El centro de Madrid pasa de Twitter: “¿Obras? Tendría que ver las de mi pueblo”
El corazón de la capital se desborda de turistas y paseantes ajenos a la controversia por la reapertura de la Puerta del Sol
La Puerta del Sol de Madrid reabrió el pasado viernes después de ocho meses de obra y casi 10 millones de euros de inversión. La consecuencia fue que durante los últimos tres días, miles de personas han caminado vorazmente por un pavimento irregular y con algunos charcos, mientras otras miles discutían en Twitter sobre esos mismos charcos. Según la portavoz de Más Madr...
La Puerta del Sol de Madrid reabrió el pasado viernes después de ocho meses de obra y casi 10 millones de euros de inversión. La consecuencia fue que durante los últimos tres días, miles de personas han caminado vorazmente por un pavimento irregular y con algunos charcos, mientras otras miles discutían en Twitter sobre esos mismos charcos. Según la portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, Rita Maestre, la remodelación “es una chapuza de Almeida”. Sin embargo, para el alcalde se trata de una obra terminada al 90%. Entre ambas posturas la familia Ortiz, de Alicante, disfrutaba ajena a la bronca: “¿Obras? Tendría que ver las de mi pueblo”.
Mientras las dos principales figuras de la vida política de la ciudad se enzarzaban en las redes sociales, ni la lluvia, ni el frío frenaron el río de caminantes en el corazón de la capital. Desde hace tres días la Puerta del Sol ―y, por extensión, todo el centro― se ha vuelto a llenar de paseantes, turistas, selfies y guías turísticos con micrófono de diadema desde que desaparecieron las láminas de hierro que habían reducido el tránsito peatonal a dos estrechos pasillos. La explicación dada es que la Puerta del Sol “reabrió”, que es diferente a “se inauguró”.
Entre bromas de “no me saques gorda”, “ni tú a mí la calva”, los cinco pies de la familia Ortiz trataban de tomarse una foto sobre la placa del kilómetro cero, normalmente de granito rojo, pero hoy de color chocolate por el barro. Durante varias horas de paseo, ha empalmado las calles de Gran Vía, con Callao y la Puerta del Sol antes de enfilar a Cortilandia. “Allí en Villena”, dice Igor Ortiz sobre la ciudad alicantina donde vive, “cierran la calle, la reabren, dejan la obra a medias y vuelven a cerrar”, resume con aire de haber supervisado muchas de esas obras.
El caso es que en el estado del pavimento agitó la mañana política del puente de la Constitución, debido a que aún quedan islas sin cubrir con el granito definitivo y se han formado algunos charcos en la emblemática plaza. La nueva distribución facilita el tránsito que ya no camina encajonado, pero los despistados pueden tropezarse o mojarse los zapatos de barro.
Según Más Madrid, “abrir Sol con el cemento aún fresco y la obra sin terminar es una nueva hazaña de la gestión chapucera de Almeida”, ha escrito Maestre en Twitter. “Hay que informarse antes de esparcir bulos”, contestó el alcalde. “Si hubiera estado atenta (…) dije que para el puente de diciembre estaría toda la plaza peatonal y abierta en toda su superficie, un 10% con mortero seco. No es cemento, es mortero seco”, insistió.
Según la página web de Leroy Merlín la diferencia entre cemento y mortero que irrita al alcalde está en su composición. Mientras que el cemento es piedra caliza, arcilla y arena, el mortero está compuesto de cemento, arena y algún otro ingrediente. O sea, que sin cemento no se puede hacer mortero. La multinacional del bricolaje también dice en su web que “el mortero es muy resistente y presenta buen comportamiento frente a la humedad”.
La teoría de la farmacéutica del número 14 de la Puerta del Sol, ubicada frente al oso y el madroño, es que o Almeida termina pronto las obras o lo del mortero va a ser lo de menos. “Y va a tener que empezar a enfrentar las denuncias ciudadanas por daños”, explica. “Hace 15 minutos acaba de caerse un hombre ahí delante”, dice estirando el brazo desde el mostrador. “Y el viernes pasamos tuvimos que dar aquí primeros auxilios a otra persona que se cayó”, explica. “Estoy hasta aquí de las obras”, dice estirando otra vez el brazo, pero ahora hacia arriba y hasta las cejas.
Según el sector hotelero, este puente es en Madrid es uno de los de mayor concurrencia del año y los hoteles presentan una tasa de ocupación del 80%, sin contar las reservas de última hora. Mientras tanto, en la puerta del Sol una turista venezolana hace malabares para tomarse una selfi sin soltar el paraguas y confirma que en Madrid hasta los charcos son motivos de discusión política.
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