Isabel Díaz Ayuso: “Estoy obligada a defender mi política sanitaria por encima del PP”
La presidenta madrileña prevé que el tsunami de contagios de la variante ómicron bajará antes del fin de la Navidad
Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 43 años) cierra 2021 tras culminar un doble salto mortal: enfrentarse a una crisis sanitaria mientras disolvía el Gobierno formado por PP y Cs en la Comunidad de Madrid para ganar sus primeras elecciones y gobernar en solitario. Prevé que el tsunami de contagios que está provocando ...
Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 43 años) cierra 2021 tras culminar un doble salto mortal: enfrentarse a una crisis sanitaria mientras disolvía el Gobierno formado por PP y Cs en la Comunidad de Madrid para ganar sus primeras elecciones y gobernar en solitario. Prevé que el tsunami de contagios que está provocando la variante ómicron empiece a frenarse antes de que acabe la Navidad. Afirma que defenderá su apuesta por no aplicar restricciones para combatir el virus incluso por encima de los intereses y posicionamientos oficiales del PP. Y deja abierta la posibilidad de abandonar la política al final de la próxima legislatura, que arrancará con las elecciones autonómicas de 2023.
Pregunta. ¿Qué escenario contemplan con esta variante?
Respuesta. Creemos que el crecimiento es explosivo, y también la caída. Esto no se refleja de la misma manera en la presión hospitalaria. Consideramos que todavía estaremos unos días con ese tipo de subida y, si se comporta como en otros lugares, prevemos que antes de que acabe la Navidad ya el virus empiece a caer.
P. ¿Quién le asesora? ¿Tiene un comité científico asesor?
R. Tengo a los mejores expertos en la consejería. No he presumido de lo que no tengo, sino de lo que sí. Es gente, todos, doctores en medicina, desde la directora general de Salud Pública al consejero. Han ido trabajando mano a mano con institutos, el nuevo centro de análisis del Zendal, los gerentes de los hospitales… Nunca toman decisiones solos, siempre están rodeados de grandes profesionales a los que han consultado a lo largo de la pandemia.
P. No hay un consejo asesor con ese nombre.
R. Con ese nombre no, pero ellos nunca toman decisiones solos. Siempre rodeados de grandes profesionales.
P. Cuando Madrid se separa de la tónica general de otras comunidades y decide mantener todo abierto, ¿es una decisión consensuada con esos técnicos o la parte política decide?
R. Con la información de los técnicos, después de cribados masivos que solo estamos haciendo nosotros, o herramientas como Vigía [que detecta el virus en las aguas residuales], sabemos cómo va a evolucionar el virus y entonces ahí se toman las decisiones políticas
P. Pero no siempre el criterio técnico y político han ido de la mano. En mayo de 2020, la entonces directora general de salud pública dimitió al estar en desacuerdo con su apuesta para que Madrid iniciara la desescalada.
R. Esa es su opinión. Es una mujer que dimitió en los medios de comunicación, una mujer con la que apenas he tenido trato, y que no se ha responsabilizado de la pandemia como sí lo ha hecho por ejemplo el equipo de Zapatero [viceconsejero de Sanidad], o del consejero, que siempre han estado al pie del cañón. Esa es la opinión que a mí me tiene que valer. La que ella emite es una valoración personal que yo respeto. Pero nunca he ido contra el criterio de la consejería ni contra el criterio del consejero. Ahora, es cierto que un presidente tiene que tener una valoración global de la situación. Cuando hay una pandemia, se tienen que tomar decisiones en base, lo primero, a la salud y a la vida, también en base a la educación, a los recursos con los que cuentas. En global. Hay que saber ser ecuánime para que se afecte al menor número posible de personas. Un presidente, con la opinión técnica de cada una de sus consejerías, toma una decisión política global.
P. Esa exdirectora dijo hace poco que el colapso en atención primaria es culpa suya.
R. No sé por qué es más importante la opinión de una directora general que abandona que la de una que sí que está al pie del cañón. Sinceramente.
P. Se supone que es más libre, ya no está atada a un puesto.
R. A lo mejor es más mediático. No me parece que sea una opinión más experta que la de la actual directora, que no ha abandonado, y que ha estado en los momentos más difíciles. Lo suyo es hablar de la gente que está al frente de la pandemia. No hay un solo gobierno autonómico en España que no haya cambiado a toda su consejería de Sanidad. Yo soy la única que ha mantenido a la inmensa mayoría de su equipo. ¿Le preguntáis a los exconsejeros de Sanidad del resto de las comunidades qué opinan de sus disensos con el actual Gobierno? Porque probablemente los haya, por eso son ex. Lo importante es qué opina la gente que está al frente de la gestión de la pandemia.
P. Antes de la Conferencia de Presidentes, pareció decir que Madrid le había dado una lección a todas las comunidades, que debían de aprender de Madrid, que si ha hecho un Zendal, que hubieran hecho los otros un Zendal. ¿Ha dado Madrid lecciones?
