La minoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso
La presidenta destituye a una treintena de cargos de Cs y afronta el reto de preparar las elecciones y gestionar la pandemia y los fondos europeos y nacionales con solo siete consejeros
Los retratos de los 11 presidentes de España que observan desde las paredes las reuniones del consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid están más solos que nunca. Tras disolver su coalición con Ciudadanos, Isabel Díaz Ayuso cuenta únicamente con los siete consejeros del PP a los que nombró en agosto de 2019, en lugar de con los 13 que tuvo hasta la crisis del miércoles 10. La idílica cohesión interna que se consigue tras la ruptura, en descripción ...
Los retratos de los 11 presidentes de España que observan desde las paredes las reuniones del consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid están más solos que nunca. Tras disolver su coalición con Ciudadanos, Isabel Díaz Ayuso cuenta únicamente con los siete consejeros del PP a los que nombró en agosto de 2019, en lugar de con los 13 que tuvo hasta la crisis del miércoles 10. La idílica cohesión interna que se consigue tras la ruptura, en descripción de un integrante del Ejecutivo, contrasta con los retos que afronta un Gobierno en minoría absoluta: afrontar la pandemia, organizar la vacunación y gestionar las peticiones de los fondos europeos y nacionales con un equipo de solo siete consejeros en el que dos están también implicados en la campaña para la reelección de Díaz Ayuso.
Las elecciones serán el 4 de mayo. La constitución de la Asamblea, el 8 de junio. Como ninguna encuesta prevé una mayoría absoluta del PP, es previsible que haya que consumir varias semanas del verano para pactar entre varios partidos una mayoría de gobierno, sea esta de derechas o de izquierdas. Durante todo ese tiempo, el destino de la Comunidad, una región con 22.000 millones de Presupuesto, estará en manos fundamentalmente de ocho personas, los siete consejeros y la presidenta.
“Se ha debilitado la estructura de Gobierno quitando consejerías, aglutinándolas y produciendo una inadaptación estructural”, lamenta Ángel Gabilondo, que se presenta como candidato del PSOE a las elecciones del 4 de mayo tras ganar los comicios de 2019. “Estamos en algo que puede conducir a una parálisis y una crisis institucional”, vaticina. “¡La cantidad de recursos que están en espera!”.
“Pero cualquiera se puede imaginar la diferencia de estar con Cs y sin Cs”, discrepa una fuente próxima al Consejo de Gobierno. “Ahora se tiene un conocimiento más profundo de lo que se hacía en sus consejerías, que en algunos casos eran como un mundo aparte. Ahora hay una línea de trabajo unificada y más eficaz porque hay más coherencia ejecutiva”, añade. “Respecto a la carga de trabajo, en algunos casos se ha duplicado, literalmente, y eso está ahí, pero, como se puede ver, se ha asumido bien porque hay experiencia de gestión”.
Aunque el PP se felicita por no tener que invertir tiempo en encontrar puntos de acuerdo con propuestas de Ignacio Aguado (Cs) que a veces le resultaban antagónicas, o tildaba de meras ocurrencias, la situación es especialmente compleja para dos consejeros, Javier Fernández-Lasquetty y Enrique Ossorio.
El primero, que ya era titular de Hacienda y Función Pública, debe ocuparse ahora de Economía, Empleo y Competitividad, lo que implica que asuma el grueso del trabajo para culminar la petición de fondos europeos (22.000 millones) y estatales (unos 700, según calcula el PSOE). Además, por si fuera poco, Díaz Ayuso le ha encargado que coordine los argumentarios de su campaña.
Por su parte, Ossorio, hasta ahora al frente de Educación, suma a esa cartera otras dos (Universidades y Cultura y Turismo), además de la portavocía gubernamental. Y no son sus únicos cometidos: también debe coordinar el programa electoral de Díaz Ayuso. Dos tareas titánicas, que hasta ahora no se han visto acompañadas de un refuerzo de los equipos gubernamentales, y sí de un gran esfuerzo comunicativo para intentar establecer que la situación ha mejorado con la salida de Cs.
Pero no son casos únicos. David Pérez, que ya tenía la responsabilidad de Vivienda y Administración local, añade ahora las de Transportes e Infraestructuras, reuniendo en sus manos la gestión del metro, las relaciones con los 179 municipios de la región, la movilidad de la Comunidad, el Plan Vive o el Consorcio de Transportes. A eso le añade su cargo en la Ejecutiva regional del PP, Secretario Ejecutivo Territorial, un puesto fundamental para la movilización y la coordinación en las elecciones. Y Enrique Ruiz-Escudero, que ya tenía que enfrentarse al reto de gestionar una pandemia sin precedentes, con el desgaste consecuente, deberá también ocuparse de Políticas Sociales.
“Este Gobierno va a trabajar igual o me aventuro a decir mejor”, aseguró Ossorio en su estreno como portavoz gubernamental, el jueves 11. “Yo hasta el último momento lo he puesto para colaborar con ellos, pero las deslealtades han sido permanentes”, añadió, antes de pasar a informar de una cascada de destituciones (más de una treintena) y nombramientos (una decena) que ha marcado los tres consejos de gobierno celebrados desde la crisis del 10 de marzo.
Díaz Ayuso explicaba esta semana ante la dirección regional del PP por qué no había nombrado nuevos consejeros. “Como sabéis, no hemos duplicado gobierno, porque no me parecía estético trabajar como si tuviera una mayoría absoluta que no me han dado los ciudadanos”, aseguró. “No me parecía (bien) colocar en todos los puestos en los que estaban nuestros antiguos socios a nadie, por mucho que sea de mi confianza porque proviene de nuestro partido”, siguió. “Así que le he pedido un sobreesfuerzo a nuestros consejeros, y todos van a asumir esas competencias, porque es por poco tiempo. Trabajamos con total ortodoxia y pulcritud”.
Mientras los políticos se centran en el adelanto electoral y preparan la campaña, el virus sigue su propagación, y la vacunación exige que se tomen decisiones a diario. Hay, además, una crisis económica y social sin precedentes. Frente a eso, el gobierno en minoría absoluta de Díaz Ayuso.