La campaña de vacunación contra la gripe comenzará en Madrid con déficit de enfermeras
Más de 1.000 profesionales de la enfermería han migrado en el último mes hacia Castilla-La Mancha debido a la gran carga de trabajo que existe en los centros de salud de Madrid
La campaña anual de vacunación contra la gripe comenzará en la Comunidad de Madrid en octubre, otra vez, sin personal suficiente en los centros de salud públicos, según denuncia el sindicato de enfermería Satse, que insiste en que el drama no es menor, ya que en esos centros es donde recae el 80% del trabajo. Las enfermeras encargadas de otros programas deberán dedicarse desde el 1 de octubre a poner vacunas contra el rotavirus y la broquiolitis y, a partir del día 7, también contra la gripe y el covid. El déficit crónico de enfermeras que tiene la región madrileña, dice el sindicato, se agrava este año por la pérdida de unas 1.000 profesionales de la rama, quienes abandonaron sus puestos en la sanidad pública de Madrid para migrar en su mayoría hacia Castilla-La Mancha, un destino mucho más atractivo por tener menor carga de trabajo o mejores posibilidades de conciliación.
El inicio de la nueva campaña implica que las enfermeras de los centros de salud madrileños deberán destinarle a la vacunación contra estos virus una o dos horas de sus tareas diarias, como son las extracciones de sangre y las curas a primera hora de la mañana, la atención domiciliaria a pacientes inmovilizados o con enfermedades crónicas y la educación de la población en materia de salud. Satse ha criticado en una nota de prensa este miércoles la “negligencia” del Gobierno regional al elaborar un plan de vacunación a expensas de los recursos humanos con los que cuenta la Comunidad y ha asegurado que posponer los programas de salud que ya estaban en marcha “incidirá negativamente” en la calidad de vida de los madrileños.
La solución prevista de la Dirección General Asistencial en caso de que el servicio de las enfermeras de los centros de salud se vea afectado por la nueva campaña de vacunación consistirá, según un portavoz de la Consejería de Sanidad de Madrid, en reforzar con personal procedente de los hospitales en función de la demanda, siempre y cuando estos “puedan realizar esa labor sin colisionar con la actividad que desarrollan en sus centros”. Aclaran que aún es pronto para determinar el número de contrataciones de refuerzo que necesitarán.
Teresa Casasola, enfermera madrileña de la Atención Primaria y delegada de Satse en esa área, señala que el personal está ya está sobrecargado debido a que desde 2022 participan en la gestión de la demanda de procesos agudos, es decir, la atención de ciertas urgencias, que si bien les ha otorgado mayor capacidad resolutiva, también les ha sumado responsabilidades. Esta Comunidad tiene uno de los ratios más bajos de España, según informa Satse, con 0,51 profesionales de enfermería por cada 1.000 habitantes, frente a 0,7 de media nacional. “En Madrid estamos casi al nivel de ciudades autónomas como Ceuta y Melilla”, explica Casasola. Si embargo, el portavoz de la Consejería de Sanidad ha afirmado a este diario que “la categoría de enfermeras no es una categoría deficitaria”, y que aun así trabajan para “reforzar” la plantilla con las que sean precisas.
El agujero que deja el millar de enfermeras que renunciaron a sus puestos en la Comunidad de Madrid será difícil de rellenar; aunque la Consejería madrileña asegura que la cifra de profesionales que migraron es mucho menor: 232 a Castilla- La Mancha y 109 a Castilla y León.
Las ofertas públicas de empleo en Madrid no son muy atractivas y las que salen solo logran estabilizar, si acaso, la capacidad ya existente. Entre las razones por las que estas enfermeras madrileñas se cambian de Comunidad ―algunas castellano manchegas que en el pasado vinieron a la capital a trabajar se han devuelto a su tierra, informa Casasola― se encuentra la jornada laboral de 35 horas vigente, que en Madrid aún se mantiene en 37,5. Las enfermeras de la capital tienen en promedio 16 días más de trabajo, lo que se traduce en menores posibilidades de conciliación familiar y personal. Y no menos importante, también influye que el sueldo de un profesional de la enfermería rinde más en Castilla-La Mancha que en Madrid.
El déficit de enfermeras en Madrid no es cuestión de una estación del año. A inicios del pasado verano, Satse se quejaba por la falta de más de 2.000 trabajadoras para suplir vacaciones, lo que provocó que algunas de ellas tuvieran que realizar el trabajo que le correspondería a dos o tres. Muchas perdieron sus permisos y libranzas para poder sacar a flote los servicios de urgencias saturados durante este periodo. El futuro de la enfermería en Madrid, a razón de Casasola, no pinta bien. Las malas condiciones laborales, el envejecimiento poblacional y la falta de recambio generacional en el sector se une con la larga lista de espera para citas médicas y el poco gasto público del gobierno de Isabel Díaz-Ayuso, que solo emplea el 4,4% del Producto Interior Bruto en sanidad, frente al 6,7% de media nacional.