Montecarmelo denuncia que el Ayuntamiento ha ignorado las 14.058 firmas contra el cantón

El Consistorio de Madrid no ha dado respuesta a la petición de los vecinos de parar las obras después de cuatro meses

A la izquierda, el Colegio Alemán de Madrid y a la derecha, la parcela donde se construirá el cantón de Montecarmelo.Samuel Sánchez

Los vecinos de Montecarmelo han denunciado este lunes el “desprecio” que sienten por parte del Ayuntamiento de Madrid al no obtener respuesta en los 100 días que han pasado desde que 14.058 habitantes de este barrio presentaran una petición firmada para que el cantón de limpieza que el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida pretende construir allí sea reubicado en otro lugar más “idóneo”. La última noticia que han tenido fue a través de la prensa el lunes pasado. El delegado del Área de Urbanismo, Borja Carabante, hizo entonces mención explícita a que seguiría adelante con el proyecto de obra horas después de anunciar que no se encontraron indicios de que hubiera una fosa común de brigadistas internacionales justo en las dos zonas en las que el propio Ayuntamiento dio permiso para hacer sondeos.

El Consistorio ha justificado a EL PAÍS que no ha respondido a la petición de los vecinos porque ya ha mantenido “ocho reuniones” con ellos y “lo único que quieren es que el cantón se sitúe en otro barrio”, algo que el Gobierno municipal no está dispuesto a aceptar. Reiteran que no ha habido cambios en la posición del Ayuntamiento y que pretenden seguir adelante con la obra. “Es la ubicación que han elegido los técnicos municipales porque es la más viable”.

Los pliegos del plan contemplan una base de 10.000 metros cuadrados. La mitad de ese espacio será para el cantón, donde se ubicarán más de 60 camiones, una gasolinera y un taller. La otra mitad la ocupará la base del Servicio de Limpieza Urgente (Selur), que funciona a todas las horas del día, tiene sus propios camiones y maquinaria y gestiona “basura de todo tipo, incluida amianto”, lamentan desde la Asociación Vecinal de Montecarmelo. Recuerda que “alrededor de este espacio hay viviendas y tres centros educativos con aproximadamente 4.200 alumnos de entre 0 y 18 años”, denuncian. El Ayuntamiento niega que en el cantón se vaya a tratar este mineral, cuyos riesgos van desde dificultades respiratorias hasta el cáncer de pulmón.

Desde la Asociación Vecinal Barrio de Montecarmelo aseguran que la última reunión que mantuvieron con el Ayuntamiento fue en abril. El trato, según cuentan, fue malo. Les acabaron “echando” de la sala por negarse a firmar un documento en el que les proponían que la base del Selur volviera a su ubicación anterior en el barrio de Arroyofresno, un lugar también residencial. “Pedimos que se reubique en una zona lejos de colegios y viviendas, donde no haga daño a nadie”, comenta una portavoz de la asociación, María Torrens.

Los brigadistas

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El delegado del Área de Gobierno de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Francisco de Borja Carabante anunció el pasado lunes que, tras hacer prospecciones arqueológicas en dos puntos del área sobre el que prevén extender el cantón, no hay indicios de una fosa común con 451 brigadistas internacionales, como aseguran desde la Plataforma No al cantón de Montecarmelo. Sin embargo, las dos ubicaciones en las que se hicieron los sondeos fueron elegidas por el propio Ayuntamiento tras realizar un estudio por georradar y determinar que, de existir dicha fosa, no podría estar en otro lugar. El Gobierno central pidió momentos después de conocer los resultados que se ampliaran las prospecciones a otras zonas del terreno.

La existencia de dicha fosa sigue siendo un rompecabezas para los vecinos del barrio. Hay indicios documentales que apuntan a su existencia y señalan la parcela sobre la que se extendería el cantón, ubicada detrás del cementerio de Fuencarral. Luis González, historiador y residente de Montecarmelo, encontró en el folio 66 de los libros de las actas de las sesiones del Ayuntamiento del municipio Fuencarral―absorbido por Madrid en 1951― una transcripción de aquel momento en la que el pleno confirma estar enterado de la orden del gobernador civil de entonces, Manuel Mora Figueroa, de desenterrar a los brigadistas internacionales y trasladar los restos “a la fosa común del cementerio de esta localidad”. El documento data del 26 de junio de 1941, aunque se archivó, supuestamente por un error, en 1944. Con ese error o no, los papeles apuntan a que ahí abajo se encuentran los cuerpos de aquellos brigadistas que pelearon en la guerra civil. Para los vecinos es clave encontrarlos. Solo así creen que el Ayuntamiento frenará su proyecto de construir un cantón de basuras justo encima.

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