Alberto Luceño: de profesional de la moda con mala fama a comisionista sanitario en la mira de la justicia
Uno de los dos investigados por la venta sanitaria defectuosa al Ayuntamiento de Madrid ha tenido una carrera inestable
La pareja que esta semana se ha convertido en un nuevo símbolo del enriquecimiento descarado durante la pandemia está formada por un personaje archiconocido, Luis Medina, hermano del duque de Feria, y otro más misterioso, su amigo Alberto Luceño. Este último trabajó muchos años en el sector de la moda, donde fue despedido de la cadena de joyería artesanal Uno de 50 y se ganó una pésima reputación, según varias fuentes consultadas. Estas fuente...
La pareja que esta semana se ha convertido en un nuevo símbolo del enriquecimiento descarado durante la pandemia está formada por un personaje archiconocido, Luis Medina, hermano del duque de Feria, y otro más misterioso, su amigo Alberto Luceño. Este último trabajó muchos años en el sector de la moda, donde fue despedido de la cadena de joyería artesanal Uno de 50 y se ganó una pésima reputación, según varias fuentes consultadas. Estas fuentes apuntan que es muy común que profesionales de ese sector tengan contactos comerciales en Asia, y probablemente Luceño quiso explotar esas relaciones para lucrarse con la venta sanitaria al Ayuntamiento de Madrid en marzo de 2020 que les ha situado en el punto de mira de la justicia. La querella de la Fiscalía, admitida el jueves por el Juzgado de Instrucción 47 de la capital, les acusa de estafa, falsedad documental y blanqueamiento de capitales.
De los casi seis millones de euros de mordida que obtuvieron, el apenas conocido Luceño se llevó la mayor parte (casi cinco millones). Él fue quien, según la Fiscalía, negoció con el Ayuntamiento empleando el engaño. Falseó documentos mercantiles y ocultó el verdadero precio de los guantes, mascarillas y test. También mintió a su amigo Medina, a quien ocultó las verdaderas comisiones que había pactado con el empresario malayo que le suministró la mercancía, San Chin Choon, dueño de la cadena de bazares Leno. Con el dinero ganado, Luceño compró 12 coches de alta gama por valor de 2 millones de euros, una vivienda de 1,1 millones en Pozuelo de Alarcón (Madrid), tres relojes de lujo por 42.000 euros y una estancia de una semana en agosto de 2020 en un hotel de Marbella por 60.000 euros.
Personas que han trabajado con él lo describen como una persona poco fiable. Lola Gómez, una de las dueñas en la mayorista de moda vasca Chic Sympathique cuenta que Luceño era un “mentiroso y una mala víbora” que le engañó en los negocios de la empresa en torno a 2015, cuando le reclutó después de conocerlo en una feria comercial. “En un momento de expansión muy grande, necesitábamos un director general y él nos vendió todos sus méritos. Nos pidió 7.000 euros al mes y un piso en Bilbao. Tenía un tren de vida altísimo. Luego todo fue una decepción. Sus mentiras causaron la ruptura entre mi socio capitalista y yo, lo que provocó la ruina de la compañía”.
Otras tres personas que también han coincidido con él laboralmente en tres organizaciones distintas han confirmado su mala imagen y sus malas prácticas. Estas fuentes han pedido anonimato para hablar con franqueza.
Luceño no ha aparecido en público desde que saltó el escándalo y este periódico no ha podido dar con él tras varios intentos. Apenas hay información suya en internet porque sus perfiles de redes sociales son muy escuetos. Una cuenta de LinkedIn informa de un Alberto Luceño que se licenció en Periodismo en el centro privado Universidad Europea de Madrid en 1996 y trabajó luego como director general de la cadena española de bisutería Uno de 50.
Según la información del Registro Mercantil, en 2010 fundó una consultoría de formación empresarial a la que llamó Gekko, el mismo nombre que un conocido villano de Hollywood, el magnate de las finanzas Gordon Gekko, interpretado por Michael Douglas en Wall Street. Una frase del personaje en esa película ha sido adoptada como un lema por muchos ultraliberales: “La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena”.
Dos años después, Luceño aparece como director general de Eude, una escuela de negocios con sede en la calle Arturo Soria, en el este de Madrid, que se ha nutrido en buena parte del creciente mercado de alumnos de posgrado latinoamericanos. En la publicidad de la escuela, Luceño exageraba sin pudor para vender su centro. “Eude se ha convertido en una de las escuelas de negocios referenciales, tanto a nivel nacional como internacional, avalada por los rankings más prestigiosos, que sitúan a Eude entre las mejores escuelas de negocios a nivel mundial”, afirmaba sin citar fuente alguna en un cuadernillo promocional de un Máster en Coaching donde figura su mensaje junto a su foto sonriente sentado en su despacho.
Eude y el máximo responsable en esa etapa, Óscar Sánchez Moyano, estuvieron bajo el foco de los investigadores de la trama empresarial Púnica sobre la supuesta financiación ilegal del PP, según adelantó InfoLibre. Luceño no ha sido imputado en ese caso. De esta etapa es un vídeo suyo rescatado en Twitter la semana pasada por Miguel Montejo, concejal de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid, en el que daba la bienvenida a los nuevos alumnos y hablaba de los valores de la casa: la integridad, la generosidad, la humildad y la honestidad. “Los valores son convicciones profundas de los seres humanos que determinan su manera de ser y orientan su conducta”, les dijo.
Portavoces de Eude han dicho en medios de comunicación que el paso de Luceño por la escuela fue breve. En 2013, se reincorporó al sector de la moda y llegó a ocupar un puesto directivo en la asociación de empresas textiles de Madrid, Acotex. Su fama se fue deteriorando. En 2015, el rastro en la web de Luceño se disipa hasta que hace unos días ha reaparecido como comisionista aventajado.
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