Margaret Watkins, la fotógrafa que supo hacer publicidad con la cámara
El espacio cultural CentroCentro de Madrid exhibe 150 imágenes de una obra que se exhibe por primera vez en conjunto
Ella fue una persona rebelde y no quiso aceptar los papeles que tenían asignados las mujeres a principios del siglo XX. La fotógrafa Margaret Watkins (Hamilton, 1884-Glasgow, 1969) ha logrado con su trabajo forjar parte de la historia de la fotografía con sus singulares aportaciones. En su obra se establece un diálogo constante entre el arte y la vida doméstica, y logra fundir tema y objeto en una misma cosa. Utiliza esta figura a lo largo de toda su carrera, tanto en su obra personal como en sus trabajos publicitarios para agencias como Condé Nast o Reimers, y revistas como The New Yorker, La...
Ella fue una persona rebelde y no quiso aceptar los papeles que tenían asignados las mujeres a principios del siglo XX. La fotógrafa Margaret Watkins (Hamilton, 1884-Glasgow, 1969) ha logrado con su trabajo forjar parte de la historia de la fotografía con sus singulares aportaciones. En su obra se establece un diálogo constante entre el arte y la vida doméstica, y logra fundir tema y objeto en una misma cosa. Utiliza esta figura a lo largo de toda su carrera, tanto en su obra personal como en sus trabajos publicitarios para agencias como Condé Nast o Reimers, y revistas como The New Yorker, Ladies’ Home Journal o Country. La fotógrafa fue capaz de obtener grandes obras con elementos sencillos como una pastilla de jabón o una pila llena de botellas y platos.
PHotoEspaña y CentroCentro del Ayuntamiento de Madri han logrado reunir 150 obras de Watkins en la exposición Black Light, una muestra que reivindica la obra de esta mujer y profundiza en la relación entre su trabajo y su biografía. Anne Morin, comisaria de la muestra, ofrece una retrospectiva de su obra a través de las fotografías, realizadas entre 1914 y 1939. La exposición Black Light incluye retratos, paisajes, bodegones modernos, escenas callejeras, trabajos publicitarios y diseños comerciales. Watkins desarrolló una carrera brillante en la década de 1920 y fue una de las primeras autoras en dedicarse a la fotografía publicitaria. Sus imágenes sobre objetos cotidianos se convirtieron en el paradigma sobre el que se forjaron los nuevos estándares de aceptabilidad. “Celebramos a la gran dama de la fotografía. Han pasado cinco décadas desde su muerte y esta exposición es la prueba de que vamos a darle el sitio que se merece”, apunta la comisaria.
En el marco de PHotoEspaña, la directora Claude Bussac sostiene que la exposición persigue el objetivo del festival en esta edición: “Hacer hincapié en la visibilidad de mujeres fotógrafas con muy buenas obras”. Estructurada en cinco bloques ordenados cronológicamente, es una retrospectiva del trabajo de Watkins que demuestra que fue una mujer “no amparada por ninguna figura masculina, algo completamente inusual en la época”, y que destacó por obras con “una composición y equilibrio sublimes”, explica la comisaria. “En la obra de Watkins puede observarse el gran dominio que poseía sobre la luz, con la que aporta a sus obras un grado máximo de sutileza”, dice Morin sobre algunos de los rasgos de la fotografía de esta creadora, que puede apreciarse notablemente en sus series de retratos. Anne Morin explica: “Su estilo modernista deja entrever su capacidad de anticipar las grandes revoluciones estéticas y conceptuales que vendrían después. Se la puede considerar como vínculo entre un pictorialismo en busca de identidad y el modernismo de vanguardia”. Con la muestra de CentroCentro se trata de poner en valor el trabajo de una de las figuras que contribuyó a forjar la fotografía del siglo XX, alejada del tutelaje al que se vieron sometidas las escasas artistas de la época.
La primera parte de la exposición, tal y como explica Anne Morin, aborda la génesis de su obra. Desde sus estudios, pasando por su trabajo como asistente para el fotógrafo comercial Arthur Jamieson y cómo este momento le hizo tomar conciencia de las posibilidades profesionales y creativas que le ofrecía el universo de la imagen. El segundo recoge sus retratos, un género al que llegó por su trabajo como asistente de la fotógrafa e ilustradora Alice Boughton. Es en ese momento en el que Watkins adopta el lenguaje visual y los preceptos estéticos que desarrollará después a lo largo de su carrera profesional. La tercera, profundiza en los inicios de Watkins como fotógrafa independiente, en Nueva York entre 1915 y 1928. “Las composiciones visuales que realiza desde 1919 están marcadas por formas geométricas muy rigurosas. El empleo de estas formas depuradas está en relación directa con las pinturas de Georgia O’Keeffe, y anuncia ya la llegada del modernismo y el Nuevo Mundo”, señala la comisaria de la muestra. Watkins trabaja sin descanso en encargos publicitarios para revistas de gran tirada como The New Yorker, Ladies’ Home Journal y Country o para los grandes almacenes Macy’s y se convierte en una reconocida fotógrafa en esa época.
La cuarta, presenta los trabajos de Watkins en Europa, donde se traslada a vivir en 1928. En la Exposición Pressa en Colonia se queda “maravillará por todos los avances y novedades en relación con el diseño y la estética aplicados a la edición y la publicidad rn Europa”, indica Morin. Sigue viajando a Berlín, Postdam, París, Moscú y acaba en Glasgow para cuidar a unas tías que vivían en la ciudad escocesa. En ese periodo, Watkins desarrolla un trabajo fotográfico directamente influido por la Nueva Objetividad y, en particular, por Albert Renger-Patzsch —cuya obra había visto en Colonia—, y su serie de construcciones de Glasgow, en la que la estructura metálica de los edificios cobra un valor estético en sí misma como sujeto de la composición.
La quinta sección de la exposición recoge sus fotomontajes. Entre 1930 y 1937 retoma imágenes de su archivo, las introduce en otra trama estética y compone fotomontajes. Estos diagramas geométricos están realizados a partir de detalles que entresaca de sus últimas fotografías. Watkins ensambla sus impresiones de pequeño formato de manera simétrica y plana. Combinando sistemáticamente derecho y revés crea figuras, motivos y ritmos decorativos que propondrá a fabricantes textiles, que hoy resultan tremendamente modernos.
Margaret Watkins falleció en Glasgow en noviembre de 1969. Poco antes, entregó a su joven vecino, Joseph Mulholland, en 1966 una caja negra sellada, que contenía fotografías y negativos. Mulholland se convierte así en el consignatario de esa vida lo que ha permitido que Black Light pueda hacerse realidad.
Margaret Watkins. Black Light. CentroCentro. Plaza de Cibeles, 1. Hasta el 26 de septiembre. De martes a domingo, de 10.00 a 20.00. Gratuito.
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