De Madrid al suelo

Las huellas de Antonio López merecen quedar inmortalizadas en la Puerta del Sol

Las huellas de Antonio López marcadas en las losas de la Puerta del Sol en el lugar donde se ha situado este verano para pintar.R. H. B.

Querido, Antonio:

Nuestro encuentro ha sido imposible. Otro amor de verano frustrado ¡Y mire que lo he intentado! Menos de lo que me hubiera gustado, eso sí. Trabajar en agosto es sinónimo de trabajar mucho en agosto, pero cada vez que tenía un hueco, iba a buscarle a la Puerta del Sol. Nada. Hemos debido de descansar los mismos días. Ahí me quedaba, mirando sus huellas pintadas en las losas, atreviéndome, incluso, a pisarlas, a situarme en sus pies e imaginar lo q...

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Querido, Antonio:

Nuestro encuentro ha sido imposible. Otro amor de verano frustrado ¡Y mire que lo he intentado! Menos de lo que me hubiera gustado, eso sí. Trabajar en agosto es sinónimo de trabajar mucho en agosto, pero cada vez que tenía un hueco, iba a buscarle a la Puerta del Sol. Nada. Hemos debido de descansar los mismos días. Ahí me quedaba, mirando sus huellas pintadas en las losas, atreviéndome, incluso, a pisarlas, a situarme en sus pies e imaginar lo que verían sus ojos. Un imposible, maestro Antonio López.

Monolito dedicado a los caídos por España en Afganistán, en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica (Madrid), el 27 de agosto de 2021.R. H. B.

Me he tenido que conformar con la cantidad de amigos y conocidos que, cuando se encontraban con usted, me enviaban vídeos o fotos, o las publicaban en sus redes sociales. “Hoy sí está”, “si vienes ahora, le ves”, me decían. Así que así, a través de la pantalla, he visto la evolución de su Puerta del Sol vacía, mientras a su alrededor estaba llena. El surrealismo de su realismo. En esas imágenes también se aprecia el transcurrir del mes, no solo por la luz, también por el entorno: los hiphoperos con su música, protestas de no-se-sabe-muy-bien-qué, ese tiempo de verbenas en el que alguna chulapa se colaba de fondo en las instantáneas y, claro, también ahí se ha metido Afganistán. “SOS AFGHAN WOMEN!!!”, gritaba un cartel, mientras el pintor daba sus pinceladas en silencio.

Ese grito que ha llegado hasta la Puerta del Sol es muy reciente. Hace unas semanas, cuando los talibanes llegaron a Kabul, acudí a Google para encontrar alguna relación entre Madrid y el país asiático. El resultado fue sorprendentemente escaso. Una de las distintas fórmulas de búsqueda fue: “Cosas afganas en Madrid”. El buscador, con las dotes adivinatorias que le caracterizan, me ofreció “cosas veganas en Madrid”. Acierta casi siempre, estos deslices los comete para hacernos creer que no es infalible. Como esos más de mil días que seguía sugiriendo transbordos en Gran Vía, mientras la estación permanecía cerrada. En conclusión, Google señalaba la embajada y el monolito dedicado “a los caídos por España en Afganistán”, situado en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica. Lugar recomendable. De todos los museos que conozco es el que tiene la banda sonora más adecuada: el sonido del vuelo de las avionetas que despegan o aterrizan en el cercano aeródromo de Cuatro Vientos. No solo no molesta, sino que favorece el ambiente de esos hangares y pistas llenas de aviones, helicópteros y objetos voladores no identificados por la que escribe. Un centro que bien merecen una visita guiada para entender mejor lo que muestra, ya que las cartelas ―demasiado técnicas― no ayudan.

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Y del cielo de las afueras de la capital, volvamos al suelo del centro. A esas huellas que dejan los agostos, que este año en esta ciudad bien podrían tener la forma de las de Antonio López y quedarse fijas en la Puerta del Sol, como le propuso @Unsereno ―el perfil de Twitter de Sonia Taravilla, una de las mejores cronistas de la villa y corte― a Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura, Turismo y Deporte, que recogió la propuesta y el pasado domingo escribió en esa red social: “Estoy en ello”.

El miércoles es 1 de septiembre; para muchos, el verdadero comienzo, solo queda desear que se cumplan los propósitos y ¡feliz año nuevo!

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