‘Bonnie and Clyde’ en versión española y rockera
Gabriel Velázquez y Manuel Matanza codirigen la película ‘Subterranean’ que se exhibirá en la cineteca hasta el próximo viernes
Subterranean narra de manera ficcionada la historia de los rockeros Marieta y Pablo, dos personas que dieron un vuelco a su vida de traje y corbata hace diez años, para intentar cumplir su propio sueño americano como músicos en Los Ángeles. Desde entonces se mueven entre México y Estados Unidos de manera ilegal con su furgoneta y por las noches tocan con su grupo L.A. Drones en los garitos más alternativos y subterráneos de la ciudad estadounidense. Los cineastas ...
Subterranean narra de manera ficcionada la historia de los rockeros Marieta y Pablo, dos personas que dieron un vuelco a su vida de traje y corbata hace diez años, para intentar cumplir su propio sueño americano como músicos en Los Ángeles. Desde entonces se mueven entre México y Estados Unidos de manera ilegal con su furgoneta y por las noches tocan con su grupo L.A. Drones en los garitos más alternativos y subterráneos de la ciudad estadounidense. Los cineastas Gabriel Velázquez y Manuel Matanza exhibirán su última película, Subterranean, en la Cineteca de Madrid hasta el próximo viernes.
Velázquez siempre quiso que Matanza participara y ejerciera como codirector y esta película era idónea para ello. La idea surgió en 2014 después de haber estado en varios festivales como el de Berlín, San Sebastián o Toulouse donde recibieron varios premios con Ártico. “A la vuelta estábamos eufóricos y decidimos hacer una película en menos de dos meses”, señala Velázquez. No se lo pensaron dos veces y tras un mes donde aprendieron a grabar sonido y vídeo de manera autónoma decidieron emprender el viaje a Los Ángeles sin más personal que ellos mismos. “Íbamos cargados con todas las cámaras de un lado para otro y recuerdo que nada más llegar fuimos a un concierto. Solo íbamos dos semanas y había que aprovechar el tiempo”, dice Matanza.
Los directores retratan la especial relación de Pablo y Marieta que no paran de discutir, pero que se aman locamente. Mientras uno le da alegremente a la droga y la otra, al alcohol. Ambos están siempre acompañados de Rufus, un perro adoptado que bebe cerveza. Para Velázquez, la pareja que forman le recuerda a Bonnie and Clyde solo que en versión española y rockera, porque ambos se complementan a la perfección. “Son muy trabajadores. Él es un genio de la música, mientras que ella sabe moverse muy bien porque trabajaba en comunicación en el Ifema”, cuenta Matanza. Ambos cineastas mantienen una relación de amistad con el artista desde la adolescencia cuando iban juntos al colegio en Salamanca.
Los protagonistas tienen tanta personalidad que en multitud de ocasiones emergían por encima de lo que los directores ordenaban. “Ellos son así de verdad. Discuten mucho, pero al mismo tiempo se quieren muchísimo”, explica Velázquez. Aun así, la película es ficción, ya que creaban situaciones para que se enfadasen o se reconciliasen. Aunque, también hay una parte importante de improvisación a la que se refiere Matanza: “Poníamos la cámara y a los cinco minutos ellos se metían en su propio papel y se olvidaban de lo que habíamos dicho o lo incorporaban de manera natural”.
El mundo underground
“A mí me recuerda al Madrid de los 80 cuando se juntaban los punkis con los rockeros”, indica Matanza
La película también muestra el mundo más underground de la ciudad californiana donde convergen por un lado muchas ilusiones, pero por otro, oscuros y atestados clubs donde reina la droga. Por allí pasarán personajes de todas las razas y edades que, como los protagonistas de este largometraje, buscan triunfar en el sector a través de sus pasiones. “A mí me recuerda al Madrid de los 80 cuando se juntaban los punkis con los rockeros. La diferencia es que allí son más excéntricos y se disfrazan para todo”, indica Matanza. Es un mundo donde hay mucha competencia, pero al mismo tiempo colaboración.
El rodaje fue intenso para los directores porque iban cargados con todo el equipo y se encargaron de grabar durante los 15 días que estuvieron allí. Para mayor complicación, la pareja no tiene papeles y por eso tenían que evitar algunas calles concurridas donde podía estar la policía. “Con Trump estaban aterrados porque al ser ilegales podían tener muchos problemas”, señala Velázquez.
La vuelta tampoco fue sencilla por la cantidad de horas que tenían grabadas, calculan cercanas a las 150. Por eso, ambos cineastas comentaban que podían haber hecho una gran variedad de películas, aunque al final decidieron mantener su idea original de querer mostrar a Pablo y Marieta, su relación y ver cómo se buscan la vida sin renunciar a su sueño. También incluyeron algunos vídeos que tenían sobre los primeros conciertos de Pablo como adolescente.
Ambos directores bromean de que su relación es como la que mantienen Pablo y Marieta. “De hecho es lo que nos decían que el making-of de la película seríamos nosotros”, comenta Velázquez a lo que responde Matanza que ambos discuten mucho, pero siempre con respeto, por eso hacen tan buena pareja. Trabajan juntos desde sus primeros cortos hace 25 años. Desde entonces han hecho varias películas como Ártico o Iceberg. Ya tienen pensados sus próximos proyectos, uno sobre el río Duero y otro de folclore salmantino, pero ahora se quieren centrar en este estreno en la Cineteca de Madrid, que tienen claro que va a ser un éxito, sobre todo entre los rockeros porque muchos se sentirán identificados con esta pareja de artistas.
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