R. Siempre he respetado las decisiones que se han tomado en el resto de las Comunidades Autónomas. Es algo que no ha sucedido con Madrid. Por eso, lo único que pido a estas alturas es que después de haber realizado semejante desembolso para haber levantado dos hospitales públicos, herramientas como vigía o cribados masivos a 100.000 profesores, o a millones de personas por zonas básicas, después del sobreesfuerzo que ha realizado Madrid, pido que no me digan que porque no cerramos todo somos menos sensatos que los demás.
P. Porque cuando no cerraban, ¿no era una decisión política?
R. Es que da la sensación de que el que cierra es el responsable y el que no cierra el irresponsable, cuando el que no cierra es porque ha hecho todo lo anterior. El que me parece irresponsable es el gestor que no toma ninguna decisión y que lo único que hace es cerrar por cerrar sin dar alternativas. El virus no tiene por qué bajar: con Filomena subió. Arruinas masivamente a la gente. ¿Y eres más responsable por ello? ¿De verdad? Una pandemia no es blanco o negro, creo. Los cierres masivos están causando muchas depresiones.
P. También se han hecho en otros países europeos.
R. Y no por eso los aplaudo. Puedo entenderlo en la primera ola, cuando no sabíamos qué estaba pasando. A partir de ahí, hemos de aprender para evitar volver al cierre. El cierre es un fracaso. Hay que ser sinceros: no sabemos cuánto tiempo vamos a estar con esto. Va para dos años. Y hay que buscar algo alternativo.
P. Pero si por no cerrar va a tener más gente en las UCI…
R. Es que no es así. El virus está también en los domicilios, el virus está en cualquier sitio. El 30% de los botellones se realizan en las casas. Son los espacios cerrados, donde no hay ventilación ni mascarillas, donde se produce el mayor contagio. No está demostrado que sea en los establecimientos públicos donde se estén dando los mayores brotes. Entonces, ¿qué cierras? ¿Cierras todo? Hay que ir al autocuidado, a la responsabilidad, y nosotros ir dando información y herramientas para que los ciudadanos se vayan protegiendo.
P. Los nuevos presupuestos prevén una inversión en sanidad inferior a lo que se gastó realmente en el último ejercicio previo a la pandemia (2019). ¿No influye eso en lo que está ocurriendo en los centros de salud?
R. El año pasado invertimos 2.200 millones extraordinarios para hacer frente a la pandemia. No es una cuestión solo de gastar más. Es cómo se hace. Gastar dinero es muy fácil, créanme, pero tomar decisiones para saber ser racional con ese gasto es donde yo creo que está la diferencia. El desembolso sanitario que se está realizando en Madrid es evidente.
P. ¿No tiene nada que ver en los déficits del servicio, las bajas sin cubrir o que Madrid pueda tener dificultades para atraer a los profesionales?
R. El problema de la atención primaria está en toda España. Hemos propuesto al Gobierno crear más facultades de medicina porque faltan médicos a futuro. En la Comunidad hemos puesto en marcha un plan de mejora de atención primaria que estamos negociando con los sindicatos y dotado con 80 millones de euros por el momento, irá a más. Seis de cada 10 MIR están viniendo a Madrid. Pero no quita para que evidentemente el sector sanitario esté cansado. Estamos viviendo una pandemia que va para dos años. ¿Cómo no van a estar cansados? Tienen toda la razón cuando exponen ese hartazgo.
P. Durante varios días, se mostró usted en contra de que el PP suspendiera las comidas y copas de Navidad, y dijo que en Madrid se podía seguir haciendo todo con normalidad. A la luz de lo que está pasando, ¿acertó?
R. Creo que siempre se pueden buscar alternativas.
P. ¿Le molestó que el partido hiciera una propuesta contradictoria con su estrategia sanitaria?
R. Entiendo que se esté preocupado, y en estos días esa preocupación se ha extendido a toda la población porque las cifras de esta variante son explosivas. Pero también sé que la política sanitaria que hemos defendido en Madrid es la que nos ha respaldado el conjunto de los ciudadanos en las urnas, que se ha demostrado eficaz, y que por eso yo estoy obligada a defenderla por encima del PP, porque antes de todo soy presidenta de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, y no puedo tomar las decisiones de una u otra manera, o cambiar de criterio después de dos años, por ningún partido, ni siquiera el mío propio.
P. ¿Asume que eso pueda molestar en el PP?
R. Sí.
P. ¿Alguien del partido le ha trasladado ese malestar directamente?
R. No. Lo bueno es que todo el mundo sabe a estas alturas lo que opino de prácticamente todo.
P. ¿Con qué palabra definiría a Teodoro García Egea, el secretario general de su partido?
R. Con una palabra no podría definir a casi nadie. Todas las personas son muchas cosas en una.
P. ¿Y a su relación?
R. Estamos en un momento en el que hemos manifestado discrepancias con cuestiones menores, como las fechas de un congreso, pero nos unen otras muchas, muy y más importantes: un proyecto común que es alternativa y tiene que afrontar un cambio de gobierno.
P. Pero la discrepancia es porque él no le considera a usted como la persona idónea para presidir el PP de Madrid.
R. Mi obligación es intentar convencerle. Todos tenemos que escuchar la opinión del protagonista aquí, el afiliado y el votante. Por eso creo que no es una cuestión de lo que queramos ninguno de nosotros, sino de los tiempos de democracia interna de la casa, a la que nos debemos.
