Paula Cánovas del Vas, ganadora del mayor premio de la moda en España: “Como creativa es mi responsabilidad estar al día a nivel político, social y global, porque la moda es reflejo de lo que vivimos”
La murciana de 31 años, que muestra sus diseños en la semana de la moda de París, se alza como ganadora del Vogue Fashion Fund 2022. Los finalistas han sido Ernesto Naranjo y Alled-Martínez, buenos amigos y compañeros de formación
No es ninguna recién llegada al mundo de la moda. De hecho, Paula Cánovas del Vas (Murcia, 31 años) se crio entre tules, velos y blondas en el taller que su madre, la conocida diseñadora de moda nupcial Paula del Vas, tiene en Murcia. Sin embargo, aunque su nombre lleva casi un lustro sonando en el circuito del diseño, este 2022 está siendo su año. En febrero fue finalista (junto a Palomo) del Premio LVMH 2022, el más importante de la mod...
No es ninguna recién llegada al mundo de la moda. De hecho, Paula Cánovas del Vas (Murcia, 31 años) se crio entre tules, velos y blondas en el taller que su madre, la conocida diseñadora de moda nupcial Paula del Vas, tiene en Murcia. Sin embargo, aunque su nombre lleva casi un lustro sonando en el circuito del diseño, este 2022 está siendo su año. En febrero fue finalista (junto a Palomo) del Premio LVMH 2022, el más importante de la moda global, algo que la puso en el foco. Pocos días después desfilaba por primera vez en la semana de la moda de París, dentro del calendario oficial; y en septiembre repitió. Y, el jueves, se llevó el premio gordo al proclamarse ganadora del Vogue Fashion Fund 2022, el premio más importante de la moda en España (conocido hasta el año pasado, cuando lo ganó Dominnico, como Vogue Who’s On Next).
Otorgado por la revista Vogue y en colaboración con Inditex, el galardón está dotado con 100.000 euros e incluye la inscripción automática en ACME, la Asociación de Creadores de Moda de España, y la posibilidad de participar en la próxima edición de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. El proyecto de la joven murciana se impuso a los de los dos finalistas, Alled-Martínez y Ernesto Naranjo, buenos amigos suyos. Apenas unas horas después de conocerse ganadora, Cánovas del Vas empieza a creérselo, aunque sigue mostrándose sorprendida. Pero no dubitativa. “Tengo un montón de cosas que hacer”, reconoce sobre cómo pretende gastar el jugoso dinero del reconocimiento. “Quiero que el equipo crezca. Tenemos que registrar la marca en ciertos países, y eso es caro. Gastarlo en crecer, en hacerlo todo más y mejor. En presentar la siguiente colección. Tengo algunos prototipos de ideas que no podía desarrollar y ahora va a ser posible. Ahora estamos en el calendario oficial de la semana de la moda de París... Hay que estar a la altura y seguir haciendo instalaciones, colaboraciones”, cuenta en conversación telefónica con EL PAÍS.
Porque la moda de esta murciana es particular. Más que desfiles ella inventa instalaciones. Más que prendas que entren por los ojos, crea conceptos que se convierten en dichas prendas. Más que inspirarse en una canción o un viaje, se imbuye del espíritu de Susan Sontag y de Alice Coltrane y genera contenido a través de sus ideas. Y todo ello plasmado en unas prendas modernas, creativas, con reminiscencias a Rick Owens, a Comme des Garçons (ella confiesa sentir adoración por la creadora de la marca, Rei Kawakubo) o a Margiela, donde pasó tras estudiar en la prestigiosa escuela londinense Central Saint Martins.
Inés Lorenzo, Head of Editorial Content de Vogue España, explica a este diario lo que captaron ella y el jurado de la esencia del proyecto. “Creo que todos pudimos ver en Paula uno de esos fenómenos que raramente acontecen en la moda, en los que una visión creativa nada convencional coexiste con un potencial comercial sólido y prometedor. Destacaría también su capacidad de trasladar una mirada coherente, anclada en todos los valores que importan en la moda hoy, a cada una de las manifestaciones de su marca, desde una campaña o presentación, a cada pieza de su colección”. La responsable de la publicación referente del mundo de la moda, destacaría “su capacidad de orquestar realidades tan diametralmente opuestas como la ampliación de los límites creativos —con patronajes tan versátiles como inexplorados— con el manejo de aspectos como la producción o la ejecución de una imagen impecable de marca”.
