El renacer del Madrid de las tertulias

Los Desayunos Commodore pretenden recuperar el ambiente cultural que durante décadas pobló el emblemático restaurante

El escritor Juan Carlos Chirinos, entre la editora Philippine González-Camino y la periodista y escritora Marta Robles.JUAN BARBOSA

Era una ciudad dentro de la ciudad. Artistas, políticos, intelectuales, cantantes, todos hacían cola para entrar en el restaurante Mayte Commodore, que entre 1967 y 1987 pobló lo más granado de la sociedad española. Un hervidero que se convirtió en un punto clave de la capital pero cuya dueña, María Teresa del Carmen Aguado Castillo, Mayte, (Santander, 1934 – Madrid, 1990), fue también cono...

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Era una ciudad dentro de la ciudad. Artistas, políticos, intelectuales, cantantes, todos hacían cola para entrar en el restaurante Mayte Commodore, que entre 1967 y 1987 pobló lo más granado de la sociedad española. Un hervidero que se convirtió en un punto clave de la capital pero cuya dueña, María Teresa del Carmen Aguado Castillo, Mayte, (Santander, 1934 – Madrid, 1990), fue también conocida por su mecenazgo cultural. Ayer dio sus primeros pasos una iniciativa que pretende recuperar ese ambiente de tertulia y encuentro, de debate y acontecimiento social que reinó en el mítico local madrileño durante décadas: los Desayunos Commodore, que vivió su primera jornada con la presentación, entre cruasanes y cafés, de Renacen las sombras (La huerta grande), la última novela del venezolano Juan Carlos Chirinos, acompañado de la periodista y escritora Marta Robles y la editora Philippine González-Camino.

“La idea es volver con muchas actividades, compartir un momento entre amigos, sí, pero también tratar de recuperar ese Madrid de las tertulias en el que sucedían muchas cosas”, reconocía antes de dar comienzo al encuentro David Felipe Arranz, periodista y editor encargado de impulsar los desayunos, así como los futuros Premios Commodore, que se fallarán en junio del año próximo, premiarán siete categorías (entre ellas, narrativa, poesía o teatro) y que buscan recuperar el espíritu de los Premios Mayte, que desde 1969 y hasta 2010 reconocieron a lo mejor de la tauromaquia y las artes escénicas.

El Mayte Commodore reabrió sus puertas a finales de octubre ya solo como Commodore, ahora bajo la batuta de Juan Ramos, con el chef mexicano Ernesto Diomar entre fogones y con un espacio entre clásico y moderno diseñado por el arquitecto argentino Luis Galliussi. El local, situado en la Plaza de la República Argentina, tiene 1.500 metros cuadrados divididos en dos plantas, con un aforo para 700 personas de pie y varias zonas diferenciadas, como dos terrazas, un rincón para tomar copas y una discoteca. En la parte superior, rodeado de amigos, periodistas y curiosos empapados de la luz natural pero indirecta que inunda la estancia, fue donde Chirinos inauguró los Desayunos.

Fachada y terraza del Commodore.JUAN BARBOSA

“Es un lujo estar aquí, en un espacio tan generoso”, dijo el venezolano, reputado cuentista y considerado por muchos uno de los grandes autores latinoamericanos contemporáneos. Chirinos, que vivió 30 años en Venezuela y lleva 25 en España, presentó una obra que de alguna manera completa un tríptico formado por su primera novela, El niño malo cuenta hasta cien y se retira (2004), y Nochebosque (2011), novela en la que ya aparecía la protagonista de esta Renacen las sombras, Paula Sorsky, que ahora pasa de Venezuela a Madrid para abrir un restaurante y a la que lo extraño y lo sobrenatural no dejarán de perseguir.

Se trata de “una novela empapada de Venezuela que sin embargo no es un lloro por Venezuela”, recalcó marta Robles, que definió el libro como una “mezcla entre una película de Tarantino y una de Guy Ritchie” antes de preguntarle entre risas al autor qué tipo de novela quería escribir para que le saliera “esta mezcla de novela gótica, novela negra, realismo mágico y realismo social”. Entre Robles y Chirinos se fue desarrollando un diálogo que pivotaba entre el oficio de escritor, el uso del humor en literatura, los préstamos lingüísticos entre España y Latinoamérica o la vigencia de la novela negra, género al que se adscribe Renacen las sombras. “Las novelas negras del siglo XXI no son tanto procedimentales, sino que recogen el mal del mundo”, comentó Robles, autora ella misma de varias novelas del género. Algo que Chirinos completó mencionando la recurrente e insidiosa presencia de animales en sus ficciones. “El mal siempre viaja con uno, siempre nos acompaña, aunque nos mudemos de país. Los animales predicen antes, se empapan antes del mal ambiental, saben lo que nos espera”, dijo el venezolano. Desde la mesa central, puesto en vertical, el mochuelo que monopoliza la portada de la novela les lanzaba una mirada implacable.

“Vivimos un tiempo en que nadie tiene claro, con el acceso directo e inmediato a la información que existe, hasta qué punto tienen sentido desayunos como este o las ruedas de prensa”, comentaba Philippine González-Camino, la editora de La huerta grande. “Hasta que te encuentras con la gente, les miras a los ojos y puedes estrecharles la mano”. Conocer a los autores de tú a tú, acceder a la persona detrás del libro, es la base de estos desayunos y, quizá, una actividad que tras la pandemia cobra un significado aún más profundo.

Mañana a las diez y media de la mañana tendrá lugar el segundo desayuno, en torno a la reedición de Recuerdos del tiempo viejo (Bolchiro), de José Zorrilla (originalmente publicado en 1880), con prólogo del dramaturgo José Luis Alonso de Santos, que participará en el desayuno junto con el actor Ernesto Arias y la editora Liz Perales. El olor del café volverá al Commodore y los recuerdos del gran escritor vallisoletano se mezclarán con un lugar, también, lleno de recuerdos.

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