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La Iglesia frente a la pederastia

La deficiente gestión del problema por la institución católica se revela en sus dispares protocolos contra el abuso, la opacidad sobre los juicios eclesiásticos y su falta de colaboración con la justicia

Cartas dirigidas al Vaticano, sentencias de tribunales eclesiásticos y otros documentos.
Cartas dirigidas al Vaticano, sentencias de tribunales eclesiásticos y otros documentos.

EL PAÍS intentó conocer la envergadura del problema de los abusos a menores en la Iglesia Española y se topó con un muro de silencio. La jerarquía católica maneja el problema con decenas de protocolos de actuación (uno por cada una de las 70 diócesis; uno por cada Congregación Religiosa; dos de la Conferencia Episcopal que no son de obligado cumplimiento, solo recomendaciones). Además, la Iglesia no colabora con la Justicia cuando esta pide los expedientes canónicos abiertos por casos de abusos. Todas estas dificultades para aclarar el problema están en vías de transformación.

1. Benedicto XVI: “Estoy profundamente consternado por las noticias”

En 2010, Benedicto XVI fue el primer papa que se tomó en serio e hizo campaña para combatir el problema de la pederastia en la Iglesia a través de una carta a los católicos de Irlanda donde expresaba su especial preocupación por las noticias sobre los abusos a menores y establecía unas pautas a seguir para gestionar los casos que aparecieran. Quizás lo hizo como consecuencia de los escándalos que habían aflorado en distintas partes del mundo. El papa Francisco ha cogido el relevo y ha intensificado los mensajes y las gestiones para combatir los abusos a menores en el seno de la Iglesia. 

2. Protocolos dispares, genéricos y no siempre obligatorios

La Conferencia Episcopal publicó en 2010 un protocolo de actuación ante el conocimiento de abusos a menores, pero dado que no es un órgano de gobierno de la Iglesia, ese protocolo tan solo tenía carácter de recomendación para que las 70 diócesis españolas tomasen nota. Algunas lo hicieron y reprodujeron el texto, donde tan solo había la recomendación genérica de invitar a las familias de las víctimas a denunciar los hechos ante la justicia. Otras diócesis endurecieron ese consejo en sus propios protocolos hasta el punto de obligar al obispo que tenga conocimiento de un caso de abusos a denunciar los hechos a la Fiscalía. En octubre de 2018, la Conferencia Episcopal creó una comisión para analizar el problema que ha anunciado un cambio del protocolo general para los próximos meses.

3. Dos sentencias para un mismo abuso

Ante un mismo caso de abusos sexuales a un menor por parte de un sacerdote, la justicia civil y la eclesiástica actúan de manera muy distinta y aplican códigos que no se parecen en nada. Las dos sentencias (canónica y civil), cuyos fallos se pueden leer más abajo, se refieren al caso de Pere Barceló Rigo, un cura destinado en municipios de Mallorca, que abusó de una menor de edad en 1998. La sentencia canónica –de 2013, dictada antes que la civil–, consideró culpable al cura y le expulsó del estado clerical. La sentencia civil, de 2016, le condenó a seis años de prisión aplicándole el atenuante de arrepentimiento y reconocimiento de la culpa. El fallo de ambas sentencias se puede leer pinchando sobre sus imágenes.

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DOCUMENTO | Sentencia del Tribunal Eclesiástico de Mallorca (2013). 

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DOCUMENTO | Sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma (2016).

4. Los casos que admite Roma

Los abusos sexuales a menores que juzga la Iglesia en España en sus tribunales eclesiásticos deben llegar antes a Roma, donde la Congregación para la Doctrina de la Fe analiza cada caso, decide el modo de actuar y, en última instancia, resuelve sobre la pena a imponer. El Vaticano tampoco es muy transparente respecto a los casos que tramita cada año. La Congregación para la Doctrina de la Fe publica anualmente en su página web la memoria de sus actividades. Uno de los apartados se refiere a la "actividad disciplinaria", donde se hace público el número de asuntos tramitados pero no el desenlace final de cada uno, ni el lugar donde ocurrieron los hechos. En la información relativa a los expedientes abiertos por "casos graves" unas veces se especifica cuántos eran de abusos a menores y otras no. El desglose, así como la literalidad del delito, depende del año. Esta es la información disponible de 2012 a 2017.

AÑO CASOS DETALLES
2012 418

De un total de 465 casos graves, 418 estaban relacionados con abusos a menores. Se instan 29 procesos judiciales y 163 administrativos. Se imponen 57 dimisiones ex officio y en 67 casos se solicita la dispensa de las obligaciones sacerdotales, incluido el celibato.

2013 431 La mayoría de los 443 casos graves estudiados fueron delitos relacionados con el absuso sexual a menores. Otros 12 eran distintos.
2014 544 La mayoría de los 587 casos denunciados corresponde a la categoría más grave, denominada graviora delicta (544), la que incluye las acusaciones de abuso sexual a menores, pero no se especifica la cifra.
2015 518 De los 607 casos estudiados, 518 son de la categoría más grave, "la mayoría de los cuales se refería a delitos contra el sexto mandamiento con menores".
2016 415 Entre los 451 casos graves estudiados, 415 son "delitos cometidos por un clérigo con un menor de 18 años o la adquisición con fines libidinosos de imágenes pornográficas de menores de 14 años por un clérigo".
2017 410 De los 542 casos denunciados, 410 son de la categoría más grave, "la mayoría de los cuales son contra el sexto mandamiento relativos a menores".

5. Papa Francisco: “El mayor escándalo en esta materia es encubrir la verdad”

Francisco se ha mostrado en los últimos tres años especialmente beligerante contra los abusos a menores en la Iglesia, llegando a exigir la renuncia de los obispos que encubran estos casos. Su último discurso de Navidad fue uno de los más duros pronunciados ante la curia. En él admitió que, "en el pasado", "se han tratado muchos casos sin la debida seriedad y rapidez". "Esto nunca debe volver a suceder", dijo y agradeció a los medios "que han tratado de desenmascarar a estos lobos y de dar voz a las víctimas". "Incluso si se tratase solo de un caso de abuso ―que ya es una monstruosidad por sí mismo― la Iglesia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva", sentenció el Papa, "porque el mayor escándalo en esta materia es encubrir la verdad".

6. “Santidad, quiero que se nos escuche”

Ante la falta de respuesta por parte de los obispados a sus denuncias, algunas víctimas decidieron escribir cartas al papa Francisco. Dos de ellas, la de una víctima en Granada del caso Romanones, y la de Javier, un abusado en el seminario de La Bañeza (León), dieron origen a procesos canónicos por abusos. Dirigida a "su Santidad", la misiva de Javier (nombre ficticio) habla sobre el encubrimiento y el silencio de la Iglesia, desde su primer folio, ("Quiero que se nos escuche y no traten de acallar más este horror que padecimos, porque ya nos ignoraron otras veces") hasta su línea final: "La verdad no puede esconderse".

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