque te inhalaras todo el contenido del frasco, tomarías menos de dos mililitros de líquido".

WAHH by Starck + Edwards (c) Nicolas Buisson 2

El objetivo, según Abrial, no es reemplazar los vinos, las cervezas o los combinados de toda la vida, sino obtener el gustirrinín de su efecto sin las desagradables consecuencias posteriores. "Es una nueva experiencia, útil cuando no quieres consumir alcohol pero sí deseas una pequeña sensación alcohólica. Más profundamente, WA|HH abre la puerta a muchas otras experiencias culinarias, con o sin alcohol. Las estaremos diseñando con chefs punteros en los próximos meses".

El pulverizador no produce resaca. Y es que, para decepción de los aficionados a la bebida, es imposible colocarse de verdad con él. Ni siquiera te pone piripi, ese entrañable estado intermedio de nombre tan viejuno. "Tendrías que inhalar unas 7.000 veces para tomar el equivalente a una botella de vino. Yo creo que no vale la pena el esfuerzo", bromea Abrial.

El aerosol se puede probar ya en la Lab Store de París, y a finales de verano se venderá en tiendas de diseño de todo el mundo a 20 euros el frasquito. ¿Una pijada? Posiblemente. ¿Una frivolización de los efectos perniciosos del alcohol? No lo parece, dada su inocuidad. "Este producto no está dirigido al alcoholismo", señala Abrial. "Propone una nueva manera de consumir nutrientes con mínimos efectos secundarios, y es parte de un movimiento más grande en la cocina de aerosol que incluye otras experiencias y placeres".

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