P. ¿No es contradictorio que el mismo partido la quiera de candidata para gobernar la región y no para liderar el partido?
R. Sé qué es lo que creo que es lo mejor para el partido en Madrid: que vayan en la misma dirección las políticas que ponemos en marcha desde el Gobierno y las decisiones que se toman en el partido. Hoy nos votan en lugares donde el PP nunca tuvo tanta aceptación. Es una forma de impulsar a quienes serán nuestros candidatos, de estar más cerca de los ciudadanos. Y también, es coherencia: si encabezo una papeleta, lo lógico es que me responsabilice de lo que ocurre detrás de esa papeleta.
P. ¿Ha sido un error que Miguel Ángel Rodríguez, su jefe de gabinete, haya tenido un papel protagonista en esta polémica, dado que es conocido que levanta ampollas en Génova?
R. Desconozco qué protagonismo tiene una persona que no quiere estar en el PP, ni va a estar.
P. ¿Es cierto que Casado ya le advirtió en 2019, cuando era una desconocida, de que no podría optar a presidir el PP de Madrid?
R. Sí. Durante dos años no he tenido un solo minuto para pensar en el futuro del PP de Madrid. Después del resultado del 4-M, de lo que piden las bases del partido y los votantes, de haber unificado mucho el voto en torno a nuestro proyecto, y haber sorteado la pandemia y muchas dificultades, sí que creo que no solo estoy en condiciones de presentarme, sin nunca desatender mis obligaciones como presidenta, sino que además creo que es lo mejor nos viene a la casa. Cuando esto se ha hecho así, con este orden, hemos cosechado amplias mayorías.
P. ¿Cómo acabará esto?
R. Quisiera que con Pablo Casado al frente de La Moncloa y yo habiendo contribuido a su campaña desde Madrid como presidenta del partido.
P. ¿Cuál es el límite de su carrera?
R. Lo mejor que se puede hacer en política es ir a las urnas con un compromiso, cumplirlo, y estar el tiempo justo para que no haya vacíos de poder, que la ilusión continúe. Por eso no tengo en mi mente ni mucho menos intentar perpetuarme. Me gustan las carreras cortas.
P. En alguna ocasión ha fijado el límite en ocho años. ¿Abandonará la política, o al menos la política madrileña, tras la próxima legislatura?
R. Está en mi mente, desde luego, hacerlo con esos planes. Es verdad que luego la vida va cambiando y te pone en distintas situaciones, pero ahora mismo sigo pensando lo mismo que hace dos años. Es un tiempo muy prudente para trabajar 15 horas al día. Desde que estoy al frente de la Comunidad de Madrid no he hecho otra cosa que trabajar, me he olvidado por completo de mí, lo he dejado todo apartado. No somos los mismos después de unos años, con la diferencia de que si tú ya no eres el mismo, y no estás con la misma tensión política, y la misma entrega, puedes perjudicar a otros, a muchos. Por eso, siempre he abogado por las carreras relativamente cortas e intensas.
P. ¿A qué se dedicará?
R. Después de lo que he vivido, que me hace enamorarme cada día de Madrid, siempre estaré trabajando en cualquier proyecto que le pueda servir a Madrid y a mi país, pero no necesariamente desde la política como la conocemos, desde una lista electoral y un gobierno.
P. ¿Quiere decir que dejará la política en un plazo de seis años?
R. No estoy en eso. Mi cabeza está en cómo salir de esta pandemia, en cómo dejar Madrid mejor de como la encontré.
P. ¿Y si le piden que sustituya a Casado y se presente a las elecciones generales?
R. Eso no va a ocurrir. Sé que va a haber un cambio en España en las próximas elecciones. La situación se ve clara. Hace falta un cambio de políticas que solo puede presentar el PP.
P. ¿Aceptaría gobernar con Vox en 2023?
R. No tengo que pensar en futuribles. El presente es el que es: gobierno en solitario, pero sí que me gusta que personas que antes votaban al PP, aunque ahora no o hagan, se vean representadas en mi gobierno.
P. Definió usted a Rocío Monasterio, la portavoz del partido de extrema derecha, como doña perfecta. ¿Por qué?
R. Fue a Vox en su conjunto. Tienen siempre la razón en todo. Ya les he dicho que muchas veces los ciudadanos no somos perfectos, que tenemos nuestros pecados, hijos que no son bajo manual, no hay dos familias ni dos personas iguales. A la hora de hablar de los demás hay que entender que existen los grises, las medias tintas, que unos tenemos múltiples identidades en uno, que se pueden ser muchas cosas a la vez, y que por eso cuando uno busca entenderse con el que piensa distinto, desde un punto de vista liberal, no es una cuestión de complejos, ni de miedos. Cuando me hablan de los miedos, de los orgullos, de los complejos, me parece que dan lecciones que no me gusta recibir por parte de nadie.
P. Proponen derogar las leyes LGTBI y usted se ha abierto a modificarlas.
R. Son leyes que nacieron muy escoradas políticamente, tenemos todo el derecho a actualizarlas.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.