“A nivel emocional es una validación por parte de Vogue, es un apoyo, un soplo”, reconoce la murciana, que también ha trabajado para Gucci o con Kanye West (sobre cuyas últimas polémicas evita pronunciarse). Con solo ocho colecciones ya tiene 35 puntos de venta en 15 países, Japón es uno de sus mercados principales. Tanto sus vivencias como niña metida en un taller de novias como su formación académica londinense y su paso por esas grandes firmas de moda la han hecho encontrar su esencia. “Creo que lo que hacemos es fruto de toda esa experiencia, de todo ese trabajo de investigación. Hay volúmenes en lo que hacemos que, aunque a primera vista no sea obvio que sean de tipo nupcial, sí toman esas ideas. Con rizos, plisados, materiales...”, reconoce.
“Asia es un mercado importante, pero a nivel referencias, la literatura y el cine son muy importantes para mí, y también la gente de la que me rodeo, con la que colaboramos. Es de lo que bebe la marca”. Cánovas del Vas trufa su discurso de referencias arquitectónicas, bibliófilas, cinematográficas, de realidad virtual y feminismo, que luego la guían a la hora de crear sus bolsos acolchados y superventas (”me encanta que me digan que parecen comestibles”, reconoce) o sus zapatos en forma de pezuña de ciervo, quizá evocando ese mote cariñoso de Bambi que le ponían de pequeña por sus grandes ojos y sus largas piernas. “Soy supercuriosa. Creo que como creativa y diseñadora es mi responsabilidad estar al día a nivel político, social, global, porque la moda es un reflejo de lo que vivimos”, explica sobre la intención que tiene aquello que diseña. “La ropa vive con nosotros todos los días, la sientes, te recuerda al olor de tu abuelo, o a lo que te estabas comiendo el día que llevabas ese vestido. La forma en la que se presenta la moda a veces está muy desligada a cómo la llevamos y la sentimos”, argumenta, de ahí que, por ejemplo, en una de sus últimas instalaciones quisiera “hacer algo que evocara a los demás sentidos”.
El equipo de Cánovas del Vas es de apenas cuatro personas, pero están rodeados también de amigos, artistas y fotógrafos. Y siempre en busca del producto de calidad y de proximidad. “Yo soy murciana y fabrico la mayoría de las prendas y accesorios en España. El calzado en Elda, la marroquinería en Ubrique”, afirma con convencimiento. “Todo siempre es un problema, nadie lo quiere producir, siempre es complicado, complejo a nivel producción, se quieren hacer rápido y a miles”. De ahí que, cuando dan con productores y proveedores de calidad, no quieran soltarlos.
Una de las mejores anécdotas que le deja a la diseñadora el haber participado en el premio es que ha llegado hasta el final del recorrido junto a Ernesto Naranjo y el mediático Archie Alled-Martínez, los creadores de esas marcas homónimas que, además, se graduaron junto a ella en Saint Martins. Más que compañeros de clase, los tres son buenos amigos. Especialmente con Naranjo. “Es mi amigo del alma”, confiesa la creadora. “Compartimos piso, bueno, compartimos cama porque no podíamos pagarnos un piso”, recuerda. “Trabajamos juntos en Margiela. Nos dieron una beca para hacer un trabajo de investigación en Japón. Ganamos un premio para hacer un proyecto en Hong Kong. Es la enciclopedia de la moda. He crecido con él y me siento muy afortunada de contar con él como amiga y como compañero de fatigas. El premio tenía ese punto emocional para todos”.
Paula Cánovas del Vas se ha llevado un premio que, antes que ella, han logrado grandes nombres de la industria de la moda española como Alejandro G. Palomo, creador de Palomo Spain, Juan Vidal, Leandro Cano, Moisés Nieto y Marcela Mansergas, que fue la primera ganadora, en 2012, hace ya una década. “Es un auténtico lujo recibir a Paula en esta comunidad de diseñadores surgidos al amparo de nuestro concurso, que se enriquecerá notablemente gracias a su mirada, su experiencia y su ambición”, afirma Lorenzo, la responsable de Vogue. ¿Y cómo se ve la propia Paula dentro de 10 años? Suspira y piensa. “Me gustaría tener un equipo, no enorme, pero sí de 10 personas. Seguir siendo independiente, tener un estudio con buena luz, incluso un jardincito”, ríe. “Incluso asumir la dirección creativa de una marca grande, me parecería muy interesante”. Y también pone sobre la mesa un componente hasta ahora no tan habitual entre diseñadores jóvenes, pero que cada vez sale más a la luz en su generación. “Quiero seguir haciendo lo que hacemos... y cuidarnos un poco. Porque no se habla del estrés al que nos vemos sometidos. Creo que es importante eso de ‘despacito y con buena letra’, cuidar a mi equipo, cuidarme a mí, a nivel mental y físico. A veces pierdes la visión y la objetividad. Es importante reconocerlo. Lo que hago tiene un componente superemocional, y si no sale como quiero me siento muy derrotada. Hay que aprender de otros que han pasado por lo mismo. Cuando yo empecé no tenía nada”.