El verano electoral de Ayuso: ceses y nombramientos camino de los comicios de 2023
Desde junio, la líder ha encomendado al vicepresidente Ossorio poner en orden al gobierno de cara a las urnas, ha reorganizado dos consejerías y nombrado decenas de candidatos
Es 15 de agosto, e Isabel Díaz Ayuso pasea por Madrid al son de las fiestas de la virgen de la Paloma. La festividad le ofrece la oportunidad de un encuentro de alto nivel. A la hora del almuerzo, la líder conservadora comparte mantel con Pedro Rollán, vicesecretario nacional en la dirección de Alberto Núñez Feijóo; Alfonso Serrano, secretario general del PP de Madrid; José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la capital; Javier Fernández Lasquetty, consejero de Hacienda; o Eugenia Carballedo, presidenta de la Asamblea. Con las elecciones de 2023 en el horizonte, ...
Es 15 de agosto, e Isabel Díaz Ayuso pasea por Madrid al son de las fiestas de la virgen de la Paloma. La festividad le ofrece la oportunidad de un encuentro de alto nivel. A la hora del almuerzo, la líder conservadora comparte mantel con Pedro Rollán, vicesecretario nacional en la dirección de Alberto Núñez Feijóo; Alfonso Serrano, secretario general del PP de Madrid; José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la capital; Javier Fernández Lasquetty, consejero de Hacienda; o Eugenia Carballedo, presidenta de la Asamblea. Con las elecciones de 2023 en el horizonte, la asistencia de la líder a la tradicional comida del PP del distrito centro resume que Díaz Ayuso quiere al partido a pleno rendimiento camino de las urnas. Y el verano no es excusa: lo ha aprovechado para reorganizar dos de las consejerías de su gobierno; para nombrar candidatos municipales de cara a los comicios; y para preparar los anuncios con los que quiere convertir el debate del estado de la región de septiembre en el pistoletazo de salida del esprint hacia las elecciones.
Los movimientos comienzan a mediados de junio. Es entonces cuando Díaz Ayuso decide nombrar a Enrique Ossorio como vicepresidente, entregándole la coordinación del gobierno. El paso, que supone degradar como número dos del Ejecutivo a Enrique López, uno de los tres consejeros que no apoyó públicamente a la presidenta en su guerra con Pablo Casado, es un aviso para navegantes. La presidenta ya había advertido de que el futuro de los miembros del partido quedaría marcado por su alineamiento en el conflicto interno desatado por el contrato público regional que permitió al hermano de la líder ganar más de 55.000 euros. “Casadistas hemos sido todos, es lo suyo, solo faltaba. Cosa distinta es quien hayan puesto en tela de juicio la honorabilidad de mi gobierno, y su gestión. Eso sí lo voy a tener en cuenta”, dice en mayo. Y ahora, con Ossorio como hombre de confianza, da un paso más.
“Lo que quiero es que a partir de ahora, además de coordinar el gobierno, lo prepare para la nueva legislatura”, anuncia. “Nuestro objetivo es decidir qué Madrid queremos para los 10 o 15 próximos años (...)”, añade. “Para eso es fundamental no improvisar medidas, ni un programa electoral cortoplacista. De hecho, ya llevamos meses preparando ideas para este programa electoral, y esta es la primera misión que le he encomendado al vicepresidente”.
Al toque de corneta de ese anuncio, y siempre con las elecciones en el horizonte, comienzan movimientos clave en el PP de Madrid y el Gobierno.
En el primer consejo gubernamental de julio hay cuatro ceses, entre ellos el de la interventora general de la Comunidad. Y en el último de ese mes, con el que el Gobierno arranca las vacaciones de verano, llega la remodelación de dos consejerías clave: Sanidad y Educación. En la primera se redistribuyen funciones, galones y jerarquías, a través de tres ceses. Y en la segunda se destituye a la viceconsejera Nadia Álvarez, a la que sustituye el Manuel Bautista, que deja así la dirección general de educación concertada, becas y ayudas al estudio en medio de la polémica por los cheques educativos para estudiar en privados a los que por primera vez pueden optar familias que ingresan más de 100.000 euros.
El ascenso de Bautista coincide con una segunda decisión estratégica del PP de Díaz Ayuso. Dos días antes ha sido nombrado como candidato del partido a la alcaldía de Móstoles en las elecciones de mayo de 2023. Junto a él, se conocen otros 15 aspirantes populares. La mayoría tienen varias cosas en común. Representarán al PP en los grandes municipios que gobierna la izquierda en la región (Getafe, Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Leganés o Parla). Son unos desconocidos para el gran público que necesitan tiempo para darse a conocer. Y cuentan con el apoyo del tirón de Díaz Ayuso para hacer realidad uno de sus grandes objetivos electorales: teñir de azul las municipales madrileñas, como ya hiciera en las autonómicas de 2021, cuando ganó en 177 de las 179 circunscripciones locales.
Así, Díaz Ayuso deja para más adelante las decisiones más complicadas sobre las candidaturas (Pozuelo, por ejemplo), o la patata caliente de si alguno de sus actuales consejeros acabará siendo candidato (caso del titular de Sanidad, Enrique Ruiz-Escudero) y centra sus primeros pasos como presidenta del PP de Madrid (puesto que ocupa desde mayo) en intentar ganar terreno en los municipios de la izquierda.
Para apuntalar el proyecto, y maximizar el doble altavoz que le concede encabezar el gobierno y el partido, la líder conservadora planea ahora una batería de anuncios para el debate del estado de la región (septiembre) y una convención ideológica (octubre) con la que aspira a espolear al partido de cara a los comicios del año que viene.
“Estoy estudiando medidas para el debate del estado de la región (...) Es momento de pensar a lo grande”, dice la presidenta este lunes 15, cuando le preguntan por sus planes de verano en plena festividad de la virgen de La Paloma. Luego, se marcha a almorzar con alguno de los pesos pesados del PP nacional y el autonómico. Queda menos de un año para las elecciones, y Díaz Ayuso quiere al partido en perfecto estado de revista.
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