Opositar cumplidos los 45 está a la última
Ganar estabilidad con un empleo público, sobre todo tras un despido en el sector privado, y mejorar en conciliación, entre las razones principales
Tengo 57 años y sobrevivo, desde hace más de siete, a mi despido de una empresa privada a base de bolsas de empleo de dos instituciones públicas. Me he presentado ya dos veces a las oposiciones de Correos, para quien trabajo esporádicamente cuando me llaman. La última vez fue en la convocatoria de mayo. No he tenido suerte, me cuesta muchísimo la disciplina de estudio después de tantos años”, declara el murciano Jaime Guerra, que ahora está cobrando el paro tras un último servicio temporal. “Después de 21 años como empleada en una empresa de telecomunicaciones, y como cada vez veía más difícil...
Tengo 57 años y sobrevivo, desde hace más de siete, a mi despido de una empresa privada a base de bolsas de empleo de dos instituciones públicas. Me he presentado ya dos veces a las oposiciones de Correos, para quien trabajo esporádicamente cuando me llaman. La última vez fue en la convocatoria de mayo. No he tenido suerte, me cuesta muchísimo la disciplina de estudio después de tantos años”, declara el murciano Jaime Guerra, que ahora está cobrando el paro tras un último servicio temporal. “Después de 21 años como empleada en una empresa de telecomunicaciones, y como cada vez veía más difícil desarrollar allí mi carrera profesional porque no valoran ni la antigüedad ni la experiencia que da la edad, más bien al contrario, me presenté a un ERE voluntario. Con 45 años decidí cambiar completamente de registro, buscar estabilidad y presentarme a las oposiciones que convocó una empresa pública. El estudio me lo tomé como una jornada laboral y le dedicaba ocho horas al día. La segunda vez obtuve la plaza, que he ocupado con 47 años”, explica Eva Díaz.
Estos dos testimonios ilustran a la perfección una realidad que se viene observando en los últimos cinco años, la del aumento de la edad media entre los opositores españoles. “Hemos notado que, sobre todo a raíz de la pandemia, ha cambiado el perfil de la gente que viene a prepararse con nosotros”, afirma Gloria Oliveros, directora de empleo público de la academia Adams. Los números cantan. En la actualidad, en este centro que se fundó en 1957, el porcentaje de alumnos que tienen entre 41 y 45 años es del 16,6%; el de la franja de 46 y 50 años, del 24%, y el de más de 51 años, del 23%. Los menores de 30 años suponen el 16%, y los opositores entre 31 y 40 años, el 21%. “La gente busca mejorar y, fundamentalmente, la seguridad que ofrece un puesto público”, indica.
Y agrega más motivos, amén de la estabilidad, para este auge opositor entre maduros: “Horarios que permiten conciliar, más tiempo libre, igualdad de oportunidades y posibilidad de ascenso sin tener en cuenta la fecha de nacimiento, ya que se convocan cientos de plazas de promoción interna” dentro de la Administración y las instituciones. No hay que olvidar que el límite de edad para optar a una plaza pública es el mínimo, por lo general 18 años, pero no hay máximo, salvo haber cumplido la edad legal de jubilación.
“Lograr un trabajo estable y seguro” sigue siendo el motivo prioritario para un experto como Javier Varela, fundador y director del centro Ío Aprendizaje, y que atiende particularmente a los opositores para ofrecerles técnicas de memorización y adquisición de conocimientos. “Yo llevo 10 años formando personas para que opositen y sí he notado que se ha incrementado el grupo de mayores de 45 en las últimas temporadas, cuando el perfil habitual hasta ahora eran alumnos veinteañeros que empiezan a preparar oposiciones al terminar sus estudios superiores”.
Para Varela está claro que el aumento de despidos entre gente más mayor, “a los que todavía les quedan unos años para jubilarse y que tienen que ganarse la vida hasta poder cobrar una pensión”, está detrás de que haya más estudiantes veteranos.
Bomberos y policías
La elección de personas más maduras en oposiciones públicas está llegando a cuerpos como los de bomberos y policías, tanto nacionales como autonómicas, puesto que se ha eliminado el límite de edad. David Fuentes, el fundador de la academia Formación Ninja, de preparación online, informa que los alumnos mayores de 45 años han subido un 10% en su centro. “Hace cuatro años, cuando nacimos en 2019, este grupo era residual”, advierte. Fuentes señala que entre los usuarios más mayores hay un perfil tipo, el de mujeres que han trabajado en su casa y han cuidado a la familia “y que, pasados unos años, quieren volver a emplearse fuera. Como les es muy difícil, tanto por edad como por la propia evolución de la manera de trabajar, prefieren optar a una plaza en la Administración pública”. Pero el fundador de Formación Ninja también resalta que, entre sus alumnos actuales, “hay historias dramáticas de despidos a una edad madura que solo ven salida en presentarse a una oposición”. Respecto a las plazas a las que más se presentan, confirma que las de administrativo y Correos son las más solicitadas.
Mejorar, estabilizarse y, sobre todo, ilusionarse, fue lo que llevó a la abulense Pilar Ibáñez a intentar ser, a los 58 años, funcionaria de Justicia. “Llevo muchos años pasando de un trabajo mal pagado a otro y sin relación ninguna con mis estudios, pues yo hice la carrera de Derecho. Quise optar a un empleo seguro, pero también recuperar mi autoestima y hacer algo que en su tiempo me gustó y me sigue gustando. Me esforcé mucho, era duro retomar el hábito de estudio después de tantos años y cansada tras la jornada laboral, pero me lo tomé como un reto”. Asegura que logró superarlo.
Pros y contras de la madurez
En Adams y en Formación Ninja coinciden en que los aspirantes maduros afrontan la larga preparación con “más responsabilidad y más compromiso” que los jóvenes. Gloria Oliveros, de Adams, explica que “los que ya tienen más edad gozan de más capacidad de priorizar y de organizar su tiempo. Por el contrario, los veinteañeros o treintañeros tienen menos cargas y todo el tiempo para estudiar, por eso tienden a dispersarse”. David Fuentes, de Formación Ninja, añade que un opositor veterano “aprovecha mejor las horas de estudio porque no quiere estar opositando cinco o más años, aunque la desventaja es que tienen vicios, estudian como lo hacían hace décadas y les cuesta confiar en la tecnología. Lo cierto es que tienen muchas ganas y ansias de aprobar”. Javier Varela, de Ío Aprendizaje, también ve diferencias entre la década de 40 a 50 años y la de 50 a 60: “A estos últimos les cuesta mucho estudiar, ni tienen hábito. Además, tienen más cargas vitales y muchos también trabajan a la vez, lo que les quita tiempo”. No obstante, en lo que se refiere a la enseñanza online, no hay apenas diferencias, opinan todos.