La reforma legislativa pilotada por el PP de Isabel Díaz Ayuso y aprobada en tiempo récord para despejar la toma de control de Telemadrid es un golpe a la independencia de la televisión pública y viene a dinamitar el consenso parlamentario logrado para la elección en 2017 de José Pablo López como director general del ente. La nueva ley avala su relevo...
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La reforma legislativa pilotada por el PP de Isabel Díaz Ayuso y aprobada en tiempo récord para despejar la toma de control de Telemadrid es un golpe a la independencia de la televisión pública y viene a dinamitar el consenso parlamentario logrado para la elección en 2017 de José Pablo López como director general del ente. La nueva ley avala su relevo de forma meteórica, devuelve al PP (con el apoyo de Vox) el mando absoluto del canal regional y merma el contrapeso de un consejo de administración que vele por una gestión eficiente, preserve la pluralidad y garantice la libertad de expresión. Las modificaciones incorporadas en la ley de RTV Madrid amplían los poderes de quien ocupará la cúpula de la corporación, el periodista José Antonio Sánchez, que desde el hasta ahora inexistente cargo de “administrador provisional” podrá nombrar al personal directivo sin necesidad de que el consejo le dé el visto bueno. Y tampoco encontrará obstáculos para firmar destituciones porque la reforma de la ley le exime de dar explicaciones a los consejeros.
Desde el hasta ahora inexistente cargo de “administrador provisional” podrá nombrar al personal directivo sin necesidad de que el consejo le dé el visto bueno
Con la nueva norma, la Comunidad lamina un medio público —tras intentar asfixiarlo económicamente y ningunearlo institucionalmente— para convertirlo en un aparato al servicio de intereses partidistas. Una maniobra que recuerda las triquiñuelas emprendidas hace unos años en Polonia para aplastar la independencia de los grupos de comunicación y coartar la libertad de prensa. Una diputada del partido ultraconservador polaco Ley y Justicia lo expresaba así: “Los medios públicos ignoran su misión, en vez de defender el interés nacional, sus periodistas a menudo simpatizan con las opiniones negativas contra nuestro país”. Un parecido razonable con la opinión de Díaz Ayuso cuando se lamentaba de ser “la única presidenta que tiene una televisión que le es crítica”.
Para evitarlo, la jefa del Ejecutivo regional recurre a un periodista de la casa. Sánchez ya prestó sus servicios en Telemadrid en los tiempos de Esperanza Aguirre y estuvo al frente de RTVE durante el mandato de José María Aznar y de Mariano Rajoy. Con hondas raíces en el PP, vuelve a la Ciudad de la Imagen para que la cadena deje de ser crítica. Lo hace gracias a una ley hecha a su medida y con la que el PP demuestra su desprecio por los consensos parlamentarios y su especial habilidad para cambiar las reglas del juego a mitad del partido cuando de controlar las televisiones públicas se trata. Lo hizo en 2012 en el Congreso de los Diputados, y una década después clona la fórmula en la Asamblea de Madrid.
Durante un largo tiempo, Telemadrid pudo presumir de ser una televisión innovadora, con un modelo informativo rompedor, profesional e independiente del poder político. Aunque también padeció años turbios en los que la manipulación era tan flagrante y las noticias adquirían un tono tal sectario que los periodistas renunciaron a firmarlas. ¿Hacia qué lado se inclinará a partir de ahora?
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